Athletic-Mallorca, un partido que recuerda una final
Los rojiblancos reciben al equipo de Arrasate en un duelo en el que está prohibido fallar
Estamos ante la octava jornada de Liga, octubre apenas ha comenzado y todo parece demasiado prematuro como para extraer conclusiones de calado, pero el fútbol siempre es acuciante sobre todo si los resultados no son los previstos. Atendiendo a los números, la situación del Athletic en la Liga no es ni buena ni mala sino todo lo contrario. Su nefasto mes de septiembre le ha dejado exactamente en la mitad de la tabla, décimo con diez puntos, cinco por encima de la Real Sociedad que marca el descenso y dos por debajo del Betis, que es la frontera de Europa. Nada irreparable.
Tres derrotas y un empate en los últimos cuatro partidos han echado por la borda las ilusionantes tres victorias consecutivas en el estreno. Si se le suman los dos partidos perdidos en la Champions, son seis consecutivos sin ganar. La Cartuja fue el escenario de la última victoria de los leones. Todavía estábamos en la playa. En el campo sevillano vivió la familia rojiblanca su noche más feliz en décadas a costa precisamente del Mallorca, el inmediato visitante de San Mamés. Es inevitable evocar aquella final.
Pero resulta que el partido de mañana es en sí mismo una final, pequeña si se quiere, y con margen para la corrección, por supuesto, pero el Athletic ya no se puede permitir el lujo de no ganar este partido si no quiere vivir un purgatorio en el paréntesis de quince días que se abre en la competición después de esta jornada. En el partido contra el Girona ya sonaron algunos pitos en San Mamés, algo que no ocurría desde hace mucho tiempo.
Cerrar septiembre sumando un solo punto, con un balance de cinco goles en contra y tan solo uno a favor, requiere una rectificación inmediata antes de que la cosa pase a mayores. Esa urgencia es la que establece el carácter fronterizo del partido de mañana. Ganar empieza a ser perentorio después de un mes aciago. Cualquier otro resultado empeoraría hasta límites inaceptables una estadística que ya es muy negativa, impropia de un equipo que tiene como objetivo principal obtener un billete europeo por la vía de la Liga, como recordó el presidente hace quince días.
El compromiso viene además con el añadido de la influencia que ha tenido en el planteamiento del partido de Dortmund. A nadie se le escapa que Ernesto Valverde confeccionó su alineación en Alemania teniendo muy en cuenta el partido ante el Mallorca. Seria doblemente penoso que después de la goleada del miércoles (4-1), los titulares que se reservaron en el Signal Iduna Park no fueran capaces de sumar los tres puntos de mañana.
Sancet fue uno de esos titulares que no intervinieron el miércoles, y no precisamente por una cuestión táctica sino por una lesión de última hora que también le impedirá jugar ante el equipo balear, lo que redobla la importancia de recuperar a Nico Williams y Berenguer para un frente de ataque tan desmochado como el rojiblanco en este inicio del curso.
Más combinaciones
Valverde repartió minutos entre Ruiz de Galarreta y Jauregizar el miércoles, lo que apunta a que volverán a jugar juntos en el centro del campo, porque son la pareja más eficiente en esa línea y porque solo tienen el recambio de Rego, que jugó todo el partido de Alemania. En la defensa es donde más combinaciones puede permitirse el técnico, aunque esta temporada sigue sin dar con la clave en la que el equipo sustentó gran parte de su éxito la temporada pasada.
Aunque las urgencias empiecen a apretar, la Liga es una competición de largo aliento en la que todavía queda mucha tela que cortar. En Europa las cuentas son a corto plazo. Después de las dos primeras jornadas, el Athletic es uno de los cuatro equipos que no ha sumado un solo punto, junto con dos clásicos como el Benfica y el Ajax, y el Kairat Almaty de Kazajistán. En descargo de los leones hay que recordar que han caído ante dos de los gallos de la competición continental, derrotas que se daban prácticamente por descontadas.
La situación todavía no es desesperada, pero está en el límite. El año pasado el Brujas se clasificó con once puntos y el Dinamo de Kiev quedó eliminado con la misma puntuación. Decidió la diferencia de goles. Quedan dieciocho puntos en juego de los que el Athletic debería conseguir al menos esos once, es decir, sumar cuatro victorias, o tres victorias y dos empates en los seis partidos que quedan, contra Qarabag, PSG y Sporting de Portugal, en San Mamés, y Newcastle, Slavia de Praga y Atalanta a domicilio. La cosa está entre espinosa y peliaguda.