La FIFA podrá cambiar el nombre a San Mamés por motivos comerciales en el Mundial de 2030
El desembarco de la competición conlleva un desembolso de unos 145 millones de euros, según las estimaciones iniciales de algunas sedes
Disfrutar del mejor fútbol de selecciones del planeta tiene un coste y no solo económico para las ciudades que optan a ser sede del Mundial ... de 2030 que organizarán conjuntamente España, Portugal y Marruecos. Bilbao es una de ellas y tiene muchas opciones de lograrlo. La carrera lleva tiempo en marcha, aunque las numerosas exigencias que impone la FIFA -y a las que ha tenido acceso EL CORREO- en materia de infraestructuras, seguridad, comunicaciones y servicios entre otras cuestiones, ha llevado a algunas de las aspirantes a descabalgarse finalmente de la pugna. Ese es el caso por ejemplo de Gijón.
En la ecuación de reparto de protagonismo entre la quincena de estadios con posibilidades mundialistas a nivel nacional sobresale San Mamés, que tiene la valoración más alta de todos los recintos. La Federación Española de Fútbol considera La Catedral uno de los campos fijos dentro de su red de equipamientos, junto al nuevo Santiago Bernabéu, el Camp Nou -actualmente en obras-, el Metropolitano y La Cartuja de Sevilla, donde se juega la final de la Copa del Rey en la que espera estar el Athletic el próximo 6 de abril. Aunque todavía queda mucha tela que cortar a nivel organizativo, las previsiones apuntan que España contará con 11 sedes fijas. Marruecos, con un fuerte desembolso para la construcción de nuevos estadios, tendrá seis; y Portugal dispondrá de tres.
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Así es el acuerdo con la FIFA punto por punto
Así pues Bilbao, que formalizó su adhesión al proyecto el verano de 2022, volverá a albergar, salvo sorpresa mayúscula, una cita mundialista 48 años después de la de España 1982. Y en ese caso, mientras dure el evento la capital vizcaína, al igual que el resto de emplazamientos, deberá someterse a la autoridad y las peticiones de la FIFA en todo lo que hace referencia al evento, su gestión y coordinación. De hecho, el máximo organismo del fútbol mundial podría prohibir incluso la celebración de otros acontecimientos deportivos o culturales que puedan restar afluencia a la cita como conciertos y actos festivos, desde dos semanas antes del primer partido hasta una semana después del último.
Y no sólo eso. Tendría potestad también para rebautizar San Mamés durante el periodo en el que albergue la Copa del Mundo. ¿Cómo es eso? se preguntarán muchos athleticzales. Porque en el extenso acuerdo que deben firmar las ciudades que aspiran a ser sede mundialista también se recoge este apartado. La FIFA se asegura la posibilidad de elegir la denominación «comercial o no» que considere apropiada para el campo y «excluir cualquier referencia a patrocinador, propietario o usuario» de los derechos del estadio.
La Catedral es el estadio mejor valorado por la Federación entre los quince aspirantes
La seguridad, parte esencial
Otro tanto sucede con los centros de entrenamiento asignados a las selecciones -deben situarse a menos de 40 kilómetros de distancia-, con lo que tanto La Catedral como Lezama podrían pasar a denominarse temporalmente con alguna coletilla publicitaria, al estilo de lo que sucede con el Spotify Camp Nou o el Reale Arena por poner algunos ejemplos de la Liga. Barcelona y San Sebastián, precisamente, son otras de las ciudades que también optan a albergar la Copa del Mundo dentro de seis años. La lista de exigencias FIFA incluye además aspectos que nada tienen que ver con el ámbito deportivo como seguridad, sanidad, transporte terrestre y aéreo, gestión del tráfico, ocupación de espacio público, alojamientos....
En lo que respecta a la seguridad, que la FIFA considera «parte esencial», será necesario establecer un protocolo específico con los distintos responsables gubernamentales que deberá desarrollarse, a más tardar, año y medio antes del inicio del Mundial. Asimismo, la ciudad anfitriona será la responsable de garantizar la suficiente seguridad privada para la celebración, organización y puesta en escena de la competición.
La clave
11 sedes
son las que tendrá España, seis estarán en Marruecos y tres en Portugal.
Pese al coste que acarreará la larga lista de obligaciones a cumplimentar por las sedes, el acuerdo deja claro que los beneficios resultantes serán para la FIFA. Un ejemplo de ello es lo que ocurre con la zona denominada Festival del Aficionado. La ciudad organizadora deberá aportar dos posibles emplazamientos para la misma y será la encargada de proveer todos los servicios, mientras que el máximo estamento del fútbol mundial gestionará su explotación.
El Gobierno central cifró en diciembre de 2022 en unos 683 millones de euros el desembolso necesario para la organización del Mundial en España, aunque se desconoce de dónde saldrá ese dinero y cómo se realizará el reparto entre las ciudades seleccionadas. Según las estimaciones de algunas de las sedes aspirantes, para hacer frente a los compromisos con la FIFA serían necesarios 50 millones de euros a los que habría que sumar 95 más para la contratación de un seguro en el estadio, con lo que la cifra se dispararía hasta los 145 millones.
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