Así se lleva una txosna: turnos, 2.000 litros de vino...
Tres miembros de Moskotarrak desvelanlos entresijos que exige montar su instalaciónen la Aste Nagusia tras dos años de obligado parón
A sus 43 años y tras 27 como miembro, Jabi Romanos se puede considerar ya uno de los veteranos de Moskotarrak. Y modestamente, también experto en el montaje de txosnas. Este año ha estado desde el primer día al pie del cañón porque es un momento «especial». Por no decir «único». Dos ediciones de parón obligado «es demasiado tiempo». «La vuelta es todo un reto y queremos que sea a lo grande, mejor que nunca». Y por él no va a quedar. Se ha cogido tres semanas de vacaciones «para darlo todo, montaje, nueve días a tope y desmontaje».
Jabi es uno de los tres integrantes de la comparsa que desgranan para este periódico los entresijos del intenso operativo necesario para ensamblar este tipo de instalaciones del recinto de El Arenal, uno de los corazones de la Aste Nagusia.
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Al ser el pasado lunes festivo, la instalación de la txosna arrancó con cierto retraso, aunque para el miércoles la actividad ya era frenética. Mientras los expertos en montar mecanotubos daban la forma definitiva a la estructura, varios técnicos colgaban del techo de la carpa los potentes altavoces que inundarán de música El Arenal. «Para las operaciones que exigen seguridad y precisión recurrimos a profesionales, pero el resto lo hacemos todo nosotros. Nos arreglamos como podemos», remarca Romanos. De hecho, taladro en mano, a su lado varios compañeros afianzan las planchas metálicas de la inmensa barra. 15 metros de longitud «con todas las innovaciones»: desde un espacio específico para atender a discapacitados, a un mostrador lo bastante alto como para invitar al cliente a pedir sin acomodarse. Así, «de paso, disuadimos al que venga a liarla, que algún tonto aparece siempre, aunque la mayoría responde bien».
Gloria Prieto se afana junto a él en el montaje. Es la presidenta de Moskotarrak y la primera en echar una mano. Admite que la organización de nuevo de la txosna le ha dado «un poco de vértigo», aunque lo ha superado con las toneladas de «ilusión y ganas» que almacenaba en su interior tras el parón forzoso. Como el resto de comparseros, «más de 150», que desde mayo trabajan codo con codo para prepararlo todo.
El primer paso fue dividirse en comisiones: infraestructuras, avituallamiento y bebidas y, en especial, decoración, que ha diseñado y pintado los paneles que visten la txosna. «Este año era obligado homenajear a todas las fiestas que ha arruinado la pandemia», apunta Jabi. Por eso aparecen los gansos de Lekeitio, Celedón y San Fermín. Eso sí, los 'protas' son «Gargantúa, Marijaia y los tomates de Deusto».
Montar las cámaras, organizar el género «y mil cosas más». De todo se han hecho cargo. Y de estar preparados para la que se les viene encima a partir de las ocho de esta tarde: lo afrontarán con turnos que cubran las 24 horas del día. La propia Prieto se ha encargado de prepararlos. Tres por jornada, «de ocho de la mañana a cuatro de la tarde, el siguiente hasta la una de la madrugada y de nuevo a las ocho», desgrana. La comparsa los cubrirá con grupos de 15 a 17 personas, «que formamos ajustando los horarios en los que pueden venir los propios comparseros».
La previsión es que a cada uno se le adjudique tres turnos, es decir, que trabajará al menos 24 horas en todas las fiestas. «Y eso porque siempre nos ayudan desde fuera, familiares y muchos amigos; incluso desde Peñíscola vienen a hacernos algún turno», agradece Gloria Prieto.
Así lo reconoce también Edurne Pereda, para quien el de la noche es el turno más exigente. «Son muchas horas, aunque la verdad es que, cuando hay más jaleo, lo llevas mejor», admite Pereda. A partir de las cinco baja la afluencia, se reduce el volumen de la música «y te amuermas un poco, aunque al ver cada vez más cerca el desayuno te animas de nuevo». Nada como amanecer entre risas y amigos antes de un merecido descanso que reponga fuerzas para «seguir disfrutando de la fiesta a tope, pero de otra manera».
Eso sí, nadie se marcha sin antes poner a salvo la recaudación de la jornada, cuya custodia también tiene su responsable. «Realizamos toda la contabilidad y esta persona, bien escoltada, ingresa el dinero en el banco». También por la mañana se aprovecha para valorar las incidencias del día anterior y plantear posibles soluciones, o prever todo lo necesario para las siguientes 24 horas.
Tras 2 años sin ingresos, «estamos pelados» y se han planteado nuevas vías de autofinanciación
Estrecheces económicas
18 barriles de cerveza al día
Cada servicio, por otro lado, exige una gran sincronización. «Nos dividimos en subgrupos de cinco para cubrir toda la barra». Y entre ellos, varios se concentran en reponer lo que haga falta. El hielo, por ejemplo, «se evapora en nada». Y la cerveza, «que gastamos a diario 18 barriles de 50 litros». Por no olvidarse de los 2.000 litros de vino, la mayoría para hacer kalimotxo. Cifras muy relevantes, «que hacen que cada año sondeemos proveedores en busca de ofertas».
Y este año más que nunca, ya que, tras dos ediciones sin ingresos, la presidenta de la comparsa reconoce que «estamos un poco pelados». De hecho, a pesar de eludir las cifras, han tenido que inventarse formas de autofinanciación, «como una rifa previa con boletos a 5 euros que te permiten recuperar lo pagado al poder canjearlos por un katxi de cerveza». Eso además de los premios (tres cenas y una caja de txakoli) y de ser parte de un inmenso collage de fotos que dará forma a una no menos espectacular Marijaia.
La inclusión del 'tardeo' en el programa de la txosna
Moskotarrak quiere este año echar el resto y convertir su espacio en todo un referente festivo. Pero no solo por la noche, sino durante la mayor parte del día. Y sobre todo después de comer, cuando la actividad se desploma en todo El Arenal. «Queremos impulsar el 'tardeo' que tan de moda se puso con la pandemia», apunta Jabi Romanos. El reto es animar el ambiente para llenar la txosna «entre las cinco de la tarde y las nueve de la noche, con otro perfil». Por ejemplo, «familias con niños que ya no salen de noche».