Enmienda a la totalidad
ANÁLISIS ·
La triple negativa a los proyectos de Elizegi denota un malestar profundo entre los sociosPor cuarta vez en la historia, la Asamblea de Compromisarios del Athletic ha rechazado las cuentas presentadas por la Junta Directiva de turno. Antes que ... Elizegi pasaron por este trance José Julián Lertxundi, José María Arrate y Fernando García Macua. En sus casos, el rechazo fue la respuesta a la petición de un incremento extraordinario en las cuotas. En esta ocasión, cabe interpretar que la negativa se debe al ya famoso descuento del 30% en la propuesta de devolución de la parte de las cuotas por los partidos jugados a puerta cerrada. Sin embargo, la negativa al proyecto de grada de animación añade un elemento ajeno al meramente económico, que se puede entender como una censura global a la gestión de la junta.
Los compromisarios negaron tres veces a Elizegi y su directiva. Rechazaron el balance y la gestión de la pasada temporada, rechazaron el presupuesto para la actual y rechazaron la creación de la nueva grada en Gol Norte. Es una enmienda a la totalidad subrayada por lo aplastante de los números. La directiva obtuvo tan solo un apoyo del 37,38% de los votos válidos para el balance y tres puntos menos, un 34,68%, para el presupuesto. Estuvo más apretada la votación a la grada de animación, tan solo 9 votos de diferencia a favor del no, de lo que se deduce que algunos de los que apoyaron esta propuesta también censuraron las cuentas.
El malestar que se percibía en los ambientes rojiblancos de un tiempo a esta parte, cristalizó en una asamblea en la que no se oyó una sola intervención favorable a las tesis de los dirigentes, aunque también es verdad que nadie achacó a la junta los números rojos, asumiéndolos como consecuencia de la Covid-19.
El contundente rechazo coloca a Elizegi y su junta en una posición crítica. Harían bien en llevar su análisis de semejante varapalo más allá de la influencia de algunos grupos organizados que pidieron expresamente el voto en contra. La existencia de estos grupos, con diversos nombres a lo largo de los años, no es ninguna novedad, pero habitualmente su trascendencia no ha solido pasar de una serie de intervenciones más o menos airadas en el atril sin mayor reflejo en las urnas.
La triple negativa denota un malestar mucho más profundo del que puedan manifestar unos socios directamente afectados por la creación de una grada y tampoco puede achacarse solamente a la inestable situación deportiva del primer equipo, porque han sido muchas las asambleas que han salido adelante en momentos más comprometidos.
Es cierto que hay un cúmulo de circunstancias que han podido jugar en contra de los actuales mandatarios, pero la fundamental ha sido su propia gestión, su comportamiento errático en casos como el del no fichaje de Llorente, con versiones contradictorias del presidente y el director deportivo, y la división para valorar la continuidad del entrenador. A ello hay que sumar las correcciones de última hora y los frágiles argumentos en el planteamiento de la devolución de las cuotas, la política de hechos consumados con la grada de animación y una sucesión de promesas incumplidas respecto a tener en cuenta la opinión de los socios.
Sin duda, lo mejor de esta insólita asamblea fueron su desarrollo, impecable en lo técnico, y la participación, puesto que asistieron 762 de los 930 compromisarios, una implicación record contra el pronóstico de quienes se temían el distanciamiento de los socios que, al mismo tiempo, subraya la legitimidad del resultado.
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