

Maroan Sannadi | Jugador del Athletic y ex del Alavés
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Maroan Sannadi | Jugador del Athletic y ex del Alavés
«El fútbol ha sido mi refugio»Maroan Sannadi (Vitoria, 24 años) aparece puntual, respetuoso con el tiempo ajeno. Impresiona de cerca. Es una montaña bien definida, una mole de más ... de 1'90, todo amabilidad y educación. Durante la conversación trata de controlar los nervios, lógicos al tratarse de un chaval que hace 90 días pateaba los campos de Primera Federación y hoy juega un derbi en Primera entre el Athletic y el Alavés, su exequipo. Mira a los ojos cuando habla, todo el rato, en cada pregunta y respuesta. Cuenta cosas interesantes, pura vida, que a diferencia de otras épocas ahora le sonríe. Mucho.
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- No tuvo una vida fácil. ¿Cómo fue su infancia?
- La recuerdo muy bonita. Disfruté mucho. Solo que... Cuando ahora me pongo a pensar en lo que he vivido, pues es increíble cómo asumía las cosas y cómo mis padres taparon mucho de lo que pasaba en casa. A veces hablando con mis hermanos decimos: '¿Cómo hemos podido salir de esas situaciones?'. Gracias a ello tenemos ahora una buena mentalidad y educación.
- Sus padres llegaron a Vitoria muy jóvenes, en edad adolescente. Hable de sus comienzos.
- Fueron difíciles por el idioma, por las circunstancias que había en aquel momento, pero siempre han sido dos grandes luchadores. Pelearon en equipo para sacar a la familia adelante. Al principio, mi padre compraba y vendía cosas y luego abrió una carnicería -luego lo dejó-. Estoy orgulloso de ellos por todo lo que nos han dado.
- Hubo una época en la que iba con las zapatillas rotas y se ponía bolsas de plástico en los pies para jugar. ¿No había para unas playeras ni calcetines?
- Así es. Cuando estás ahí, no te das cuenta y parece un juego. Me pongo las bolsas de plástico para no mojarme. Ya está. No pensaba que no tenía zapatillas. Era un chaval agradecido con lo que tenía. Nunca he mirado al de al lado, si tenía más que yo, pensaba en que llegaría mi momento y que tendría mis cosas.
- ¿Cómo le hacía sentirse aquello? ¿Triste?
- Bueno... Triste, no. Pero es verdad que me paraba a pensar en las facilidades que podían tener otros. Pero en ningún momento decía 'mira lo que tengo, me gustaría tener unas zapatillas mejores'. No, decía: 'Estas son las zapatillas que tengo y voy a disfrutar de ellas'.
- ¿El fútbol era su refugio?
- Sí. Era un refugio porque con las relaciones de amistad que tenía... no me ayudaban mucho. Siempre era el inferior, al que miraban. El fútbol me hacía destacar y sentirme bien, sobre todo conmigo mismo.
- Contó que se sentía rechazado y que no tenía muchos amigos. ¿Se ha preguntado por qué?
- Sí, porque era diferente a ellos. Era el único junto con mis hermanos en todo el colegio... de otro sitio. Tampoco pensaba ni sufría por ello todos los días porque era un niño que quería disfrutar y pasárselo bien. Siempre cogía lo bueno de las personas. Incluso cuando la gente me hacía daño, con un mínimo detalle bueno que tenían hacia mí me olvidaba del mal que me habían hecho.
- Disfrutaba con el fútbol. ¿A quién quería parecerse?
- De chaval era muy pequeño y siempre me había gustado Neymar. Intentaba imitar sus regates en la calle. Pero me siento muy identificado con la mentalidad de Cristiano Ronaldo.
- ¿Su vida era el fútbol?
- Sí, siempre. En los peores momentos de mi vida, cuando había repetido curso o me iba a una FP para hacer el mantenimiento de vehículos...
- ¿Qué tal se le daba?
- Bufff, fatal. Volvía locos a los profesores porque solo quería jugar al fútbol. Me decían que ya tendría que estar en un buen equipo. Yo jugaba en el equipo del barrio, en el Vitoria, y disfrutaba. Les decía que iba a ser futbolista y ellos se reían. Siempre he creído en mí.
- ¿Qué papel han tenido en su carrera Athletic, Alavés y Barakaldo?
- Viví muchísimo la Europa League en la que el Athletic llegó a la final (2012). Desde pequeño he tenido una conexión porque era el primer club al que fui a tecnificar. Luego, con el tiempo, el Alavés estaba más cerca. Acabé allí. Pero es verdad que había esa conexión con el Athletic y la guardaba en la memoria. El Alavés me ha ayudado mucho mentalmente porque eran momentos de muchísima dificultad, tanto en el club como con algún entrenador que tuve, pero gracias a ellos forjé una gran mentalidad de resiliencia. El Barakaldo me ayudó en mi peor momento futbolístico y me impulsó. Estoy muy agradecido por la confianza y el cariño que he sentido cada día.
- ¿Cómo de especial es el partido de hoy con el Alavés?
- Es un partido especial por los años que he pasado allí. Los guardo con cariño y le doy valor a esa etapa, pero esperamos ganar el partido e ir a por nuestro objetivo -meterse en la Champions-.
- ¿Cuántas ganas tiene de marcar?
- Las mismas que siempre.
- ¿Le han llamado esta semana de Vitoria para pedirle que sea amable con su exequipo?
- (Risas). Algún amigo que tengo por allí me ha escrito. Nada, desearnos suerte y que gane el mejor.
- El Alavés pelea por la salvación y el Athletic, por la Champions. Son dos necesidades muy opuestas. ¿Cuál pesa más?
- Cada objetivo es distinto. A lo largo de mi vida he peleado también por evitar el descenso. Los dos objetivos tienen su parte positiva. El Alavés se está jugando la vida, la salvación, y van a salir a morir. Pero esperamos imponernos.
- Y ahora, ¿cómo le ha cambiado la vida?
- Intento darle normalidad y seguir con mis hábitos, pero es verdad que hay muchas tentaciones y cosas que evitar para no perder el foco. Mentalmente, siempre trato de estar de la mejor manera posible. Tengo que estar mentalmente bien para que en el campo puedan verse mis cualidades.
- ¿Qué ha regalado -o regalará- a sus padres con el primer sueldo de Primera?
- Espero poder comprarles una casa. Bueno, primero les pagaré la hipoteca.
- Con el tema de las selecciones, llegado el caso, ¿lo tiene claro? ¿España o Marruecos?
- Bueno, ya veremos lo que pasa.
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