La carga política de la Aste Nagusia
Gaspar Escobar
Martes, 19 de agosto 2025, 01:51
En estos primeros días de fiesta, mi debut en Aste Nagusia -vengo de Chile, un país lejano- me ha sorprendido la carga política que tiene ... la celebración. Un rasgo, a mi juicio, único y difícil de soslayar. No sé si existe otra ciudad en el mundo cuyas fiestas estén tan marcadas por esta identidad.
El pregón proclamado en el balcón del Arriaga durante el txupin, lo hacía notar desde el inicio con un llamamiento «a la transgresión, a lo prohibido» y a «seguir gritando 'no' al genocidio del pueblo palestino». Un recordatorio importante, porque mientras por estas latitudes se disfruta de las fiestas estivales, en otro rincón del planeta se está perpetrando un crimen contra la humanidad. Y es difícil ignorar este suceso: carteles y pancartas en alusión a este conflicto están presentes en la mayoría de las txosnas, algunas de ellas decoradas casi en su totalidad con referencias a la situación en Gaza.
El discurso feminista también tiene lugar en la juerga diurna y nocturna. Hay una franja horaria en la que los altavoces interrumpen momentáneamente la música para anunciar «el terremoto feminista» y luego continúan expandiendo el ritmo sonoro que alimenta a los cuerpos danzantes.
La multiplicidad de organizaciones presentes en las txosnas también ha captado mi atención. Las distintas colectividades territoriales, políticas y sociales conforman las piezas de un colorido puzle que se hace eco de la diversidad cultural que compone la villa. Cuando me refiero al rasgo político lo hago en el sentido clásico del término: el espacio común de la polis, donde las personas conviven, se organizan y -por cierto-también celebran juntas.
Los eventos masivos en las sociedades contemporáneas suelen estar organizados por grandes productoras. La autogestión de los diferentes grupos que trabajan voluntariamente para levantar los puestos y mantener la llama del carnaval encendida resulta casi extemporánea, a contracorriente de los vientos que guían al mundo actual. Pueden existir diferencias respecto a esta estructura, pero es indudable lo distintivo de su configuración.
Si en la antigua Grecia las fiestas dionisíacas eran instancias que permitían la liberación comunitaria y la reflexión sobre la identidad de la polis, Bilbao por estos días se encuentra atravesando una verdadera catarsis.
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