Quedó bien grabada en mi memoria cierta frase de una persona que afirmaba que es relativamente fácil reconocer quién es o no turista mientras pasea ... por una ciudad. Jamás antes caí en semejante reflexión hasta que me señalaron que eran aquellas personas que iban con la cabeza bien alta, la mirada siempre al frente y a las alturas y la vista inocente de quien desea descubrir algo nuevo o distinto. Reconocí que no le faltaba razón: descubrir cosas tiene que ver con nuestra actitud para poner toda la atención alerta ante cualquier descubrimiento.
Uno observa el juego del Alba Berlín y, más allá de cuestiones tácticas y momentos concretos de partido, se da cuenta de que sus jugadores se mueven por el campo con la atención puesta en lo que puede ocurrir un segundo después, en el movimiento preciso de su compañero en un espacio liberado, en la ventaja generada tras un pase o en el hueco que te lleva a canasta. Uno descubre que el baloncesto como deporte colectivo tiene mucho que ver con conexiones entre compañeros, con asociaciones y el encuentro de oportunidades generadas, la mayor parte de las veces con la complicidad del pase. El balón se encuentra más tiempo por el aire que en el suelo y ese transcurrir entre sus manos es lo que hace que, probablemente, el juego del Alba Berlín sea de los más atractivos de ver en esta Euroliga.
Desde una mirada teórica podemos pensar que es lo normal, pero la práctica semanal nos demuestra que no lo es. Alba Berlín lleva unos años desarrollando un proyecto donde para conseguir su solidez competitiva, es fundamental el 'cómo' se juega para conseguir sus objetivos. Y lo hace desde la mirada básica del basket: basarse en la máxima expresión de los fundamentos individuales y colectivos, al máximo ritmo posible y con la mayor intensidad que se pueda en ambas partes del campo. En defensa tratando de romper la iniciativa de juego del rival desde el 1x1 con balón, con constantes ayudas, asegurando el rebote de forma colectiva, aprovechar la posesión para llegar cuanto antes al campo contrario y si llega el 5x5 hacerlo siempre ocupando todo su espacio, abriendo la línea de tres y abriendo vías siempre verticales hacia el aro. Y todo ello, con el balón siempre como referencia, para obtenerlo en defensa y compartirlo en ataque.
Podríamos explicar todo ello con una palabra: talento. Alba Berlín tiene fijación por el talento a la hora de interpretar este juego. Jugadores como Lo, Eriksson, Smith, Zoosman o su referente Sikma desbordan mucha calidad en su juego. Pero uno observa a sus jóvenes como Delow, Mattiseck, Blatt, Da Silva, Schneider, Olinde y Nikic y entiende además que la calidad no entiende de edad. Si valen, juegan. Si la situación necesita de ayuda y experiencia aparecen Lo y Sikma para responder desde la jerarquía. Lo desde su rol de líder exterior, y Sikma que representa la inteligencia de quien sabe estar en un campo de juego, con la mirada alta y con la toma de decisión final un segundo antes que el resto.
Entienden el juego desde el principio fundamental de la 'triple amenaza': primero tirar, después pasar, último botar. Si la opción es clara, tira. Si no, busca al compañero, con el consiguiente movimiento previo sin balón; si no, juega 1x1 hacia el aro. Desde esta base se construye el juego, sea quien sea el rival, vaya como vaya el resultado, sea el campo que sea. Cuando todos los aspectos del juego entran en escena Alba Berlín es un equipo difícil de superar. Es lo que tiene mirar con la cabeza alta: lo importante siempre es la siguiente acción, la mejor acción posible.
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