El Athletic estuvo flojo y apenas creó ocasiones de gol contra un rival que sufre en defensa.
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Oskar Tabuenka
Sin claridad en ataque
Intensidad, agresividad ... y ritmo vertiginoso en la primera media hora de juego. El equipo mostró personalidad ante la presión de un estadio que apretaba. Además, sin dejar de mirar la portería rival, siendo verticales con balón y generando buenas situaciones buscando la espalda de la defensa valencianista, aunque faltó precisión en el último pase. El ritmo bajó y el Athletic se adueño del balón, esperando que aparecieran los espacios. Así llegó la ocasión mas clara para Iñaki Williams tras un gran pase de Iker, pero el 9 se entretuvo y perdió la opción. Acto seguido llegó el jarro de agua fría con el gol de Guedes. En la segunda mitad, el Athletic salió en busca del empate pero faltó claridad ofensiva para doblegar al Valencia. Marcelino movió el banquillo en busca de soluciones, sin obtener el resultado deseado. El equipo, aunque lo intentó, fue incapaz de perforar la meta rival.
Cristina Pintor
Fin del sueño
La estrategia de Bordalás tomó forma cuando Guedes batía la portería de Agirrezabala. El portugués armaba un fuerte disparo que hacía inútil la estirada del guardameta. Con el gol, el Valencia pudo realizar un juego de aguante y basado en la pérdida de tiempo. ¿Cómo puedes evitarlo? Con efectividad. Dos minutos antes del gol, Iñaki Williams tenía la oportunidad de adelantar al Athletic pero, una vez más, no dispara y pierde el balón. ¿Y si llega a chutar? Nunca lo sabremos. Esas jugadas tienen que acabar en disparo. Una vez más, si no chutas a puerta, no hay opciones de marcar. La ocasión más clara se perdía en el camino. Y esto era una semifinal, no se permiten regalos porque nadie da una segunda oportunidad.
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