Un once por descarte

A falta de fichajes en el centro de la defensa y la delantera -si llegan se antoja complicado que puedan debutar de inicio en Butarque con una sola semana de entrenamientos-, las opciones del preparador siguen bastante limitadas. Pese a que se supone que el Alavés debería disponer de una de las plantillas más largas y solventes de la categoría, por el momento se trata de un equipo inicial o más bien de trece o catorce futbolistas que se ajustan a lo que reclama un teórico favorito al ascenso. A partir de ahí, un buen número de meritorios en busca de un hueco. Más vale que para el 1 de septiembre, fecha del cierre del mercado, el Alavés sea otra cosa. Que bastantes complicaciones añadidas tendrá conformar y cohesionar un equipo prácticamente nuevo. Tanto, por ejemplo, que Javi López ejerció de capitán el miércoles ante el Sporting en el campo del Prao de Laguardia.

Cuando la campaña aparece ya por el horizonte, posiblemente la única irrupción inesperada y con posibilidades de prosperar a medio plazo a base de minutos sea la del extremo Abde. Todavía en proceso de maduración y a veces más vistoso que efectivo, su verticalidad es una cualidad diferenciadora respecto a sus compañeros de banda. El entrenador alavesista ya apuntó que el argelino necesitará «paciencia» para crecer en un fútbol profesional en el que acaba de aterrizar, aunque es cierto que tras su notable temporada anterior con el filial se ha posado sobre la pista albiazul con potencia y elegancia. En unas alas albiazules donde Luis Rioja es la referencia y, en principio, Alkain la opción más probable para la banda diestra. Con Jason, como sucedió la pasada campaña, nunca hay garantías de regularidad y precisamente eso, esfuerzo y regularidad, es lo que demanda el Alavés. En el amistoso de Laguardia, con los menos habituales sobre el césped, el equipo volvió a mostrar orden e intensidad, sobre todo en una primera media hora de superioridad. Tras el descanso, problemas para sujetar a un adversario más fresco y entonado. Dos partidos consecutivos ante los equipos asturianos de Segunda -Oviedo y Sporting- han servido para orientar al aficionado sobre lo que espera este curso: una igualdad extrema, un fútbol muy físico y rivales, del primero al último, con capacidad para competir sin complejos.

Así que las huellas del último ascenso, aquel conjunto de Bordalás que acumulaba victorias por la mínima y apenas concedía en el apartado defensivo, son las que deberá pisar de nuevo el Alavés si quiere pelear por el regreso a la máxima categoría. Luis García trabaja en ese sentido durante la pretemporada y el plantel ofrece al menos la seriedad y el trabajo que le faltaron en la caótica campaña anterior. Condiciones imprescindibles, aunque ni mucho menos diferenciales, cuando el reto pasa por ganar más de la mitad de los partidos. Sí. Más de la mitad de las jornadas con victoria se necesita para alcanzar los números que en los últimos años han llevado al ascenso. Claro que como las alegrías o decepciones suelen ser proporcionales a las expectativas creadas, más vale pensar en salvar el mes de agosto sin traumas a la espera de que la plantilla quede definida.