Como ocurrió en el Metropolitano, en el Olímpico de Roma el Athletic volvió a echar de menos a Nico Williams en su mejor versión. Reuters

Con la seriedad no es suficiente

El Athletic necesita mejorar su efectividad de cara a gol, que Nico y Galarreta mejoren su nivel y la presencia continua de Sancet

Sábado, 8 de marzo 2025, 00:23

Los jugadores del Athletic coincidieron el jueves en que habían hecho «un partido serio». A algunos aficionados al fútbol este adjetivo nos provoca de primeras un cierto recelo casi automático. No es que nos salte la alarma de incendios que tenemos conectada a la de los latiguillos funestos y los lugares comunes. No. Es algo más difuso que tiene que ver con una sospecha que sentimos de inmediato nada más escucharlo: la de que el equipo ha mostrado una gran actitud, pero no ha acabado de jugar bien. La seriedad, por tanto, sería una especie de máscara que oculta una carencia mayor o menor de calidad. Esto no siempre es así, por supuesto. De hecho, hoy por hoy es imposible que un equipo haga un partido brillante si no se comporta seriamente. Ahora bien, en muchos casos la sospecha está bien encaminada y el partido del jueves en Roma es un ejemplo.

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Las estadísticas revelan la incomodidad del Athletic ante un rival que tuvo más el balón (un 55%), dio más pases (549 frente a 381), fue más preciso en ellos (467 correctos frente a 303), corrió más kilómetros (112 frente a 109) y, sobre todo, y esto por supuesto es lo principal, fue más efectivo en sus ataques. Aunque los dos equipos atacaron lo mismo –38 veces los locales y 37 los visitantes–, lo que revela un evidente equilibrio, la puntería fue muy diferente. Los de Ranieri firmaron 12 remates de los cuales 5 (un 41%) fueron entre los tres palos de la portería de Agirrezabala. Los pupilos de Valverde, por contra, volvieron a estar negados en sus definiciones. Si ya en el Metropolitano sus datos fueron muy malos (3 a portería de 15 intentos) en el Olímpico fueron como para buscar una esquina para llorar (1 de 16, un 6,2%).

La conclusión no puede ser más clara: con la seriedad no es suficiente. Al menos no es suficiente a este nivel, el que demandan rivales como los de Simeone y Ranieri y campos como el del Atlético o la Roma, donde uno no sabe si el jueves hubo más espectadores que banderas 'giallorossas' ondeando al viento. Y eso que entraron 62.000 personas. Dicho de otra manera: si quiere cumplir su sueño en la Europa League y unirlo al objetivo de la Champions, el Athletic necesita subir un peldaño en su rendimiento, un peldaño que tiene que ver no con su actitud, siempre irreprochable, sino con la calidad de su juego.

El jugador

Es fundamental que Nico Williams dé un golpe en la mesa en este momento clave de la temporada

Decirlo es muy fácil, por supuesto. Otra cosa es conseguirlo. En ese sentido, conviene ser cuidadosos con las exigencias que se le marcan a un equipo que ha vuelto a Europa seis años después. Lo de la ausencia en competición europea no hay que olvidarlo. Todo lo contrario. Hay que tenerlo muy presente. Hizo muy bien Valverde en recordar el pasado reciente de la Roma en las competiciones continentales: campeón de la Conference en 2022, finalista de la Europa League en 2023 y semifinalista la pasada temporada. Y es que oyendo a algunos entusiastas desaforados daba la impresión de que los italianos son una banda a la que el Athletic, pese a jugar con siete debutantes en Europa esta temporada en su once titular, debería hacerle picadillo sin mayores problemas.

Factores clave

Dicho queda que es difícil, pero la realidad es que los rojiblancos están capacitados para subir ese peldaño que les llevaría a remontar a la Roma y entrar en cuartos con las ilusiones intactas y la autoestima por las nubes. Eso sí, se deben dar unas determinadas condiciones que ayer estaban en boca de todos los aficionados del Athletic. Lo del factor San Mamés es básico. El equipo se tiene que sentirse arropado de principio a fin, como lo ha estado siempre en las citas históricas. Y seguro que lo estará. Porque una cosa es que falle el equipo –todos fallan–, y otra que lo haga La Catedral.

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31 remates

han hecho ante el Atlético y la Roma. De ellos sólo 4 entre los 3 palos

Dejando a un lado las cuestiones ambientales, es obligado centrarse en las deportivas. Para elevar su nivel el equipo de Valverde debe hacerlo explotando al máximo sus virtudes. Especialmente, las que le distinguen y diferencian. No hay que ser Sherlock Holmes para saber dónde poner la lupa. Debemos hacerlo en Ruiz de Galarreta, confiando en que coja el brillo y el 'timing' que tuvo el curso pasado y este todavía no ha alcanzado. Y, por supuesto, debemos poner la lupa en Oihan Sancet, un futbolista capital. Del valor y la dependencia que el equipo tiene del navarro baste un solo dato demoledor. Desde la derrota contra el Atlético en San Mamés el 31 de agosto, el Athletic no ha perdido un solo partido en el que Sancet saliera en el once titular o estuviera en el campo. Hacemos este último matiz porque en Girona salió en el once y los rojiblancos acabaron perdiendo, pero es que Sancet se fue del campo lesionado nada más hacer el empate en el minuto 41.

El dato

Con Sancet en el once o todavía en el campo, el Athletic no pierde desdela cuarta jornada

Hay que fijarse también, faltaría más, en la banda izquierda, en concreto en Nico Williams. Se podría decir de él que es un jugador diferencial que no está marcando la diferencia, lo contrario que ocurre con su hermano. Es cierto que Nico está pasando ese periodo complejo, típico de las jóvenes estrellas, en la que los rivales, una vez pasado el factor sorpresa y bien tomada la matrícula, le preparan un tratamiento personalizado tan agradable como una sonda gástrica. Pero si quiere ser grande debe tener personalidad para superarlo. No vale con hacer estragos a un Valladolid moribundo. Como le dijo El Gallo a la locomotora renqueante que le había traído a Madrid cuando se acercaba a la estación de Atocha y el maquinista activó el silbato y soltó una cortina de humo «esos cojones, en Despeñaperros». Es decir, ante el Atlético, la Roma y demás. Y no por nada sino porque es fundamental para el Athletic, obligado a explotar la profundidad por las dos bandas para atacar no ya más sino mejor. Que suele ser la manera de ser más efectivo, algo clave ante los mejores equipos.

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