Que viene el Madrid (Toma 130)
Derrotas al equipo blanco y enseguida te ponen en el punto de mira; a ver si ponen la misma intensidad contra el Barcelona, y viceversa
Sólo una vez sucedió en San Mamés que un futbolista se marchara del campo por recibir insultos desde la grada. Sucedió el 1 de enero ... de 1917, en la primera visita del Real Madrid a La Catedral. Se llamaba Félix Zubizarreta y era delantero centro del Athletic. Unos meses antes le había marcado tres goles al mismo Madrid en la final de Copa, pero la afición le tenía atravesado. Le increparon tanto que a falta de un cuarto de hora se fue del campo. No volvió a jugar más en el Athletic.
Los afectos en el fútbol son inestables: de un hat trick al repudio; la geopolítica del fútbol es muy complicada. Los mismos que condenaban los bailecitos de Neymar con el Barça hacían equilibrios para restarles importancia cuando los protagonizaba con Vinicius y su selección, es que los brasileños son así, ya se sabe. Quienes ven mano clara, penalti y expulsión si la camiseta es azulgrana, no tienen reparos en declararse miopes si la imagen es idéntica, pero el fondo es blanco. Y la Supercopa es el no va más según quien la gane. El color del cristal con que se mira.
Por eso es tan molesto vencer a uno de esos grandes expresos europeos que circulan por la vía estrecha de la Liga, parece una falta de respeto. Derrotas al Madrid y te ponen en el punto de mira. A ver si ponen la misma intensidad contra el Barça, y viceversa. Para quienes no militamos en ninguno de esos dos bandos, y somos como la neutral Suiza en esa guerra mediática que viene de hace décadas y mezcla el régimen de Franco, el fichaje de Di Stéfano y otras historias que a los que somos de provincias nos aburren, nos pegan desde todos los lados cuando nos toca.
Sólo un jugador se fue de San Mamés por los insultos desde la grada; Félix Zubizarreta, y era del Athletic
Llega el Madrid a San Mamés, será la visita número 130 desde 1917, cuando se fue Félix Zubizarreta, y entonces descubren que vestimos de rojo y blanco, jugamos con gente de la tierra y tenemos algunos futbolistas interesantes. No son los técnicos de Lezama, ni los ojeadores que se mueven por todo el territorio, ni Ernesto Valverde o sus antecesores quienes descubren a los jugadores. Son los gurús madrileños o barceloneses los que lo hacen. Si esta noche, por cualquier razón, se sale Sancet, tendremos al futbolista del siglo. No importará que lleve decenas de partidos con el Athletic, serán ellos los que lo lancen a la fama. Hay que tomar la alternativa en las Ventas, o en cualquier plaza en la que toree el Real Madrid.
Lo bueno, y tal vez también lo malo, es que el interés dura unas horas, las anteriores y las posteriores al partido. Después se olvida todo, salvo que haya polémica arbitral. Y luego somos nosotros los provincianos. Aquí ya está casi olvidado el penalti de Yeray a Kubo, pero si se lo hubieran pitado al Real Madrid seguiría en la memoria durante muchas semanas y provocaría encendidos debates, impostados la mayoría, y hordas furiosas arremeterían contra el Comité Técnico de Árbitros y el VAR si la fechoría que le han hecho al Cádiz se la hubieran hecho al Madrid.
En fin, resistiremos. Todo lo que haga falta si el desenlace es favorable. Aguantaremos el chaparrón; que durante una semana Dani García vuelva a ser el malo de la película por plantarles cara a las payasadas de Vinicius, si las hace, que últimamente anda desquiciado y vuelve a ser protagonista de esa campaña que cíclicamente pide a los árbitros que protejan a los jugadores. Recibe tres faltas por partido, dicen las estadísticas, el que más de la Liga. Vale, de acuerdo. Pues ya está protegido entonces. No lo estaría si no se las pitaran. Por cierto, que Muniain está el quinto en el ranking. Tal vez pidan algunos que cada falta a Vinicius sea castigada con expulsión, o algo así, porque es del Madrid, claro. Pero también Benzema es del Madrid, juega muchísimo mejor al fútbol y no recibe tantas faltas, ni hace como que las recibe.
Eso sí, seamos sensatos. Que nadie pueda reprochar a la grada de San Mamés ni la más mínima actitud xenófoba o racista, como las que Vinicius ha padecido en otros campos; como las que Iñaki Williams tuvo que soportar, y que han acabado en un juicio, porque si eso sucede, la postura del jugador tendría que ser la misma que la de Félix Zubizarreta, allá por 1917. Entonces le aplaudiríamos.
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