El mundo de los colores tiene algo maravilloso: la inmensa variedad de tonalidades existentes permite a su vez múltiples combinaciones para lograr también infinidad de ... sensaciones en quien las ve. En esta vida no todo es blanco o negro, sino que entre esta polaridad se encuentran muchísimas variaciones de tonos y colores. No es esto lo importante sino qué hacer después con todo ello. Lo tajante es posicionarte en un extremo, lo oportuno es encontrar el espacio preciso que mejor te sirva en cada momento concreto.
En el baloncesto ocurre algo similar. Este juego no es ataque o defensa, ni siquiera tener más o menos altura. Lo que sucede a lo largo de los 40 minutos de juego es una constante amalgama de movimientos que nunca son los mismos porque dependen de los jugadores que se encuentren en el campo y por supuesto del equipo rival. Aquí es donde Ettore Messina se mueve desde los últimos años. Mantiene el rigor de aquel entrenador de hace años, pero ahora trata de interpretar estos matices en un equipo tan versátil que a veces se convierte incontrolable, incluso para él mismo.
Le han obligado su reciente pasado en la NBA, las nuevas incorporaciones de jugadores e incluso las desgraciadas lesiones. Ha necesitado, ya sea por voluntad u obligación, pintar detalles en su juego para tratar de que el equipo compita como debe por su nombre, por su plantilla y diría también que por su prestigio pasado. Pero el presente es más tozudo que la historia y los nombres y te coloca en una realidad que a menudo no es la esperada.
El Armani Milán ha mejorado en estos últimos meses. La llegada de Napier ha aportado cierta tranquilidad en el base junto al más que esperado regreso de Lo. Ambos pertenecen a esa nueva estirpe de bases modernos donde se es más generador que repartidor, de lo cual se benefician los demás compañeros, sobre todo Hall que 'descansa' más en el '2' y es más peligroso por su tiro lejano. La recuperación de Shields y Mirotic ha dado más solidez al juego exterior con el correspondiente provecho para tipos como Voigtmann.
El caso es que aún tienen jugadores desdibujados que deberían sumarse a esta versatilidad tan completa que le daría una verdadera dimensión del nivel de Milán: Melli, Hines, Poythres, Tonut y Ricci no están en ese peldaño que el equipo necesita para ocupar esta nueva posibilidad de play-in. Lo tienen bien cerca si el equipo, claro está, ofrece su verdadera dimensión.
Hay un detalle importante: la base es el rigor defensivo y físico para tratar más de maniatar al rival que explotar en ataque sus múltiples virtudes. Es un equipo que permite pocas posesiones pero al mismo tiempo intenta que las suyas propias tengan la misma eficiencia: es difícil ver posesiones cortas pero eso no quiere decir que explote hacia el ataque cuando recupera la posesión. Es tan consciente de ello que en las rotaciones alterna físico con capacidad de anotación en al menos dos posiciones diferentes. Por ejemplo, protege la 'debilidad' física de sus bases con aleros más potentes como Shields o Melli, al mismo tiempo que juega con Mirotic para tener una referencia en ataque que permita precisamente que sus pequeños puedan tener espacios para generar.
Rota con sus jugadores grandes, Hines o Poythress, para poder manejarse con pequeños y explotar esta capacidad física con más velocida en la pista. Son tantas las alternativas que tiene el Armani Milán que siempre hay opciones para generar ventajas, pero estas estructuras de quintetos se pierden entre tantos detalles, que de tan inesperados que son se encuentran sin respuestas y surgen sus dudas, el mayor problema de un equipo donde la versatilidad a veces se vuelve en su propia contra.
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