Vivir Aste Nagusia a los 80 años: «Ahora se encuentra novio en cualquier sitio»
Olga Aparicio, Delfina Ruiz y Celia Echeverría relatan sus vivencias y anécdotas mientras disfrutan de un desayuno especial en el bar Zuloa de Bilbao
La ilusión no entiende de edades. Es un estado emocional que se refleja en el brillo de los ojos, en la forma de hablar o incluso en los gestos. Y con la farra pasa lo mismo. Cuando hay fiesta, ¡el cuerpo lo sabe! Olga Aparicio, Delfina Ruiz –o, como dicen sus amigas, 'Delfina una señora muy fina'– y Celia Echevarría, tres señoras de 89, 94 y 84 años, han dejado la rutina de la residencia a un lado para salir a disfrutar de la Semana Grande de Bilbao. «Ay, hija... Me lo he pasado fenomenal siempre. He sido comparsera toda mi vida. Me encantaban las txosnas, los conciertos... Los últimos años las hemos vivido sentadas viendo los conciertos en El Arenal, divinamente», cuenta Olga. «¡Y soy del Athletic a tope!», decía con orgullo mientras enseñaba un pin del equipo que lleva puesto en la chaqueta.
Luce otro de Marijaia al lado, y se ha puesto bien coqueta para la ocasión, porque las fiestas de Bilbao se convierten en una oportunidad para vestirse con las mejores galas y mostrar el orgullo de ser bilbaína. ¡Y también para ligar! «¡Ahora en cualquier momento encuentras un novio!», explicaba Olga. Ella conoció a su marido a los 18 años y se casó a los 22. Estuvo toda la vida con él. Le cuento que a día de hoy también se utilizan aplicaciones como Tinder para buscar pareja, pero en aquella época era más habitual encontrarla en las orquestas o los bailes.
Olga, Delfina y Celia disfrutan de las fiestas con las mismas ganas de divertirse que hace más de 50 años. «He vivido la Aste Nagusia a tope desde que era joven. Pero bueno, ahora en la residencia también estoy muy bien. ¡Como en un hotel! Nos llevan a muchos sitios», agradece. Estas tres mujeres están en la residencia Bilbozar. Ayer fueron a disfrutar de un 'desayuno especial' al bar Zuloa de Bilbao para celebrar las fiestas junto a otros mayores. A pesar de los achaques propios de la edad, demostraron que con 80 y 90 años también se vive la juerga. Estaban emocionadas por participar en la Semana Grande. Por delante les espera un programa completo de actividades: cantar bilbainadas, visitar txosnas, hacer actividades lúdicas... y hasta participar en un concurso creativo para decorar la baldosa de Bilbao. Planes no les faltan. Y ganas tampoco. ¡Qué cuerda tienen!
Cantar bilbainadas
Las tres han vivido la evolución de Aste Nagusia muy de cerca. «Conocí la Semana Grande antes de que llegara Marijaia. Venían los 'pies negros'», recuerda. No se han perdido ni una fiesta. Cuando no podían salir a la calle, seguían los eventos culturales a través de la televisión. No es de extrañar, por tanto, que ahora se apunten a todas las actividades.
Ayer inauguraron el 'planning' con un pintxo de tortilla y un café. En medio de la entrevista se pusieron a cantar bilbainadas. «¡Desde Santurce a Bilbao vengo por toda la orilla...!» empezó a corear una parte del grupo. «¡Ella es Manchega y mira cómo canta las bilbainadas!», le decía Delfina a otra del grupo. ¡Y encima con coreografía incluida! «Tengo buenos michelines, pero aún muevo la cintura», contestaba la otra. Les acompañaron Mónica Cuevas, técnica en animación sociocultural, y Sonia Varela, gerocultura.
«Es una experiencia súper positiva. Intentamos mantener sus tradiciones y nos enriquece un montón estar con todos ellos. Hacemos diferentes planes. Es una forma de hacerles sentir partícipes de las fiestas. Aunque estén en la residencia también forman parte de la sociedad», aseguraban. Mientras preparaban el desayuno en el bar, Olga, Celia y Delfina empezaron a contar anécdotas y vivencias de las fiestas de Bilbao: de las txosnas, de Marijaia, de cómo han cambiado los conciertos... Hasta se animaron a contar algún chiste. Todavía mantienen el humor y, sobre todo, las ganas de seguir disfrutando de las fiestas. Mientras recordaban su juventud y experiencias pasadas, se echaban a reír. Sus carcajadas sonaban a juerga. Y a vida.