Alavés-Valencia
Las vidas paralelas de Vicente y RiojaEl Alavés-Valencia retará a dos extremos clásicos. El aragonés es el agitador albiazul y el andaluz lució en Vitoria
El pasado y el presente, cara a cara. El lunes (21.00 horas) Mendizorroza no solo será escenario del enfrentamiento futbolístico entre el Alavés y ... el Valencia. El templo albiazul también será testigo del particular duelo entre Carlos Vicente y Luis Rioja. Dos futbolistas que han grabado sus nombres a base de interminables galopadas por la banda. Ese fino alambre de cal en el que se sienten especialmente cómodos. Dos agitadores que estiran el juego hasta el extremo. Sus vidas paralelas se separaron la temporada pasada cuando el andaluz puso punto y final a su aventura de cinco años en Vitoria para poner rumbo al conjunto de Mestalla. Ahora, ambos se ponen frente al espejo.
En el sentido literal. Porque Rioja despuntó y dejó un poso en la banda izquierda del Alavés. En los 189 partidos que jugó de albiazul firmó 17 goles y repartió 22 asistencias. Aunque más allá de los números, su huella fue más profunda en las gradas de Mendizorroza. El sentir ahora se traslada a Carlos Vicente. Desde su llegada en la ventana de invierno del curso 2023-24 se ha adueñado del carril derecho. En su historial lleva 55 partidos (7 goles, tres este año, y 9 asistencias), aunque la velocidad es aún más endiablada en los kilómetros que acumula en sus piernas.
Una entrega que obligará a José Gaya o Jesús Vázquez a remangarse para frenar al 'vikingo' babazorro, un auténtico puñal en el ala diestra. Que ambos hayan participado en las ocho jornadas (589 minutos Vicente y 598 Rioja) en este inicio liguero invita a pensar que coincidirán sobre el césped. Y lo harán ocupando la misma demarcación, ya que desde la llegada de Corberán al Valencia el exalbiazul juega en la banda derecha, a pierna cambiada.
55
partidos ha jugado con el Alavés desde su llegada en enero de 2024.
7
goles lleva Vicente de albiazul, tres de ellos esta campaña.
Un duelo al que llegan con las espadas en lo alto. El extremo aragonés suma ya tres tantos, todos desde el punto de penalti (Atlético, Sevilla y Elche), y se reafirma como una constante amenaza para los rivales. Sus botas son una especie de cañón que acribilla continuamente la muralla defensiva. Acumula medio centenar de centros (48) en estas ocho jornadas, por los 33 balones que ha colgado Rioja en busca de un remate. Una vía que abren por una banda derecha en la que buscan despegar hasta que se termina la pista.
No obstante, ambos han demostrado que no es la única herramienta a la que echan mano para desarbolar a los rivales. El protagonismo por el que apuesta el Chacho se ve reflejado en el apartado combinativo. Carlos Vicente suma a su 'carta' ofensiva la faceta de conectar con sus compañeros en busca de una alternativa. Los 236 pases que acumula reafirman esa adaptación del aragonés, por los 182 de Rioja. Dijo Coudet, respecto a la tarea de los extremos, que «el fútbol actual es más de comprensión y entender los espacios que hay que ocupar». Pero también de saber leer lo que demanda el juego en cada momento.
189
partidos disputó con el Alavés en las cinco temporadas que jugó.
17
goles de Rioja de albiazul, dando también 22 asistencias.
Como plegar velas para ayudar al lateral cuando los rivales aprietan. Un sacrificio que nadie les discute. De hecho, tanto Luis García como el Chacho han recurrido a Vicente para cubrir el carril en defensa, un ejemplo de su implicación en la zaga. Rioja también ha retrasado su demarcación. «Que pueda jugar en muchas posiciones habla del valor que tiene un jugador así», elogió Corberán, entrenador del Valencia. Una faceta que se ve reflejada en la cantidad de balones que recuperan, un número que es mayor en el caso del albiazul:27, por los 20 del che.
Reencuentros
Tal son los paralelismos que incluso sus vidas casi dibujan caminos cruzados. Previo a su desembarco en Vitoria, el Valencia abordó sin suerte el fichaje de Carlos Vicente. «Sí que es cierto que sonó mucho, pero siempre he explicado que luego vino el Alavés y tampoco tuve muchas dudas. Es algo que lo recuerdo bastante lejano y nunca le he dado importancia », explicó ayer el atacante aragonés en Ibaia.
Terminó vistiendo de albiazul y compartió vestuario con Luis Rioja durante media temporada en la que el Alavés despuntó en la clasificación hasta escalar a la décima posición. Convivieron distanciados por los 60 metros que separan ambas bandas hasta que el andaluz abandonó Mendizorroza. «Aquí he vivido cinco años maravillosos. El Alavés me ha hecho enamorarme de una ciudad en la que he podido vivir lo más bonito del fútbol», confesó en su carta de despedida.
El reencuentro con la que durante cinco años (189 partidos) fue su afición guarda un carácter emotivo para Rioja, quien continuó en el barco albiazul para devolver al equipo a la élite en el Ciutat de Valencia. Vicente, en cambio, resta importancia a los nombres y afronta con naturalidad el duelo frente a un club que llamó a su puerta. «No le doy importancia, ni es un extra de motivación, es un partido más que hay que ganar». El vestuario babazorro quiere retomar la competición tras este parón en el punto donde lo dejó. «La victoria, por las sensaciones que tuvimos, nos dio tranquilidad», sentenció Vicente.
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