El uno a uno del Athletic - Espanyol: Berenguer, el mejor

El portero internacional apenas tuvo que intervenir. El trabajo que le tocó resolver lo solventó con seguridad. En el gol de Braithwaite poco pudo hacer, ‘vendido’ por el error de los dos centrales. Estuvo concentrado todo el rato, mandaba y estuvo bien por arriba y en los balones rasos.

Cómodo en las tareas defensivas porque sus pares apenas le exigieron trabajar abajo, el incombustible lateral de Laguardia subió mucho por su banda, aunque sus centros no fueron del todo precisos. Puso un par de ellos ‘rematables’. Al final vio una amarilla por parar un ataque.

El central de Barakaldo funcionaba a las mil maravillas hasta que un malentendido con su socio e el eje de la zaga permitió a Braithwaite quedarse con la pelota y matar. Es prácticamente su primer error grave en lo que va de Liga. Se anticipaba bien, cortaba y casi marcó en el minuto 96.

Tuvo dos errores importantes. El primero pudo corregirlo cuando un jugador del Espanyol se marchaba hacia Simón -le rebañó la pelota tras perderla- pero en el segundo no hubo vuelta atrás. Se estorbó con Yeray y Braithwaite marcó. Sacó un peligroso tiro de Puado con el pecho.

Cumplió de nuevo en el lateral izquierdo, aunque no con tanto brillo como en Cádiz. No paró de subir por su banda y de doblar a Berenguer, aunque faltó precisión a su fútbol y centros. Alternaba buenas acciones con errores -cortó un pase peligroso en el 80 y luego regaló el balón-, pero peleó.

Una vez más incansable en sus labores grises de equilibrio y conexión entre la defensa y el ataque. Dio un gran pase a Berenguer nada más empezar el partido, se atrevió con un zurdazo desde fuera del área que se marchó por poco y en todo momento trató de que el Athletic no se parta.

Fue el relevo de un desacertado Sancet por delante de Ander Herrera, quien se quedó calentando sin salir. Entró para que el Athletic tuviera aún más balón, pero eso no se tradujo en aciertos.

No tuvo su día el navarro, quien jugó de nuevo retrasado junto a Vesga y Muniain en la sala de máquinas. Fallaba pases y se dedicaba más a pelear con Vini Souza que a jugar. Vio una amarilla tras perder el balón y agarrar a Darder para cortar la contra. No le salió nada y fue sustituido.

Está hecho de otra pasta. Sufrió un esguince de tobillo en Cádiz y tardó apenas unos días en recuperarse. Falló una ocasión clamorosa a pase de Berenguer (m.22), luego cabeceó fuera un centro de De Marcos y se tropezó en una contra que pintaba bien. Dejó su sitio a Raúl García.

Entró por Iñaki Williams. Cumplió su partido 300 con la camiseta del Athletic. No dispuso de ocasiones para buscar el gol.

Después del doblete en Cádiz, el delantero volvió salir del banquillo. Esta vez no convirtió en oro los balones tocados. Hizo un buen cabezazo a pase de Vesga, pero estuvo en fuera de juego.

El capitán no encontró la mejor versión de su fútbol, demasiado fallón en los pases y poco trascendente en la construcción de su equipo. Buscó el gol en un par de remates que se fueron muy alto. No supo encontrar la llave para abrir la defensa del Espanyol, que le defendió sin problemas.

El extremo no paró de trabajar ni de generar peligro hasta que le duraron la gasolina y la chispa. Todo el fútbol del Athletic fluía por su banda, en la que desequilibró, asistió y rozó el gol en varias ocasiones. En en minuto 2 tuvo una, luego regaló un pase que Iñaki Williams falló de forma incomprensible y estrelló un balón al larguero.

No existió. Dio señales de vida en el minuto 30 con un remate centrado. Luego estropeó un contragolpe prometedor al entregar mal el último pase, desactivado por Edu Expósito, quien agradeció el regalo. Nada le salió y tampoco lo intentó demasiado. Fue el primer sustituido (m.56).

Mikel Vesga va creciendo poco a poco, sin ruido pero con trabajo. Nunca brilla, pero juega para que los demás lo hagan. Le sienta bien el traje de ‘6’ de toda la vida, siempre dispuesto a ayudar y a soltar el balón al pr

Jugó un partido fantástico en Cádiz, pero ante el Espanyol fue invisible. Bajó tanto sus prestaciones que estuvo desaparecido durante los 56 minutos que estuvo en el campo. Si no juega con chispa y descaro, no es él.