Historias en albiazul
Entre el fútbol, los dulces y la poesíaEn el anterior artículo de esta sección contaba la historia del llodiano Gorka Urquijo que, además de ser un gran deportista y uno de los primeros cronistas de los partidos del Deportivo Alavés en su primera etapa gloriosa, fue autor de un buen número de cuentos de ambiente vasco. Su doble condición de escritor y periodista deportivo le hizo ver que el fútbol y la literatura eran actividades compatibles.
En la actualidad, esta coexistencia parece fuera de toda duda, pero en los años veinte del siglo pasado no todo el mundo tenía clara la relación entre el deporte y la cultura. Además, en nuestro caso algunos autores despreciaban el fútbol como algo exótico, que iba en contra de las tradiciones y los deportes vascos. Esta dicotomía dio lugar en 1926 a un curioso debate, en el que se vieron implicados algunos de los personajes más populares de la Vitoria de entonces. El primero de ellos era el propio Urquijo, que defendía que era posible contar a los lectores del diario católico 'Heraldo Alavés', en el que colaboraba, los fichajes, entrenamientos y partidos del once albiazul con una buena pluma literaria.
Urkijo y Eguileta protagonizaron en 1926 un debate periodístico sobre la compatibilidad entre los versos y el balompié
Por ello, le sorprendió que en la otra cabecera local, el periódico liberal 'La Libertad' apareciera el 14 de diciembre de 1926 un artículo que, indirectamente, criticaba el fútbol como algo propio de una juventud insustancial y desorientada que, a través del deporte, se alejaba de la literatura. Su autor era Ángel Eguileta, uno de los más afamados cronistas locales de la época, que firmaba con el seudónimo de 'Un aldeano'. Eguileta dedicaba su texto a alabar la figura de otro conocido vitoriano, Pedro García Ramírez, que ha sido definido como «confitero de día y poeta de noche». Por un lado, era propietario de una confitería de la calle Dato, que en 1927 se fusionaría con otra conocida marca vitoriana, al contraer matrimonio con la heredera de Goya, hasta entonces su competencia. A la vez, publicaba poemas en tono de humor en 'La Libertad' y en otras revistas, con los seudónimos de 'Pedrín' o 'Abate Merengorum' (el Abad de los merengues).

En el artículo en cuestión, con una prosa propia de la época, Eguileta decía que Pedrín era «mantenedor entusiasta de las costumbres y virtudes de la raza, y lección tremenda y ejemplo altísimo para la frívola y extraviada juventud de ahora, que trocó los problemáticos encantos de un pasatiempo exótico por las espléndidas e inagotables bellezas que la literatura brinda ubérrima con opulencia y con amor».
La respuesta de Gorka no se hizo esperar y al día siguiente publicó un texto en el que, tras hablar del próximo partido Alavés-Elexalde en Mendizorroza, defendía el fútbol como algo perfectamente compatible con la poesía. El periodista de 'Heraldo Alavés' acusaba a Eguileta de aprovechar cualquier ocasión para meterse con quienes amaban el deporte en general y el fútbol en particular, aunque hablara de la ampliación del Ferrocarril Vasco-Navarro de Vitoria a Estella, entonces en construcción. Gorka no quería quitar méritos «a los conocimientos poético-culinarios de Pedrín», pero replicaba que eso que 'Un aldeano' «llama 'pasatiempo exótico' puede ser, y es, motivo de inspiración tanto o más que la tarta o el cabello de ángel, y que la poesía y el fútbol no son incompatibles».
Para ello, citaba varios poemas relacionados con el deporte, incluido el '¡Ánimo pues!' o el hecho de que en 'El Pueblo Vasco' de Bilbao hubiera aparecido una reseña de un partido «en verso castizo». Todo ello era «clara demostración de que las musas no están reñidas con el deporte balompédico». Gorka terminaba su réplica con una versión humorística de la canción 'El aldeano tiró la piedra', dirigida a quien firmaba sus artículos con ese seudónimo: «¡Ah! Y hemos olvidado citar aquello de El aldeano tiró, tiró un penalty y no lo metió…».
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