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Osasuna - Alavés | Liga Santander Jornada 31

El Alavés echa la persiana

Un equipo albiazul frágil y descorazonador cae en el descuento ante un Osasuna relajado y se encamina por la vía rápida hacia Segunda

Domingo, 10 de abril 2022, 12:57

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Si el partido ante el Granada en Mendizorroza supuso la zona cero de la temporada la visita de este domingo al Sadar implica de facto echar la persiana a la temporada. A siete puntos de la permanencia a falta de otras tantas jornadas y con un equipo que a estas alturas más que rabia genera lástima entre sus aficionados. Un mendigo de la Primera División que coloca su cestillo por cada campo a la espera de una limosna para el necesitado. Pero la caridad escasea en un contexto de competitividad y ni siquiera un relajado Osasuna bastó para que la escuadra albiazul se embolsase unos puntos obligados para mantener la esperanza de que es posible. En el descuento, en otro error impropio en el área, esta vez del recuperado Ximo, se fue al traste un empate que tampoco servía para demasiado y que Pacheco había sostenido al detener un penalti. El equipo navarro hizo lo necesario para extender la alfombra sobre los pies albiazules, un arranque de partido de solteros contra casados, una presión tímida sobre el rival en una campaña donde las señas de identidad rojillas son morder hasta hacer sangre... Ni así pudo el conjunto vitoriano en el estreno de Julio Velázquez en el banquillo. Con la impresión de que el nuevo preparador alavesista necesitará pasar por el registro civil y cambiarse el nombre a Diego, porque le queda por delante intentar pintar Las Meninas en poco más de un mes.

Osasuna

Herrera; Vidal (J. Martínez, m.86), D. García, Aridane, Cote (Cote, m.61); Torró, Moncayola, I. Pérez (R. Torres, m.61); Chimy (Barja, m.86), Rubén García (Kike García, m.61) y Budimir.

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Alavés

Pacheco; Tenaglia (Duarte, m.81), Laguardia, Lejeune, Ximo Navarro; Loum, Escalante (Moya, m.81), Edgar (Pina, m.76), Rioja; Vallejo (Pellistri, m.65) y Joselu.

  • Incidencias: 19.220 espectadores.

  • Árbitro: Muñiz Ruiz.

El Alavés ha pasado ya por tantas fases depresivas esta campaña que la medicación de los cambios de preparador resulta insuficiente. La escuadra albiazul, salvo puntuales excepciones, como aquella racha de once puntos de quince con Calleja, vive aturdido, preso de sus limitaciones. Con las rejas de su alarmante falta de fútbol y, por ende, con esa orfandad ofensiva que demanda una familia de acogida. El club, más una casa que un hogar para los que saltan al césped, ha apostado lo justo por esta plantilla, igual que sucedió en las dos campañas anteriores. Y el lobo ya está aquí. Los colmillos de la Segunda División son afilados y la lima alavesista se encuentra tan desgastada que se antoja imposible impedir el mordisco feroz que ya se acerca a la yugular alavesista.