Aprendizajes e identidad
Si algo nos deja esta temporada 2021-22 es que aquellos equipos que han mantenido su personalidad 'intacta' han conseguido tener el premio deseado
Soy de la generación de quienes recibían en casa cuadernos de verano según acababa el curso escolar. Mi madre y mi padre me recordaban que ... el tiempo de aprender no tenía fin, a pesar de que comenzaban semanas de piscina, balón de baloncesto, bañador, toalla y cuadrilla. Así que tras desayunar pasaba un rato frente a unas hojas imaginando cómo sería el curso siguiente y garabateando respuestas que algunas sabía y otras aprendía.
El Real Madrid ha cerrado la puerta de esta temporada levantando su merecido trofeo tras diez meses de competición. Una final ACB que ha sido más un recorrido entre suspiros que agitadas respiraciones, porque las energías estaban en la reserva y las convicciones desaparecidas, en especial en su rival blaugrana. Una final convulsa con la ausencia de Pablo Laso pero presente en sus ideales, cultura de trabajo y estilo de juego. Esto fue lo que mantuvo a su equipo al mejor máximo nivel posible a pesar de tantas bajas, pero con la idea de sacar la eliminatoria por su entrenador, por su staff que necesitaba de su compromiso y por ellos mismos, después de una temporada «muy dura». Enfrente, un Barcelona que después de su paso por Belgrado no se reconocía a sí mismo ni entre ellos. Fue un conjunto de individualidades desconexas, a impulsos pero sin el compromiso colectivo necesario para merecer el título. Peor aún, han sembrado tantas dudas que de momento solo hay sospechosos silencios y poco más.
En verano, más allá de nombres, me interesa ver cómo los proyectos mantienen su sello y cómo lo puede matizar un fichaje
Comienzan las vacaciones para algunos, y para otra gran parte comienza la temporada de verdad: nuevos proyectos, renovadas plantillas, ambiciones por restaurar y promesas para ilusionar. El deporte profesional camina por el día a día sin pausa, el nivel de exigencia aumenta con el mercado a cuestas y siempre en ebullición. Nombres que aparecen en listas, hojas que marcan Plan A, plan B, plan C y lo que quede de sobras. Planificar el inicio del año, el desarrollo, los momentos clave y los riesgos. Aquello que se ha de mejorar, lo que hay que erradicar y ese límite que esta vez no se debe cruzar. Divertido para quienes somos aficionados, estresante para quien toma las decisiones.
Más allá de los nombres que puedan llegar, me interesa sobre todo ver cómo los proyectos mantienen o no su identidad y su estilo; en qué medida un jugador puede modificar esa identidad, mejorarla o matizarla; y qué posible recorrido le puede dar al rendimiento colectivo, aún imaginario. Si algo nos deja esta la temporada 2021-22 es que aquellos equipos que han mantenido su identidad 'intacta' han conseguido tener el premio deseado. Tanto Anadolu Efes como el Real Madrid han triunfado porque su estilo se ha impuesto a otras propuestas, porque han sido fieles a su manera de ver este juego y lo han plasmado mejor en la pista que otras propuestas. La clave es saber en qué medida el equilibrio debe garantizarse en ambas partes del juego y sobre todo quiénes son tus principales baluartes para erigirse como piezas fundamentales en los momentos de la verdad.
Me quedo con tres aprendizajes para afianzar esta idea de la identidad. Uno, la relevancia cada vez mayor del acierto y cantidad de tiro de 3 puntos. Esta arma es más esencial, si cabe; y cuántos más jugadores capaces de tirar, mejor. Dos, la necesidad de, al menos, un referente interior muy potente, precisamente para equilibrar el aspecto anterior. Y tres, ser capaces de mantener un ritmo muy alto en todo el partido, con lo que las plantillas han de ser amplias, con velocidad e intensidad durante todo el duelo. A partir de aquí, los nombres. Y el largo verano. Gracias por ser una parte más de este 'Salto Inicial'.
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