Ivanovic confirma que Dragic viaja a Belgrado con el Baskonia
El azulgrana entrenó ayer, «no está al 100%», pero formará parte de la expedición a un Pionir que esta vez tendrá las gradas vacías
Ivanovic lo ha confirmado este jueves. «Zoran entrenó ayer un poco, no está al 100% pero viaja con nosotros a Belgrado. Ya veremos si puede ... jugar o no». Era la duda en la expedición, que sale esta tarde a las 16 horas desde Foronda hacia la capital serbia. Allí les espera una de las canchas más calientes del continente. En ningún otro sitio se vive el baloncesto de una manera tan visceral como en el Pionir. Actualmente se llama Aleksandar Nikolić Hall. Incandescente desde su estreno en 1973 y en un incendio imposible de sofocar desde que Yugoslavia le ganara allí el Eurobasket a la URSS, en 1975, la caldera de Belgrado ha escrito algunas de las páginas más violentas del basket europeo. Allí juega el viernes el Baskonia.
Estrella Roja, que lleva años actuando en el nuevo y gigantesco Stark Arena, ha regresado a su otra casa -también ha sido siempre la del Partizan- por efecto del coronavirus. Total, no va a haber público. El partido tendrá menos ambiente que una fiesta de la espuma en el polo Norte.
«Es una cancha muy complicado con o sin público», advierte de todos modos Alec Peters. «Tenemos que estar concentrados y más después de los del domingo, cuando descuidamos la defensa ante el Murcia, para volver al camino correcto», reconoce el americano.
Pero el Estrella Roja no vuelve a las 8.000 butacas escasas del Pionir por cuestiones de aforo o tener que jugar a puerta cerrada. Es peor. El Stark no está disponible ya que desde abril lo ocupa el Ejército serbio, que construyó allí un hospital de campaña contra la pandemia.
También el Aleksandar Nikolić Hall fue una instalación sanitaria durante algunos meses, en el pico más alto de la pandemia.
Por ahora, a la espera de una nueva ola de contagios, el deporte lo ha recuperado. ¿Por cuánto tiempo? La verdad es que la propia liga adriática está amenazada por la enfermedad. Las cuentas bancarias de los organizadores de la competición están congeladas. Al quedar en el aire la pasada campaña, algunos de los ingresos de la liga se los llevó el viento y las estrecheces están poniendo en duda incluso que se pueda llegar a jugar este curso.
Tampoco es que los equipos afectados se preocupen mucho por el momento. Están acostumbrados a las broncas monumentales entre directivas que siempre tienen en solfa, en especial, la celebración de los play off. Buducnost y Estrella Roja llevan varias campañas de sainete y acusaciones de compras de árbitros con prostitutas.
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