-kcmH-U2301404367644nXC-1200x840@El%20Correo.jpg)
Dos avalanchas de fútbol
Historia. ·
El Athletic y el Glasgow Rangers protagonizaron en 1969 una eliminatoria tremenda, con los dos equipos apabullando en sus respectivos campos y un final de infarto que cayó del lado escocésSecciones
Servicios
Destacamos
Edición
Historia. ·
El Athletic y el Glasgow Rangers protagonizaron en 1969 una eliminatoria tremenda, con los dos equipos apabullando en sus respectivos campos y un final de infarto que cayó del lado escocésJosé Mari Mújica reflejó de una manera muy ilustrativa en las páginas de este periódico cómo se desarrollaron los dos partidos tan antagónicos que el ... 19 de marzo y el 2 de abril de 1969 enfrentaron al Athletic y al Glasgow Rangers en los cuartos de final de la Copa de Ferias. En su crónica del choque de Ibrox Park, impresionado por el juego y la ferocidad de los escoceses, sobre todo en la primera parte, el periodista bilbaíno aseguró que los Rangers habían metido al Athletic «en una batidora». Dos semanas después en San Mamés, igual de impresionado pero en este caso por el fútbol avasallador de los leones, Mújica repitió a la inversa el mismo mensaje. Y para no hacerlo con las mismas palabras, o quizá introduciendo un matiz a su juicio necesario, aseguró que el Athletic había introducido al Rangers «en una coctelera».
Noticia relacionada
La verdad es que no exageraba. Fue aquella una eliminatoria tremenda, de una intensidad extraordinaria, en la que los dos equipos hicieron valer el factor campo de la mejor manera posible: provocando cada uno de ellos una avalancha de fútbol a su favor. En Ibrox Park, con el terreno de juego embarrado y más de 62.000 espectadores fulminados por un ardor de batalla medieval, el Athletic sufrió de lo lindo. Los de Iriondo, que esa misma temporada ya habían salidos vivos de Anfield, salieron preparados para ello, pero quizá no tanto. El Rangers se adelantó en el minuto 6 con un gol de cabeza de un jugador que acabaría siendo un entrenador mítico. Ni más ni menos que sir Alex Ferguson.
Fue un golpe duro, pero tampoco extrañó a nadie ya que antes de ese 1-0 tan tempranero Iribar ya había hecho cuatro grandes paradas. Al final del partido acabaría haciendo doce, según contabilizaron los enviados especiales bilbaínos. A Martin, el portero escocés, no le consignaron ninguna, ya que nada pudo hacer en el gol del Athletic. Lo marcó Javier Clemente poco después de que Peckman hiciera el 2-0 en el minuto 26. Pese a la absoluta superioridad del Rangers, lo cierto es que los rojiblancos tuvieron opciones de regresar a Bilbao con un resultado prometedor.
Entre las paradas de Iribar, el trabajo ímprobo de Larrauri marcando a Colin Stein y un cierto bajón físico de los locales en la segunda parte, llegaron a los minutos finales con un 2-1 esperanzador. De ahí que los dos goles seguidos de Persson y Stein en los minutos 86 y 87 lo sintieran como una puñalada. «El Athletic está eliminado de la Copa de Ferias al 90%. Yo me agarro a ese 10% y pienso que en el fútbol, como en el circo, todo es posible y siempre hay un más difícil todavía», escribía Mújica.
os semanas después, las tornas cambiaron por completo. Los rojiblancos llegaban al partido en un momento muy delicado. Su flojera hacía imposible imaginar que dos meses y medio después ganarían la Copa. Acababan de perder en San Mamés ante el Atlético (0-2), su posición en la Liga empezaba a ser peligrosa y la grada ya se giraba muy enfadada hacia el palco. La Prensa pegaba con una dureza que hoy sería inimaginable salvo que el periodista quisiera exiliarse de inmediato. Mújica, por ejemplo, decidió escribir la crónica del 0-2 sin citar el nombre de ningún jugador del Athletic porque, a su juicio, ninguno lo merecía. «Pluma blanca para todos ellos», escribió. Sin embargo, llegó el Rangers a Bilbao, la grada reventó como en sus mejores días y el equipo de Iriondo, que por lo visto venía rumiando en silencio su venganza, contestó a los escoceses con las mismas armas que ellos habían empleado en su campo. Fue un réplica histórica que mereció mejor suerte.
La avalancha del Athletic en un campo en muy mal estado, «con Larrauri e Igartua plantados en la línea divisoria y lanzando como catapultas a los delanteros», según se leía en este periódico, tuvo efectos inmediatos. Estéfano abrió el marcador en el minuto 11. Las ocasiones se sucedieron ante la portería de Martin. Ibáñez desperdició una clarísima. El chaval, de 20 años, un fino delantero zurdo de Barakaldo, había debutado unos días antes y se convirtió en el gran protagonista del partido. Marcó en el minuto 54 el 2-0, aprovechando el rechace a un cabezazo de Uriarte y tuvo el 3-0 en sus botas. San Mamés contuvo el aliento porque vio el gol ya hecho, pero el golpeo no fue limpio y el barro retuvo el balón. Rafa Iriondo lo lamentó con amargura al final del choque. «Ha sido el barro. Podíamos haber ganado bien, hombre», se dolía. Cuestionado sobre el misterio de cómo podía cambiar tanto un equipo en apenas cuatro días, el legendario jugador y técnico del Athletic tiró de sinceridad callejera. «Yo qué sé. El fútbol es así. Unas veces juegas bien, otras mal y no se sabe a qué achacarlo».
El Rangers salió vivo de milagro. Sus jugadores se fueron de San Mamés con el susto en el cuerpo. En los vestuarios de San Mamés, José Ramón Mandiola, 'Monchín', histórico cronista del Athletic en EL CORREO que ese mismo año se jubilaría, esperó al manager del Rangers para conocer su opinión del partido y de la eliminatoria. Su encuentro con el entrenador escocés no tiene desperdicio, de ahí que hay que citarlo en su integridad.
«Pobre mister White. El susto que debió pasar durante el partido le afectó tanto a la cabeza que le hizo olvidar las más elementales reglas de cortesía saliendo a relucir su total falta de educación. Empezó por hacernos esperar ante la puerta del vestuario sin explicación alguna más de un cuarto de hora. Y cuando salió lo hizo pronunciando estas palabras.
– En la vida he visto peor árbitro.
– ¿Por qué mister White?
– Porque no hacía más que pitar en contra de mi equipo.
– ¿O cree usted que su defensa central se ha hinchado a cometer faltas?
– Era el delantero centro el que daba la espalda.
– Pero si su jugador no hacía más que apoyarse y meter los codos.
Y aquí vino lo inaudito. La reacción del manager escocés fue la de un ser que no está en su sano juicio. Empezó a chillar y se metió en la caseta dando un fuerte portazo. Nos dejó a todos atónitos. ¿Pero no dicen que en Escocia o en Inglaterra o donde se haya criado este mister White es obligatoria ir a la escuela hasta los 17 años?».
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Una luna de miel que nunca vio la luz
El Comercio
El Diario Montañés
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.