Nos enredamos en esa disquisición que ronda las palabras cambio e identidad. Dicen que el filósofo Heráclito con su 'Todo cambia y todo pasa', inició ... dicha reflexión para entender la identidad y realidad de las personas. Avanzamos conforme nuestra vida y nuestro entorno pasa y nos vamos adaptando a las situaciones que nos toca vivir. Todo ello mientras aceptamos, o no, los cambios que llegan para seguir siendo como somos. Es la eterna disputa de la humanidad, de las personas e incluso de los grupos sociales: cambiar o no.
El Bayern Múnich de baloncesto convive en esta evolución de su proyecto, con cambios que se producen año tras año, pero siempre acorde a una manera de entender el baloncesto, desde Alemania hacia el resto de la Europa baloncestística. Si la semana pasada reconocimos la ausencia de identidad del Armani Milán, esta semana toca distinguir al Bayern como un modelo que forja su estilo gracias en gran parte a su estabilidad deportiva y, por otro, a la manera de entender el juego de su entrenador, Andrea Trincheri.
Diría que este Bayern es el más 'trincherista' de los últimos años. Y mire que su trayectoria reciente ha sido estable, con protagonismo en la competición y situado en los últimos años en los puestos medio-altos de la Euroliga. Jugar contra el Bayern de Trincheri supone reconocer de antemano que va a ser un encuentro competido, intenso, agresivo, directo y con bastantes dosis de suplementos energéticos para superarle. No era un equipo fácil y este año menos aún. Le pido que no mire mucho a la clasificación pero sí que reconozca que será un equipo que en el juego hace muchas cosas bien, trata de no cometer errores y es fiel a su identidad: enérgico, muy físico y agresivo, paciente y directo.
De entrada mantiene su terna de 'pequeños' desde la que construye su juego: sobre todo Weiler-Babb y Walden, muy bien acompañados por Sisko, Jaramaz y Obst. Desde este puesto se ejecuta la intensidad, el físico y el juego directo. Este año suma a un muy interesante Winston, un joven pequeño base recién llegado de Estados Unidos con mucha capacidad de generar sus tiros, que está acostumbrándose a un basket europeo diferente al que conoce pero que en cambio se complementa muy bien con el resto de sus compañeros. Por otro lado, ha conseguido reforzar sus puestos interiores con jugadores que destacan por su capacidad física y atlética. Le pido que se fije en Bonga, un exterior que puede jugar de base y es capaz de rebotear en lo más alto; Harris y Gillespie que aportan aún más ese trabajo oscuro en un puesto donde el músculo trata de imponer su espacio e intimidación a los contrarios. Estos jugadores se suman a los ya conocidos Lucic, Zipser, Giffey, Rubit y Hunter, que conocen bien lo que se debe hacer muy bien en el campo.
Con estos mimbres, Trichieri ha tejido un equipo que trabaja desde una defensa muy intensa en primera línea y muy activa en las ayudas y cambios defensivos entre sí. A partir de aquí, sin proyectarse demasiado en las transiciones, se encuentra más cómodo en un 5x5 paciente, elaborado, que busca la mejor opción posible pero es capaz de martillear de inmediato si se abre una pequeña rendija en la defensa contraria. Ahí no dudan, directo a la canasta, bien sea por encima del aro o bien desde la línea de 3 puntos, donde es uno de los mejores equipos de la competición, precisamente junto a nuestro Baskonia. Destaca tanto su versatilidad física que puede jugar con Winston, Weiler-Babb y Walden al mismo tiempo, luego con grandes y Bonga desde el '2' o una estructura más clásica abriendo a Zipser y Obst, con Gillespie y Harris al mismo tiempo. Un Bayern como siempre, pero más renovado y más físico.
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