Una asamblea insólita
Análisis ·
El desenlace de mañana es muy difícil de intuir precisamente por lo novedoso de la situaciónEl Athletic se enfrenta mañana a una asamblea de compromisarios insólita cuyo desenlace es muy difícil de intuir precisamente por lo novedoso de la situación. ... Habrá que ver cómo funciona la tecnología, cómo se adaptan a ella los compromisarios y cómo la gestionan sus responsables. Todavía hoy en día, el mundo virtual esconde demasiados misterios difíciles de desentrañar. Si de suyo las asambleas del Athletic vienen siendo la versión seglar del Concilio de Bizancio, hay razones para temer que mañana se puedan producir situaciones que enriquecerán el amplio y no pocas veces disparatado anecdotario de estos concilios rojiblancos. Para empezar, la opción abierta de poder votar físicamente en unas urnas instaladas en San Mamés o hacerlo por vía telemática, ya abre un universo de posibilidades.
Justo cuando se cumple la mitad de su mandato, Elizegi y su junta rinden unas cuentas condicionadas por los efectos de una pandemia que ha afectado a todo el mundo en su esfera personal, familiar, profesional o de negocio, aunque si se atiende a las declaraciones de los mandatarios rojiblancos y su insistencia en el asunto en sus últimas comparecencias públicas, se diría que el Athletic ha sido si no el único, sí el principal damnificado. Convendría atemperar ciertas valoraciones porque, de entrada, los daños económicos producidos por la Covid no tendrán consecuencias en la responsabilidad de los directivos, como no podía ser de otra forma.
De aquella asamblea de tres días en Lezama que prometía Elizegi para que los socios pudieran expresarse después de recibir la información más exhaustiva, que quedó convenientemente olvidada el año pasado, hemos llegado a esto en la jornada dominical; la pandemia lo tapa todo. Quizá para minorar la larga lista de promesas incumplidas, Ibaigane ha llegado justo a tiempo para anunciar en la web el cambio de nombre del Anillo VIP de San Mamés que, en adelante, pasará a llamarse BAT. Impresionante.
La promesa de una grada de animación sigue adelante, adelgazada a la mitad de las localidades prometidas en su día. Aunque se trate del proyecto más personal de Elizegi, hasta el punto de que por momentos parece el principal objetivo que se ha propuesto para su mandato, no hubiera estado de sobra una consulta a los socios, tan soberanos y dueños del club en época electoral, para recabar su opinión acerca de la necesidad real de esta grada, su costo y viabilidad y, en su caso, las condiciones, precio y requisitos necesarios para acceder a ella.
Éste de la grada de animación será uno de los puntos a discutir en la Asamblea, cuyo principal caballo de batalla estará sin duda en el cálculo que ha hecho la directiva para la devolución del importe de las cuotas por los partidos jugados a puerta cerrada. Ese 30 por cien que se ha reservado en calidad de aportación al sostenimiento del club sigue requiriendo una explicación mucho más detallada y argumentada que el discurso, lleno de lugares comunes y vacío de datos, que ha estado emitiendo el club desde que cerró sus cuentas en base a esa aportación.
Ni la cantidad ni la aplicación porcentual que diferencia a unos socios de otros contraviniendo los Estatutos, parecen haber convencido a los que en definitiva tienen que tomar la decisión. Las correcciones de última hora y los titubeos en la presentación de la propuesta tampoco dicen mucho del rigor de sus autores.
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