¿Por qué el Athletic cae bien a los aficionados béticos?
Alberto del Campo Tejedor
Catedrático de Antropología Social en la Universidad Pablo de Olavide
Domingo, 31 de agosto 2025, 00:14
El Athletic visita este domingo la Cartuja. Todo apunta a que Betis y Athletic rivalizarán esta temporada, de nuevo, por alcanzar puestos europeos. La afición ... sabe que los dos equipos compiten por similares objetivos y se toma estos encuentros con especial interés: son partidos de seis puntos. Sin embargo, y a diferencia de lo que ocurre con otros equipos competidores de los verdiblancos, los leones son bien recibidos en Sevilla. Desde luego, los ultras de cada club no están precisamente hermanados, dado que Supporters Sur -el grupo radical del Betis- tiene una ideología de extrema derecha, contraria a la de sus homólogos del Athletic.
Sin embargo, el grueso de la afición bética simpatiza con el Athletic, desde mucho antes de que surgieran los ultras. ¿Por qué? Entrevistando a viejos socios del Betis, se comprende una de las razones: en los momentos más importantes de la historia bética, siempre hubo jugadores de Euskadi como protagonistas, especialmente vizcaínos. En el ascenso del Betis a Primera División, en 1932, resultaron claves Roberto Martín, de Barakaldo, y Enrique Soladrero, natural de Arrigorriaga. El centrocampista, que fichó por el Betis con 17 años, llegaría a internacional.
Todo bético informado sabe que el único trofeo liguero que está en las vitrinas del Villamarín se consiguió en 1935 con seis jugadores vascos: Urquiaga, Aedo, Areso, Lecue, Larrinoa y Unamuno. En 1977, el Betis ganó la Copa del Rey al Athletic, en la ronda de penaltis. Iribar era un guardameta reconocido, pero la portería del Betis la defendía otro portero vasco no menos eficaz: Esnaola. Con posterioridad, otros jugadores vascos han rendido notablemente en el club de las trece barras, incluyendo a Roberto Ríos y Beñat.
Hace poco pude conversar largamente con Roberto Ríos, que asistió a la presentación de mi último libro futbolero: 'Antropología del fútbol'. Me dijo que, aunque Betis y Athletic eran diferentes, jugando en ambos había podido experimentar ciertas similitudes. Los dos clubs y sus hinchadas están orgullosos de su singularidad. La política de fichajes del Athletic, como la filosofía del Betis resumida en el 'manque pierda', constituyen maneras de tomarse el fútbol a contracorriente, que pugnan contra la homogeneización en el fútbol. En ambos casos, se distancian de la ideología imperante que considera que lo único importante es ganar y hacer caja, aunque se pierdan los rasgos identitarios que singularizan al club.
Populares y emblemáticas
La simpatía que el Athletic despierta en el sur tampoco es independiente del gran número de andaluces que se mudaron al País Vasco, el cuarto destino preferente de los emigrantes andaluces, después de Cataluña, Madrid y Valencia. Ambos clubes son las entidades más populares y emblemáticas en sus respectivos territorios. El Athletic no solo representa a Vizcaya, ni el Betis a Sevilla, sino que son tomados, en el imaginario de los futboleros, como los más representativos de Euskadi y Andalucía, respectivamente. Conozco a emigrantes almerienses en el País Vasco que se apuntaron a una de las peñas béticas en Euskadi. Para ellos, el Betis es algo así como un referente de su tierra, aunque no sean sevillanos. De la misma manera, los béticos reconocen en el Athletic su liderazgo y una idiosincrasia singular con la que es fácil identificarse: «Tiene mucho mérito pelear con los grandes, manteniendo su filosofía», me reconoce un viejo socio verdiblanco.
Como la historia del Betis no es precisamente un camino de rosas, es comprensible que muchos béticos expresen admiración hacia un equipo que se ha mantenido en lo más alto a base de cantera, coraje y compromiso. Los leones no serán siempre los jugadores más virtuosos, pero sí los que se dejan la piel en el campo, algo muy valorado en aficiones, como la bética, que ha de fiar todo a la lealtad y responsabilidad de sus jugadores.
No hace falta ser antropólogo para saber que vizcaínos y sevillanos, vascos y andaluces, son muy distintos en términos culturales. Sin embargo, los humanos nos sentimos atraídos no solo cuando juzgamos alguna cualidad singular como admirable, sino cuando nos reconocemos en nuestras similitudes, más allá de las diferencias. Betis-Athletic: rivalidad con afinidad. Lo cortés no quita lo valiente.
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