La receta exprés de Marcelino
El técnico ha sabido combinar en tiempo récord disciplina y cercanía para que los rojiblancos recuperenla fe en lo que hacen
Marcelino García Toral da una importancia capital a los gestos públicos y deja muy poco espacio para la espontaneidad. Nada más llegar al Athletic tuvo ... varios que constataron su necesidad de hacerse con el equipo por la vía de urgencia. Llegaba a un grupo cabizbajo con la temporada ya avanzada y no tenía tiempo para cocinar sus recetas anímicas y deportivas a fuego lento -la alimentación sana es una obsesión que intenta trasladar también a sus futbolistas-. Así que no tuvo más remedio que optar por una dieta exprés. Ingredientes reconocibles en olla rápida y de fácil asimilación.
El primero, mostrar a la plantilla y a los aficionados en quién se va a apoyar para intentar apuntalar su todavía embrionario proyecto. No fue casualidad que al salir del vestuario para dirigir su primer entrenamiento como técnico rojiblanco se separara unos metros del resto junto al capitán, Iker Muniain, a la vista de todos. Búsqueda de complicidad y una más que evidente declaración de intenciones. El segundo condimento estuvo vinculado a la disciplina y a la autoridad, cuando obligó a Iñaki Williams, otro de los pesos pesados del vestuario junto al citado Munian, Raúl García e Iñigo Martínez, a quitarse los pendientes antes de ejercitarse.
«Es como un martillo pilón, como el profesor que te repite una y otra vez las tablas de multiplicar»
insistente
Tampoco el calendario invitaba a dosificar detalles y ademanes. Debut ante el Barcelona el día de Reyes en San Mamés, posterior visita al Wanda Metropolitano -partido que se suspendió por la gran nevada- y semifinal de la Supercopa contra el Real Madrid en Málaga. De vértigo. El mejor Messi y Pedri, la nueva perla del Barça, amargaron el estreno del asturiano, pero durante muchos minutos de la primera parte ya empezaron a atisbarse algunas pistas de lo que quiere. Presión asfixiante -la tropa de Zinedine Zidane sufrió como nunca el jueves para sacar la pelota desde atrás-, sacrificio colectivo en las parcelas determinantes del campo y verticalidad. Plantarse en la zona de tres cuartos del rival con muy pocos toques.
El primer gol del Athletic ante el equipo azulgrana en el choque de Liga en La Catedral sería el paradigma de la fórmula Marcelino. Tres movimientos certeros para aprovechar los espacios y fabricar un contragolpe fulminante que condujo a Williams al área del Barcelona en un visto y no visto. Pero por supuesto hay hándicaps. El juego que propone el de Villaviciosa gasta muchas calorías y no admite la más mínima desconcentración. Fuentes de Lezama aseguran que la plantilla está convencida de que con él «van a aprender» pero que el esfuerzo va a ser «mayúsculo» para no emborronar su pizarra.
Cohesión
Hay entrenadores que delegan en sus segundos la correa de transmisión con el vestuario, lo que se mueve más allá del fútbol propiamente dicho. No es el caso del asturiano, que desde que ha llegado a Bilbao ha buscado la cercanía, no sólo con los intocables, sino también con los menos habituales y los canteranos. A estos últimos no deja de animarles, de motivarles, de transmitirles el mensaje de que también son importantes a pesar de que su actual papel sea sólo secundario.
Las fuentes consultadas aseguran que el técnico quiere evitar que la plantilla «se parta en dos» porque interpreta que la coexistencia de vestuarios «paralelos» diferenciados por la inevitable jerarquía puede provocar acomodo y problemas de convivencia si esa brecha se vuelve incontrolable. Y en esta labor de cohesión ha encontrado un pilar en la figura de Óscar de Marcos. El círculo más próximo al preparador de Villaviciosa ha comprobado que el de Laguardia despierta la unanimidad del vestuario dentro y fuera del terreno de juego por su «entrega y humildad», y ansía que ese espíritu cale en todos los miembros de la plantilla con independencia de su protagonismo o de sus galones.
«Se nota su experiencia», apuntan desde Lezama. «Es meticuloso, obsesivo y observador y no deja un cabo suelto. Tiene las ideas muy claras. Sabe lo que quiere y qué hay que hacer para conseguirlo. Y sabe también qué tiene que hacer cada jugador y, sobre todo, lo que no tiene que hacer». Su minuciosidad le ha llevado a rodearse de un equipo de seis personas que desmenuzan para él las fortalezas y debilidades de los suyos y de los contrarios. A la cabeza del sexteto, Rubén Uría, su hombre de confianza y su sostén emocional, la primera persona a la que dirige la mirada cuando las cosas se tuercen.
Exige informes concienzudos y no transige con los descuidos, tampoco con los suyos
máxima exigencia
Marcelino entiende el fútbol como una simbiosis entre factor humano y ciencia, estado de ánimo y laboratorio, talento y análisis, motivación y disciplina. Y en los conceptos, dicen quienes han estado a sus órdenes, es un «martillo pilón». «Es como un profesor que quiere que te aprendas rápido las tablas de multiplicar y te las repite siempre que tiene oportunidad», añaden gráficamente. Sus colaboradores están acostumbrados a elaborar análisis pormenorizados en los días previos a los partidos. ¡Y ay si un encuentro se pierde por una estadística olvidada o mal interpretada! El entrenador asturiano no transige con los descuidos. Ni con los de los demás ni con los suyos.
Energía
La receta exprés del técnico, la que ha permitido cambiar la cara del equipo en tiempo récord, es un maridaje entre su aportación y la necesidad que tenían los futbolistas de recuperar la fe en lo que hacen. La trascendencia que concede a la alimentación como una de las bases de su metodología -el control del peso de sus futbolistas es constante- está directamente relacionada con la gran cantidad de energía que consume su tropa en los partidos. El desgaste es enorme y el cuerpo debe estar preparado para asimilarlo y recuperarse con prontitud.
Falta comprobar si la efervescencia del Athletic ante el Real Madrid tiene continuidad, al margen lo que suceda hoy en Sevilla en la final frente al Barcelona. El calendario no da tregua y Marcelino necesita transmitir sus ideas con rapidez para que los rojiblancos transiten sin sobresaltos por la Liga y miren hacia arriba. Los detalles, y sobre todo los resultados, determinarán si con el paso de la temporada lo sucedido estos días se consolida o era únicamente una dieta milagro.
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