Sin defensa no hay paraíso que le valga al Alavés
Toca recuperar el equilibrio en el juego con una plantilla que lo que ha mejorado en ataque lo ha perdido en defensa
Con todo en contra y empezando por sí mismo, el Alavés naufragó sorpresivamente en Mendizorroza ante un Valladolid en entredicho al que dio alas para ... emparejar a ambos en la lucha por la permanencia. El empate no era bueno, pero tampoco tan malo como para que la ansiedad alavesista finalizara con una derrota dolorosa que supone un punto de inflexión para enfocar la temporada con realismo. Ni al principio de la misma éramos tan buenos ni ahora tan malos, pero hay que reconocer que la próxima salida a Vallecas debe servir para revertir la imagen y volver a sumar puntos.
Porque de los últimos dieciocho, sólo conseguimos tres con la victoria frente al Sevilla en Vitoria, con cuatro últimas derrotas consecutivas. Aunque ya desde el principio el rival saltó al campo con personalidad y las ideas claras, un error defensivo propició el primer gol albiazul tras trallazo de fuera del área del punta Toni Martínez. Todo a pedir de boca con un once donde se apostaba por la fiabilidad de la medular de la campaña pasada con la vuelta de Guridi a la mediapunta. También volvía a modo de clon de Rioja como extremo zurdo Conechny, pero en su línea irregular, y la incursión del central Diarra por el lesionado Sedlar.
Hasta que el Alavés se pudo confiar pronto y erróneamente, permitiendo las contras rivales para consentir la igualada con un penalti transformado por el ex alavesista Sylla, al que no lo quisimos aquí. Esta vez, el portero Sivera no midió bien la salida y tampoco Carlos Vicente, nuestro mejor jugador de campo, tuvo su noche. El Alavés se disparó en su propio pie y de todo a favor pasó a todo en contra, ensalzando al equipo contrario en una segunda parte para olvidar.
La reanudación comenzó con un posible penalti que el VAR no nos quiso revisar. Para colmo de males, un fuera de juego milimétrico nos supuso un gol anulado a Guridi. Mentalmente, pudieron mermar ambas acciones. Arriesgando en exceso con nuestros laterales jugando de extremos, llegaron los mazazos visitantes. El técnico forastero fue listo, pasando desde el principio de cuatro zagueros para sacar la pelota a cinco, seis y hasta siete futbolistas para tapar todos los agujeros. Mientras, aprovechaban nuestras grietas, con rápidos contraataques que sentenciaron el duelo con un segundo penalti riguroso en contra y un tercer tanto con fútbol directo de libro.
Por mucho que los recambios locales con los que se buscaba frescura, calidad y balón parado con más hombres ofensivos sólo maquillaran el marcador con un postrero gol de Kike García, que terminó expulsado por protestar.
El caso es que esta vez sí se ganó en la posesión del balón, pero perdimos en la efectividad que recuperó el contrario, ya que las ocasiones peligrosas fueron muy parejas. Es decir, fue paradójicamente el Valladolid quien explotó nuestras principales armas, que deberemos recuperar cuanto antes, sobre todo a domicilio. No importa dominar poco el juego, sino ser efectivo en las llegadas al área contraria y sobre todo, no ser tan débiles en la propia. Hemos perdido la contundencia y fiabilidad atrás, clave básica que nos hizo volver rápido a la máxima categoría y soñar con la tranquilidad y más gestas. Toca recuperar el equilibrio en el juego con una plantilla que lo que ha mejorado en ataque lo ha perdido en defensa. Esperemos que la llegada del central Facundo Garcés se acelere lo máximo posible e incluso habrá que valorar reforzar la plantilla con más elementos defensivos, para recuperar esa estadística de antaño como conjunto de los más difíciles para crearle ocasiones claras de gol.
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