Tres años con el mismo equipo
Por sus propias características, el Athletic está obligado a cuidar al máximo las transiciones de una plantilla que no puede cambiar sustancialmente de la noche ... a la mañana acudiendo al mercado como todos sus rivales. El club rojiblanco no puede permitirse el lujo de cometer errores y debe derrochar paciencia para estabilizar un grupo competitivo. En esa tarea parece enfrascado Marcelino en este tramo de la temporada en el que, a falta de objetivos deportivos, el Athletic debe concentrarse en construir un equipo que tenga la regularidad imprescindible para disputar con garantías una competición que se prolonga durante diez meses, un tiempo que a este grupo se le hace demasiado largo, en palabras del propio técnico.
A lo mejor el motivo de este problema se encuentra en la composición de la plantilla y su utilización en los últimos tiempos. Tomando como referencia la temporada 2018-2019, cuando se hizo cargo Gaizka Garitano, descubrimos que el Athletic se está basando en una columna vertebral de siete futbolistas que figuran en lo más alto del ránking de minutos jugados en estas tres últimas temporadas.
Si confeccionamos una alineación tipo en función del tiempo que ha estado cada jugador en el terreno de juego, nos encontramos con que Yeray, Iñigo Martínez, Yuri, Dani García, Muniain, Raúl García y Williams han sido fijos estos tres últimos años. Si en el aspecto cuantitativo el número de referentes es escaso, en lo cualitativo nos encontramos con tres zagueros, un centrocampista defensivo y tres atacantes.
Beñat, San José, De Marcos y Herrerín completaban el equipo de Garitano en su primera temporada. Unai López, Capa, Núñez y Simón ocuparon sus sitios en la segunda, y Berenguer ha sustituido a Unai López este último curso, repitiendo los demás.
Que siete jugadores sean imprescindibles y acumulen minutos en sus piernas, en una plantilla que en la 2018-2019 fue de 29 jugadores, y de 30 los dos últimos años, desvela que la relación cantidad-calidad no está precisamente equilibrada.
La primera temporada de Garitano fueron diez los jugadores que sobrepasaron los 2.000 minutos de juego, dos de ellos, Yuri y Williams, por encima de los 3.000. Cinco jugadores estuvieron por encima de los 1.000 minutos. En su segundo curso las cosas fueron parecidas. De nuevo diez jugadores sobrepasaron los 2.000 minutos, uno de ellos, Dani, los 3.000. Cuatro jugadores superaron los 1.000 minutos.
El Athletic debe centrarse en construir un equipo para disputar con garantías un torneo de 10 meses
Atendiendo al dato puede decirse que a Garitano le sobró la mitad de la plantilla. Se apoyó en 15 jugadores el primer año, y en 13 el segundo. En el fútbol de hoy en día es imposible sostener un ritmo de competición homologable con tan pocos efectivos.
A falta de cinco partidos para la conclusión de la presente temporada se puede avanzar que este año ha habido una utilización más extensiva de la plantilla. Si bien es verdad que los habituales siguen encabezando el ránking, no es menos cierto que hasta 18 futbolistas superan ya los 1.000 minutos: Vencedor, Vesga, Balenziaga, Villalibre, Unai López, De Marcos y Morcillo, a los que se les podría sumar Sancet, si el entrenador sigue contando con él los cinco partidos que restan. Hacen un total de 19 jugadores con presencia significativa en el campo, una cifra que ya parece más racional. Queda por discernir si este reparto de minutos más equilibrado obedece a un plan preconcebido o tiene más que ver con los cinco cambios que permite el reglamento. De hecho, los 'siete magníficos' del primer año de Garitano lo siguen siendo con Marcelino, lo que quiere decir que el Athletic lleva tres años jugando prácticamente con el mismo equipo.
Está claro que el mismo o parecido equipo seguirá jugando el año que viene, porque aquí no hay espacio para revoluciones ni para eso que ahora se llaman proyectos y que, básicamente, consisten en que el entrenador de turno se haga con media docena de fichajes en verano.
Pero ya es una buena noticia que el fondo de armario del Athletic se haya ampliado; de lo que se trata ahora es de repartir los esfuerzos de una forma más equitativa para que el año que viene por estas fechas no tengamos que volver a lamentar que este grupo no puede rendir diez meses al máximo nivel.
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