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Hace un par de semanas el partido de este miércoles (19 horas) en San Mamés contra la Unión Deportiva Las Palmas era visto poco menos ... que como un trámite. Por los aficionados, quiero decir. Los profesionales nunca ven las cosas de esa manera. Al contrario: lo que ven son peligros en cualquier esquina. Lo cierto es que el optimismo de los hinchas rojiblancos, el hecho de que esos tres puntos ya los tuvieran sumados en su contabilidad para la Champions, estaba justificado. Y es que los canarios eran un equipo que se estaba despeñando de una forma espectacular, como el coyote cuando se pasaba de frenada persiguiendo al correcaminos y lo veíamos caer al abismo y levantar una nubecilla de polvo, allá a lo lejos, al estrellarse.
No exageramos. Desde que ganó al Espanyol en la jornada 18, justo antes del parón navideño, el equipo de Diego Martínez empalmó al entrar en 2025 doce partidos de Liga consecutivos sin conocer la victoria, sumando ocho derrotas y cuatro empates. Como consecuencia de ese desastre, cayó al puesto 19, a cuatro puntos de la salvación. La situación no sólo era trágica sino completamente inesperada. Hay que recordar que la llegada del técnico gallego en octubre pasado había sido una bendición para la Unión Deportiva. La cogió como colista con tres empates en nueve jornadas, y sin conocer la victoria, y en los siguientes nueve partidos sumó 19 puntos y se alejó a siete del descenso.
Los grancanarios, en fin, parecían condenados tras perder 1-3 contra la Real el pasado día 6, totalmente incapaces de revertir esa inercia fatal. Pues no. De repente, han resucitado con dos victorias imprevistas; dos triunfos de mérito en el campo del Getafe y ante el Atlético. El caso es que esos seis puntos han tenido un enorme efecto revitalizador. Los canarios han salido del descenso y, aunque siguen en una situación de peligro extremo, ya ven la vida de otra manera. El Athletic, por tanto, se verá esta tarde las caras con un rival que, a pesar de la dolorosa baja de Fabio Silva, su goleador y máxima referencia en ataque, llegará a Bilbao rebosante de esperanza, motivado como un náufrago que de repente ve la orilla cuando hace bien poco se sentía desahuciado.
Los rojiblancos, en fin, tendrán que esmerarse para plasmar su evidente superioridad y sumar tres puntos que no pueden dejar escapar bajo ningún concepto. Y es que, aunque su situación para asegurar su puesto en la Champions es envidiable –y más ahora que vale el quinto puesto–, tampoco se pueden permitir excesos de confianza. El Villarreal está a cinco puntos, pero con un partido menos –lo jugará el domingo ante el Espanyol–, y el Betis no se resigna a la sexta plaza. La distancia –seis puntos más el gol-average– es grande y debería ser definitiva, entre otras cosas porque los verdiblancos también tienen el negociado de la Conference. Ahora bien, los de Valverde tampoco pueden descuidarse. Ganando a la UD, y ya con sólo quince puntos en juego, se puede decir que lo tendrían hecho.
12 partidos
estuvieron los de Diego Martínez sin ganar hasta su victoria en Getafe
Todo indica que el técnico rojiblanco apostará por su once titular. Quizá Berchiche siga descansando –Adama Boiro y Lekue le están sustituyendo con garantías–. Tras causar baja ante el Madrid, Nico entró en la convocatoria. La pubalgia que arrastra preocupa lo suficiente como para reservarlo, de forma que pueda estar en perfecto estado de revista de cara al partido contra el United dentro de ocho días. Este amplio plazo de tiempo, un lujo asiático en un momento en el que el calendario del Athletic está más apretado que las tuercas de un submarino, permitirá a Valverde dar de nuevo paso a los titulares más habituales, que descansaron en bloque en el Santiago Bernabéu.
La fiabilidad del Athletic en San Mamés está fuera de toda duda. Entre la Liga y la Europa League acumula esta temporada 15 victorias, 6 empates y sólo una derrota, allá por el mes de agosto ante el Atlético. Bien es cierto que los rojiblancos han tenido serios problemas contra rivales que llegan a San Mamés y bajan todas las persianas, como hicieron Leganés, Osasuna o Mallorca, por ejemplo, pero la UD Las Palmas no es un equipo hecho para resistir asedios. Sencillamente, no sabe hacerlo. Si lo intenta, se pega un tiro en el pie. O dos. De hecho, es el segundo más goleado de la Liga (52) después del Valladolid, que bate este curso todos los récords negativos (76).
El Athletic debe aprovechar esta circunstancia, como supo hacer precisamente ante los pucelanos con aquella gran goleada. Tampoco es que haya que pedirles un resultado tan abultado como aquel 7-1, pero sí una victoria convincente, a ser posible con un fútbol alegre y atractivo. Daría muchos ánimos para afrontar con la mejor actitud un mes de mayo apasionante.
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