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Pocos nombres justifican mejor la tan inusual paciencia en el fútbol que el de Manu Sánchez. El lateral izquierdo del Deportivo Alavés es, desde ... hace semanas, uno de los jugadores con desempeño más estable en el equipo vitoriano. Un futbolista que destaca por su solvencia en una parcela defensiva sin apenas errores de magnitud considerable y que encuentra pinceladas positivas en ataque con cada vez mayor frecuencia. Pero lo que ahora es una certeza fue durante muchas semanas incertidumbre, o directamente, el más puro pesimismo.
Manu Sánchez ha sido el lateral izquierdo del equipo albiazul desde el primer momento. Tanto Luis García como Coudet han apostado por un futbolista que llegaba a cubrir un hueco más que delicado en esa parcela, huérfana de Duarte y Javi López. Solo contaba para esa zona con la particular competencia de Moussa Diarra, con capacidad para actuar de lateral pero mucho más cómodo en el centro de la zaga. Sánchez era la apuesta por un futbolista sin espacio en su equipo, el Celta, pero con recorrido en Primera. Incluso el hecho de que su préstamo no incluyera opción de compra ilustraba la fe del club gallego en él.
Pero las expectativas chocaron con la realidad. Las primeras jornadas de Manu Sánchez fueron muy complicadas. Su aportación ofensiva era escasa y, sobre todo, insuficiente para compensar sus palpables lagunas defensivas. Los errores condenaban a un jugador que incluso llegó a perder el puesto por un Diarra que también se encontraba en las antípodas de la fiabilidad. Así transcurrió prácticamente la primera mitad del curso. Los pasos adelante de Sánchez eran escasos para las expectativas y necesidades del equipo.
Aunque a base de insistir ha logrado dar lo que se le reclamaba. Cumple en defensa para sumar cada vez más en ataque. A ello ha ayudado la apuesta de Coudet por situar en el extremo izquierdo a un perfil como Aleñá, con total tendencia a jugar por dentro y dejar la banda entera para el lateral. Eso permite las subidas de Manu Sánchez y que por ello el madrileño pueda tener mayor incidencia ofensiva.
El caso más claro de esa proyección atacante llegó en el partido contra el Villarreal. Entonces él marcó gol de la victoria, de cabeza, tras incorporarse desde atrás al área. Su única muesca de la temporada, donde también está pendiente de repartir alguna asistencia. No en vano, tanto en Vigo (5 el curso pasado) como con Osasuna (10 en tres temporadas) demostró sus buenas dotes para proporcionar el último pase.
Ahora Manu Sánchez afronta el tramo final del curso consolidado en el lateral. Lo ha jugado casi todo en las últimas jornadas -titular en los cinco encuentros más recientes- y con solo una amarilla de su segundo ciclo de tarjetas afronta el tramo final del curso sin problemas disciplinarios. El momento en el que espera dar su salto definitivo que termine de voltear un año difícil.
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