Piterman ignora la orden de arresto y viaja a Canadá

Ni en Los Ángeles, donde tomó el primer vuelo, ni en el aeropuerto de Calgary, su destino final, sufrió complicación alguna por parte de las autoridades aduaneras. No consta que nadie le parase por su causa pendiente en Vitoria. En este sentido, su actual mujer colgó en sus redes sociales el feliz reencuentro con sus familiares en el propio aeródromo. En un segundo plano aparecía un sonriente Piterman tirando de un carrito cargado de maletas y ajeno a su condición de prófugo de la Justicia, como ya ocurriera en 2017.

La clave para esta sorpresiva libertad de movimientos reside en su pasaporte. Aunque nacido en Ucrania hace 60 años, Piterman, creció en California. Se graduó en la universidad de Berkeley y obtuvo la ciudadanía estadounidense hace décadas. No en vano se quedó a las puertas de representar al país de las barras y las estrellas en las olimpiadas de Barcelona'92. «Estados Unidos no acostumbra a extraditar a sus ciudadanos. Y menos cuando no existe un delito de sangre, como es el caso», reconocen medios judiciales y policiales.

La única bala que le queda por tanto a la Justicia, y al Alavés, es que quien fuera propietario del 51% de las acciones entre 2004 y 2007 se relaje y decida adentrarse en suelo europeo. Es una opción remota, aunque no descabellada.

Durante el verano de 2019 se zampó más de un mes de luna de miel con paradas en Odessa    (Ucrania) –donde nació y escenificó su 'reboda'–, Dubrovnik (Croacia), Viena, los lagos de Annecy (Francia) y Como (Italia), París y también Milán. En aquella ocasión pudo moverse sin restricción alguna ya que, meses antes, declaró por videoconferencia con el juzgado que llevaba su causa, Instrucción número 2 de Vitoria. A cambio de ese gesto de buena voluntad le retiraron la condición de prófugo de la Justicia española.

Todo cambió hace ahora mes y medio. El lunes 8 de abril estaba citado en la Audiencia Provincial de Álava para su juicio por hurtar 3,1 millones de euros de las arcas de la entidad de Mendizorroza. Se exponía a un global de siete años de cárcel. Sólo se presentó a la vista oral su abogado madrileño, Javier Alberti, y el otro imputado, Pepe Nereo, quien acabó condenado y recurrirá al Tribunal Supremo. El ucraniano justificó su ausencia por una «operación de rodilla» en una clínica privada. No coló, máxime cuando en realidad pasó por quirófano el martes 30 de abril, tres semanas después de lo previsto.

La Audiencia Provincial de Álava emitió una orden internacional de busca y captura contra él que seguirá en vigor hasta que no haya novedades en el proceso. Sin embargo, sus efectos reales se antojan estériles, admiten todas las partes sondeadas, parece bastante menor.

La primera prueba ha sido este viaje internacional desde Estados Unidos a Canadá. El país de la hoja de arce rojo en su enseña mantiene unas excelentes, y estrechas, relaciones con su vecino del Sur. «Para cruzar la frontera, a un estadounidense le basta con mostrar un pasaporte, un dni, una tarjeta de viajero habitual, una licencia de conducir o incluso algunos permisos estudiantiles». Dicho de otro modo, los funcionarios aduaneros no suelen esmerarse demasiado en los controles.

«Le sucederá lo mismo cuando se mueva por otros países de América como México (donde suele pasar las vacaciones), Brasil o Argentina», estiman medios judiciales y policiales. De momento, los Piterman –con dos hijos pequeños en común– están retransmitiendo en sus redes sociales esta visita por Canadá, como si el estropicio causado en Vitoria no fuera con ellos. Barbacoas, fotos de familia y reencuentros para ahondar en esa imagen de felicidad constante ajena a su destrozo en Vitoria.