Una defensa numantina que solo se rompió con el mal despeje de Vesga y que acabó con el gol de Valverde

Ernesto Valverde remodeló el once del Athletic con una revolución masiva, descontento al igual que el club con las fechas y los horarios asignados por la Liga al entender que no protegen la salud ni el descanso del futbolista. El caso es que introdujo diez cambios respecto al choque contra el Rangers -solo repitió Berenguer- y no le salió nada mal el plan del partido. Los rojiblancos apenas sufrieron en la primera parte, cómodos ante un Real Madrid inoperante en los metros de la verdad, con un orden defensivo exquisito y un trabajo gremial del equipo en las labores de contención. Gorosabel aguantó a Vinicius, Prados se multiplicaba en las ayudas y robos y Unai Gómez, escorado en la banda izquierda, tapaba a Modric y echaba una mano a Adama. De los que salieron desde el inicio solo Unai Simón podía considerarse fijo en el torneo de la regularidad. Aún así, el Athletic aguantó hasta el descuento ejecutado por Valverde.

Si el sistema defensivo funcionó de cine hasta que el internacional uruguayo se inventó un golazo imparable, el Athletic suspendió en la parcela ofensiva. Apenas se estiró y amenazó a Courtois, quien solo tuvo que hacer una parada. Lo hizo pasada la hora de juego para despejar un potente remate de Unai Gómez. Berenguer filtró un gran pase al bermeano, quien se estrelló con el portero belga. Y ese fue todo el bagaje atacante de los rojiblancos, que acabaron el choque con tres disparos -apenas uno a puerta- por los 22 del Madrid -seis entre los tres palos-. Muy poco como para aspirar al triunfo.

Solo quedaban cuatro de los siete minutos añadidos por el árbitro cuando el Athletic cometió uno de los pocos errores atrás, y el Madrid lo aprovechó. Brahim caracoleaba dentro del área, se quedó sin fuelle y sin pelota, que Vesga despejó flojo y prácticamente regaló a Fede Valverde. El reloj mostraba 92'06 cuando el uruguayo conectó una volea bestial y derribó el muro bilbaíno. Apenas resultó ser un pequeño descuido, suficiente para que los blancos castigaran a los bilbaínos.

Unai Simón desesperó a más de un jugador del Madrid con sus intervenciones, varias de ellas de mucho mérito. Primero domó sin problemas un cabezazo de Valverde en la primera parte, cuando vivió bastante tranquilo, pero en la segunda se hizo gigante. Negó un gol a Camavinga y luego evitó un tanto de Bellingham que el Bernabéu ya festejaba como gol. El inglés cabeceó a quemarropa y el internacional español sacó una mano salvadora. También evitó la diana de Rodrygo y respondió bien a un trallazo de Valverde, quien le acabaría fusilando en el tiempo añadido. Nada puso hacer salvo acompañar el obús con la mirada.

Álvaro Djaló fue titular anoche en el Bernabéu, dispuso de más de una hora de juego y no aprovechó su oportunidad. Apenas tuvo incidencia en el fútbol del equipo, aunque es de justicia reconocer que el planteamiento tan defensivo tampoco le favorecía. No le salió nada, solo tocó el balón 18 veces, ganó uno de los siete duelos disputados y cometió diez pérdidas. Valverde le dio 62 minutos y acabó sustituyéndole por Iñaki Williams, quien no le mejoró.

El Athletic sumó anoche su vigésima visita liguera seguida al Bernabéu sin conseguir la victoria, donde no vence desde 2005. El nuevo balance es de 17 derrotas y tres empates, el último de ellos firmado hace dos cursos. El Madrid protestó el gol anulado a Vinicius -la decisión fue correcta por el fuera de juego de Endrick- y una entrada de Nuñez a Bellingham por la que pidieron penalti.