Una noche de lo más agradable
El Athletic se reencuentra en la Copa con la victoria y con los goles ante un Huesca sin tensión, y gana confianza de cara al crucial partido contra el Levante
Necesitado de buenas noticias, el Athletic recibió este miércoles la mejor posible: una victoria plácida y redonda, con goleada incluida, ante un Huesca ... que vino a Bilbao a cumplir el trámite. Hay que agradecerles a los altoaragoneses su actitud, tirando a contemplativa con la excepción de Chimy Ávila. Fueron justo el rival que necesitaba el Athletic para coger confianza y recuperar un poco el color. Y es que solo habría faltado caer también en la Copa y que el equipo de Berizzo tuviera que viajar el lunes a Valencia con una banderilla más en la espalda. En su lugar, lo hará con buenas sensaciones en varios jugadores fundamentales como Beñat, Aduriz o Williams, que hizo una masacre jugando por la banda derecha, donde debe.
El Athletic sabía lo que se jugaba y actuó en consecuencia. No quiso dar ni unos segundos de tregua al Huesca. Como si necesitara hacerse perdonar por tantos disgustos y, de paso, agradecer la visita a los 25.360 espectadores presentes en San Mamés, la tropa de Berizzo salió a por todas. Su actitud le sirvió para encontrar rápido una mina de oro. Estaba en la banda derecha. Brezancic, un centrocampista a quien su técnico condenó a trabajos forzados, ni veía a Williams cada vez que el rojiblanco se ponía a correr. El Athletic comenzó a provocar córners y, en el minuto 10, abrió el marcador en una falta muy bien puesta por Beñat desde ese costado. Aduriz firmó un cabezazo de los suyos, de los de antes, perfecto. Fue una bella sensación. Como volver a ver 'Casablanca' de nuevo.
Athletic
Unai Simón; De Marcos, Nolaskoain, Iñigo Martínez, Yuri Berchiche; San José, Beñat (Dani García, m.64), Muniain; Guruzeta (Capa, m.78), Williams y Aduriz (Ganea, m.73).
4
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0
Huesca
Werner; Akapo, Insúa, Semedo (Pulido, m.33), Brezancic (Miramón, m.46); Aguilera, Sastre; Gürler (Camacho, m.80), Rivera, Chimy Ávila; y Longo.
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Goles : 1-0, m.10: Aduriz. 2-0, m.27: Insúa, en propia puerta. 3-0, m.32: Aduriz. 4-0, m.55: Beñat.
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Árbitro : González González (Castilla-León). Mostró tarjeta amarilla a los locales, y a los visitantes Chimy Ávila (m.9), Sastre (m.21), Brezancic (m.41), San José (m.59).
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Incidencias : partido de ida de dieciseisavos de final de la Copa del Rey, disputado en San Mamés ante 25.360 espectadores, según datos oficiales.
El gol, sin embargo, volvió a tener un efecto pernicioso para los rojiblancos, que no supieron qué hacer con él y, como suele suceder en esos casos, empezaron a hacer el tonto. Se desactivaron, perdieron el hilo y se fueron retrasando. El caso es que Huesca se fue hacia arriba a explorar el terreno. Cuando tras un error garrafal de De Marcos los altoaragoneses acabaron enviando un balón al poste -Chimy Avila sacó su cañón-, los aficionados empezaron a torcer el gesto y a temerse lo peor; es decir, un nuevo proceso de empanamiento progresivo del Athletic que, tarde o temprano, terminaría con el empate del Huesca. Por fortuna, las cosas no sucedieron de ese modo. Y buena parte de culpa la volvió a tener el agujero cósmico que el equipo de Francisco tenía en la banda derecha. Por allí volvió a prosperar Williams tras un bonito taconazo de Muniain y su pase, tras desviar el portero, se lo metió en propia puerta Insua.
Era el minuto 26 y una sensación de placidez desconocida comenzó a instalarse en San Mamés. Al Athletic le acompañaba la suerte y también un rival obsequioso al que la Copa le traía al pairo. Bastaba con observar la tensión que mostraban los jugadores oscenses. Estaban ahí, pasando el rato, flotando un poco. Aduriz fue quien más lo agradeció. A De Marcos le pusieron una alfombra roja para que hiciera un centro y el donostiarra, a placer, cabeceó a la red el 3-0 pasada la media hora. Era todo tan fácil que parecía irreal. Y es que si el 3-0 ya era insólito, todavía lo era más que el Athletic necesitara hacer tan poco para lograrlo. Con tocar cuatro teclas, Beñat-Muniain-Williams-Aduriz, era más que suficiente. Otras no parecían ni existir, la de Guruceta en la banda izquierda, por ejemplo. Difícil saber lo que el guipuzcoano pintaba allí.
Paradones de Unai Simón
La segunda parte comenzó con una exhibición de Unai Simón, que volvía al once titular tras haber pasado al banquillo por una cuestión de jerarquía que muy pocos entendimos dados los galones de Herrerín. El alavés hizo dos paradas magníficas casi seguidas al perseverante Chimy Ávila y luego, cumplida la hora, poco después de que Beñat hiciera el 4-0 con un soberbio lanzamiento de falta, otra muy meritorio a un misil de Sastre. Por supuesto, fue inevitable preguntarse si la suplencia del portero alavés tiene algún sentido. Que no sea tenerlo oculto para que no se lo lleven, se entiende.
Con la eliminatoria vista para sentencia en apenas 54 minutos, es decir, con el Athletic demostrando una contundencia propia de un equipo arrollador y no la de uno en crisis que va por la Liga lleno de pesadumbres y preguntándose a dónde van en invierno los patos de Central Park cuando se hiela el estanque, el partido se calmó. Aduriz estuvo a punto de firmar un hat-trick tras un nuevo pase desde la derecha antes de dejar el campo y dar la alternativa a Ganea en partido oficial. El chaval dejó algún detallito con la zurda. Tampoco se le pudo exigir más teniendo en cuenta la manera en que el choque se fue destensando hasta parecer un amistoso veraniego. La gente salió contenta, aunque sin echar cohetes. Es más, fueron muchos los que no quisieron darle al 4-0 mayor significado y se limitaron a disfrutar de la lógica satisfacción por la victoria. Sin más. Vamos, que cualquiera de ellos hubiera repetido la famosa frase del mozo de espadas de 'El Gallo' cuando el tren que le dejó en Madrid soltó un potente bufido al parar en la estación de Atocha. «Esos cojones, en Despeñaperros». Es decir, en el Ciutat de Valencia.
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