Alavés

El alumno pone en jaque al maestro

El Alavés entregaba entonces las llaves de su portal a Antonio Sivera, un guardameta de 26 años que llevaba cinco a la sombra del pacense y que en sus contadas apariciones había sembrado bastantes dudas, incluida una infructuosa cesión a Segunda, al propio Almería. «Entiendo las críticas porque no siempre he estado al nivel que se requiere», asumía en una entrevista en EL CORREO al principio de aquel campeonato. El cancerbero alicantino aceptaba con total naturalidad «que pudiera haber alguna duda después de tantos años» en la penumbra.

No hace tanto de aquello. Dos años y un mes. Un mundo para cualquiera de los dos. Del blanco al negro. O al revés. Las ovaciones de Mendizorroza son ahora para un Sivera consolidado en la portería albiazul y consagrado en la elite con paradones que valen puntos. «Un porterazo, uno de los mejores de Primera División», destaca Luis García Plaza. Pacheco es suplente en el Espanyol después de salir por la puerta de atrás del Almería unos meses después de aquel fichaje, encadenar en Cornellá-El Prat su segundo descenso consecutivo y subir ya sentado en el banquillo después de que el canterano Joan García le adelantara en la rotación perica.

Son los contrastes de la portería, un hábitat complicado, el refugio de la figura más solitaria del fútbol. Salpicada por demasiados intangibles azarosos. La paciencia que supo tener Sivera, por ejemplo. Aquel 10 de agosto su carrera se cruzó con la de un Pacheco que no ha vuelto a ser el mismo lejos de Mendizorroza. Desde entonces, el alicantino, incuestionable, ha jugado 84 partidos oficiales, casi el doble que el cancerbero pacense (45), prácticamente inédito en el Almería –relegado por Francisco– e intermitente en el Espanyol.

Los dos penaltis parados al Albacete en el arranque del curso pasado parecían devolverle la serenidad perdida el anterior, pero el segundo cambio de entrenador –Manolo González por Ramis– le volvió a arrojar a un ostracismo del que no pudo huir en el mercado estival. Las cifras tampoco le avalan: su promedio de goles encajados desde que abandonó Vitoria es de 1,5 por partido. En ese mismo período, Sivera no llega ni a un tanto por encuentro (0,9). Tiene la lógica de la etapa ascendente del Alavés en las dos últimas temporadas, pero los números también sostienen al de Xàvia en una comparativa más real en color albiazul.

En su primera temporada en Mendizorroza, la del ascenso con Bordalás, un Pacheco de 23 años encajó 0,85 por jornada. En su primer ejercicio como titular, el del ascenso con Luis García, un Sivera de 26 dejó ese promedio en 0,73. En el salto a la elite, el pacense recibió 1,17 en un Alavés noveno clasificado y finalista de Copa, mientras que el alicantino –apenas llevaba doce partidos en Primera– bajó ese registro a 1,12 en un conjunto albiazul que finalizó en décima posición.

Esta temporada, Sivera ha disputado los 360 minutos del campeonato, séptimo en paradas en Primera y con intervenciones salvadoras. Fundamental ante el Betis y relevante contra LasPalmas, ha sido clave en las dos porterías a cero que ha firmado el Alavés en apenas cuatro jornadas. Y Mendizorroza ha convertido en rutina lo de corear el nombre de su nuevo ángel de la guarda. Pacheco aún no se ha estrenado, la portería perica sigue en manos de Joan García. El sábado, en Cornellá-El Prat, se cruzarán por primera vez desde aquel último entrenamiento compartido que hace dos años y un mes dio un giro de 180 grados a la carrera de cada uno.