Un porvenir preocupante en el Athletic
Los jugadores del Athletic se hacen mayores, la calidad es la que es, y tras una temporada aparente, las fallas empiezan a aparecer con el paso de los meses
Si te compras un piso y decides que tu presupuesto no da para tarimas de roble y para poner granito en la cocina, así que ... optas por el sintasol y la formica, sucederá que después de unos años en los que los suelos lucen aparentes y las encimeras resisten, comenzará el declive. Allí donde pisas se notará el desgaste, incluso sentirás que el suelo se abomba bajo tus pies. Allá donde cocinas, comenzarán los desconchones y se desprenderán algunas tiras de los costados.
A menor escala, o adecuándolo al formato de una Liga, al Athletic le está pasando eso. Los jugadores se hacen mayores, la calidad es la que es, y tras una temporada aparente, en la que no se nota el sintasol, las fallas empiezan a aparecer con el paso de los meses, y los defectos se amplifican. Al equipo de Valverde, en cuanto se ha notado el desgaste de los meses de competición, se le ha caído la Liga encima, y esas lesiones que antes se tapaban con una tirita, y casi nadie se daba cuenta, se suplen ahora con un parche que se cae y deja ver una herida sangrante. Y lo peor es que el panorama que se vislumbra para el futuro no es mucho mejor que el presente. Casi confirmada la marcha de Iñigo Martínez, el mejor jugador del equipo cuando no está lesionado, y sin posibilidad alguna de refuerzos que mejoren la plantilla, salvo el de Ruiz de Galarreta, al que todos deseamos que se convierta en una repetición del caso Aduriz –aunque, lamentablemente, no marcará tantos goles–, con futbolistas clave un año más viejos, algo que no es preocupante si tienen 25 años, pero bastante si han doblado ya la esquina de la treintena, el porvenir es al menos inquietante.
Porque no es sólo el primer equipo, que en definitiva es lo que da de comer al club, sino la situación del Bilbao Athletic, que jugará una categoría más abajo, y los futbolistas que lo integren la temporada próxima, no se fajarán con equipos competitivos de altos vuelos, como el Nástic, el Córdoba, el Murcia o el Numancia, sino, con todos los respetos, con otros de nivel más bajo como el San Juan, el Brea o el Mutilvera, y esa formación que se demanda desde los despachos de Lezama, no será tan completa, ni mucho menos. No es lo mismo hacer prácticas en la Ford de Almusafes, que en Talleres Peláez, por mucho que sean dos empresas del automóvil.
Se va a cumplir, el próximo mes, un año de mandato de la nueva directiva, que preside Jon Uriarte, y recuerdo aquella semana, una vez electa la junta, en la que la directiva estuvo desaparecida sin presentarse en Lezama o Ibaigane. A quienes señalamos aquella circunstancia, nos cayeron palos desde todos los lados, por impacientes, por comenzar a criticar antes de que pudieran ponerse a trabajar. Decían, incluso, que sí, que ya se habían puesto en marcha, y que habían organizado reuniones con los empleados –esos que según una componente de la directiva, ponen ahora palos en las ruedas–. Pero aquellas mentiras no eran verdad. Tardaron bastante en arrancar. Y da la sensación de que los motores todavía no alcanzan la velocidad de crucero. La primera asamblea fue benévola con Uriarte, muchísimo más de lo que lo fue el estreno de Elizegi. Sin embargo, pese a los más de 123.000 millones de frentes abiertos, Goizalde Santamarina dixit, en Ibaigane se trabaja al ralentí, y no me refiero a esos empleados señalados, que no sé ni qué hacen, ni cómo lo hacen, sino a los responsables máximos del club, elegidos por los socios.
Faltan explicaciones sobre esos innumerables frentes abiertos: el de Iñigo Martínez, por ejemplo. O el de Raúl García. ¿Dejarán que el jugador se entere de su situación cuando el 30 de junio se acabe su contrato, como sucedió con varios trabajadores de Lezama la temporada pasada? El Bilbao Athletic es un cadáver, y no hace falta esperar a que acabe la Liga para dar explicaciones. Ya se tenían que haber dado, y los socios deberían saber cuál es el planteamiento de futuro para el filial; o para el femenino. O para un panorama del primer equipo, puede que sin Europa un año más. El presente es un tanto odioso, después de los últimos resultados, pero el futuro, sin respuestas, es más que preocupante.
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