Conducir en zona peatonal, móvil perdido, mascarillas...
La vida en Holanda es un continuo aprendizaje. Cultura y costumbres nuevas, hábitos por descubrir, ajustarse a las normas que los neerlandeses llevan a rajatabla, ... cogerle el punto a la gastronomía, comprobar que la covid 'no existe' en la calle a pesar de que la incidencia en los Países Bajos es de 656 casos por cada 100.000 habitantes. En España es de 60 y el tapabocas es obligatorio. Allí tiene una presencia testimonial. «Un día fui al hospital porque me había hecho un corte en un dedo. Entré con la mascarilla y me preguntaron si estaba bien. Les dije que sí y me mandaron quitármela», comenta Iñigo Córdoba, quien ha protagonizado más de una anécdota en sus dos meses y medio en Deventer.
Una de ellas tuvo lugar en su segundo día en Holanda. «Cogí el coche y me metí por donde no debía. Avanzaba y entonces me paró la Policía. Resulta que estaba conduciendo por una zona peatonal. Es como si hubiera circulado por la calle Ercilla», rememora entre risas. Los agentes entendieron su situación y no le 'empapelaron', sino que hicieron pedagogía vial. Pero unos días después Córdoba no se libró de la multa de la OTA, que se fue hasta los 100 euros por no haber alimentado lo suficiente el parquímetro.
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Poco a poco ha ido adoptando la cultura de la bicicleta, el vehículo nacional holandés. Un día, el jugador del Go Ahead Eagles la dejó atada en un lugar reservado para ello y mientras lo hacía dejó encima de la barandilla su teléfono. «Me fui con mis compañeros, luego cenamos y cuando me iba a casa me di cuenta de que no tenía móvil. Pensé que me lo había dejado en el piso de uno de los amigos y volvimos. Pues no. Regresé donde estaba la bici y allí seguía siete horas después. Hasta hicimos un vídeo. Esto habla bastante del país».
A Córdoba le gusta intercambiar las camisetas después de los partidos. La última con la que se ha hecho es la de Dusan Tadic, estrella del Ajax. Pero antes había coleccionado otras y también «quería la del Zwolle», equipo de la región y a solo 35 kilómetros de Deventer. Pidió a la gente del club que le ayudara a gestionarlo, pero lo que no sabía es que el Go Ahead Eagles y el Zwolle no se pueden ni ver. Es un derbi caliente. Le dijeron que lamentablemente no iban a intermediar. Solo fue esa vez. Aún se ríe al recordarlo.
El rojiblanco habla de un club «familiar y cercano», con más de 7.000 abonados. «El martes (día 9) jugamos un partidillo con chavales de 10 años en el campo de entrenamiento». Lo hizo toda la primera plantilla.
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