Sara Estévez: «Ahora todo es distinto en el Athletic»
La mítica 'Maratón', que ha donado su archivo personal al museo del club, cumple hoy 97 años
Jon Agiriano
Viernes, 4 de noviembre 2022, 07:00
Hay algo en Sara Estévez, que hoy cumple 97 años, que todavía recuerda a la niña despierta y brillante que en 1936 obtuvo el Premio ... de Honor de la Escuela Nacional de la calle Cortes y pudo acceder a las becas Viuda de Epalza para proseguir sus estudios. Es la mirada. Inteligente, todavía con ese punto de curiosidad y desafío ante las cosas del mundo. Entre ellas, por supuesto, el Athletic, al que ha donado recientemente su archivo personal, un fondo enorme y variopinto de recuerdos de todo tipo que fue coleccionando mientras seguía como periodista las vicisitudes de los rojiblancos y, en general, de todo el fútbol vizcaíno.
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El ejemplo de Sarita
Sarita, la mítica 'Maratón' de Radio Juventud de Bilbao, vive desde hace casi cinco años en la residencia Fundadora de las Siervas de Jesús, en la Avenida de la Universidad, frente al Guggenheim. Una lesión de cadera le obliga a moverse en silla de ruedas. Dice que no tiene pensado celebrar su cumpleaños, que dejó de hacerlo cuando ya no estaban ni Francisco Blanco, ni Julio Garro, ni Javier Morales, su familia radiofónica durante tantos y tantos años. Eso sí, como ha hecho siempre en este día señalado, lo primero que hará hoy es acordarse de su madre, que enviudó cuando ella sólo tenía dos años. Y recordará aquellas palabras que marcaron su vida. Fue cuando a Ángeles Urquijo le llegó la hora de decidir si enviaba a su hija en uno de esos barcos que llevaron a Rusia o Inglaterra a cientos de niños de la guerra. «Nosotros no salimos de Bilbao más que con los pies por delante», le dijo.
– «Era muy apegada a Bilbao, aunque era balmasedana. Vino a los 21 años, pero era una bilbaína recalcitrante. Sí, recuerdo mucho aquella frase porque yo tenía pánico a irme. Luego los niños que fueron a Inglaterra y Bélgica tuvieron bastante suerte, pero los que fueron a Rusia se quedaron allí. Fue más dramático».
– En una entrevista que le hice cuando cumplió 86 años hablaba de su infancia, de su maestra doña Lola, de la tienda de ultramarinos y coloniales del barrio, del 'saramero' con su burro recogiendo la basura, del tranvía 8, de los gritos de las sardineras, de los caballos de la Guardia de Asalto, de los bombardeos durante la Guerra... Fueron años durísimos, pero los recordaba como un tiempo feliz.
– Sí. Éramos felices, pese a todo. Teníamos una gran libertad. La única norma era no alejarnos del círculo protector que suponía estar al alcance de la vista de nuestras madres. Y cuando tocaban la sirena de los bombardeos, ir corriendo a casa y de allí a escondernos al refugio.
'La gran machada'
– Hablando de su archivo, que ha donado al museo del Athletic. ¿Cómo le dio por coleccionar?
– Yo trabajaba como secretaria de dirección en La Unquinesa y, siendo secretaria, el archivo es una obligación de tu trabajo. Y luego se convirtió en una afición. Me gustaba guardar cosas que me interesaban, sobre todo de cine y del Athletic y el fútbol vizcaíno. He llegado a juntar unas seiscientas películas.
– Por cierto, ¿cuál es su preferida?
– 'Casablanca', También 'Lo que el viento se llevó' y esas grandes producciones, pero la que más huella me ha dejado es 'Casablanca', con esa pareja, Ingrid Bergman y Bogart...
– Una curiosidad. Su primer partido en San Mamés fue el 13 de diciembre de 1942, cuando un amigo gallego de su familia le invitó a ver un Athletic-Deportivo. ¿Guardó aquella entrada?
– No, no la guardé. No se me ocurrió. Entonces no tenía ni idea de si iba a volver al campo o no. Perdió el Athletic, pero luego fue campeón de Liga.
– Una de sus mayores alegrías fue la final de Copa de 1958. «La gran machada», la calificó usted.
– Es que lo fue. Aunque el Athletic tenía un gran equipo, el mejor que yo he visto, parecía que ante el Real Madrid de Di Stéfano y en su campo no había nada que hacer. Pero aquel Athletic tenía un gran espíritu, empezando por el presidente, Enrique Guzmán, que a la salida de Bilbao estaba convencido de la victoria. «Vamos a ir y les vamos a ganar», dijo. Y se les ganó. Di Stéfano desapareció del mapa en el partido.
– Más allá de esa final, como coleccionista su gran viaje fue el de Moscú en septiembre de 1973 para jugar contra el Torpedo un partido de la Recopa. Más de 700 hinchas rojiblancos viajaron al otro lado del Telón de Acero.
– Guardé muchas cosas de aquel viaje, para el que necesitamos un pasaporte especial que te lo extendía la Jefatura Superior de la Policía de Madrid y lo tenías que devolver a la vuelta. Blanco no sé qué hizo y no lo devolvió y me dio una rabia terrible porque me hubiera encantado guardarlo. Recuerdo que viajamos a París en un avión español y desde allí volamos a Moscú con unos militares rusos que hicieron un aterrizaje salvaje.
– Dice que le dio rabia no conservar ese pasaporte especial. ¿Tiene alguna otra espina clavada como coleccionista?
– Pues aquella entrada de mi primer partido en San Mamés. Lo que sí he conservado han sido todos mis carnets del Athletic desde 1946. Me hice socia con mi primera paga extraordinaria en La Unquinesa.
«Racionalidad»
– Por cierto, fue socia hasta 2007. ¿No se arrepiente de haber dejado de serlo? De haber mantenido el carnet sería, sin duda, la número 1.
– Con seguridad. Pero llega un momento en la vida en el que se impone la racionalidad. Yo estaba pagando la cuota y a muchos partidos no iba, porque eran muy tarde y estaba más cómoda en casa. Y, claro, también pagaba por la televisión privada. Y entonces pensé que no me importaba morirme sin ser socia y que iba a ser práctica.
– Hablando de la actualidad del equipo. Supongo que sigue todos los partidos del Athletic, como siempre.
– Sí, tengo contrato con Movistar. He visto todos los partidos y eso que el equipo no me dice mucho. Ni tampoco los jugadores. Cuando les veo con esos peinados ridículos, esos pizarrines de los Williams, o el otro de las barbazas... Me imagino a Oceja, Mieza, Arqueta... Eran 'artaburus', pero se comían al contrario y daban una buena imagen.
– ¿Cree que los aficionados del Athletic se sentían en sus tiempos más representados por los jugadores de lo que se sienten ahora?
– Mucho más. No se puede comparar. Aquellos jugadores, además, te daban muchas alegrías. Eran un equipo campeón que te hacía feliz.
El ambiente
– Y ya son casi cuarenta años sin ese tipo de felicidad que dan los grandes títulos.
– Entonces ganaban de seguido y el día que perdían les poníamos a bajar de un burro, ja, ja.
– Otros tiempos.
– Sí. Ahora todo es distinto en el Athletic. Se hacen cambios que el club no necesita, como la grada de animación, por ejemplo. Te acordarás cuando en San Mamés los de la grada sur llamaban a los de la norte. Aquello era más natural. Ahora está todo programado. Hasta tienes que esperar a que toquen la txalaparta, un instrumento que no me hace ninguna gracia.
– Se trata de ambientar más el campo para que haya más afluencia de público.
– Querer llenar el campo está bien, porque el club necesita más ingresos, pero eso depende sobre todo del equipo. Si el Athletic gana, la gente se pega por la entrada. Eso ha pasado siempre.
– ¿Cómo ve al equipo?
– No tengo muchas esperanzas. No creo que Valverde sea el entrenador ideal. Siento decirlo. Creo que estaba mejor en el Barcelona que en el Athletic.
– Esta temporada, de todas formas, las cosas parecen ir mejor. La victoria contra el Villarreal ha sido importante y el equipo está en Europa. ¿Eso no le da esperanzas?
– Bueno... Yo tuve esperanzas en los primeros meses de Marcelino. Creo que el Athletic no se portó bien con él.
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