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El Alavés estudia recurrir la expulsión de Antonio Blanco. El jugador albiazul vio la segunda amarilla en el minuto 93 del partido después de «protestar, ... de forma ostensible, una decisión», según refleja el colegiado, Ortiz Arias, en el acta del encuentro. Una acción que supuso que los babazorros disputasen los últimos doce minutos (se prolongaron 15) con nueve hombres, tras la expulsión previa de Antonio Sivera.
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La entidad albiazul considera que Blanco no actuó de manera desconsiderada hacia el árbitro como para ser castigado con una segunda amarilla en un momento tan crucial del partido. Es más, el banquillo albiazul pensó que el amonestado había sido Mouriño, como reconoció posteriormente en la rueda de prensa el Chacho Coudet. «Pensé que había amonestado a Mouriño y no sabía por qué. Antonio no había hecho ningún gesto para la amarilla, pero ya está. Seguimos, necesitábamos los tres puntos».
Más allá del fondo -no es habitual ver una segunda amarilla por protestar-, la duda ahora se centra en la forma en la que se produjo la expulsión. Porque la segunda amonestación a Blanco se llevó a cabo después de que Diarra cometiese una falta sobre un adversario, por la que también fue castigado disciplinariamente. El juego se reanudó y el Villarreal armó un ataque para tratar de conseguir la igualada. Los babazorros consiguieron desbaratar la ocasión, despejando el balón a banda. En ese momento, Ortiz Arias detuvo el encuentro y se llevó el dedo al auricular.
Los colegiado emplean esta seña para indicar que se están comunicando con la sala VOR, desde donde entran a corregir «errores claros, obvios y manifiestos». Y entre los supuestos para que intervenga está, además del fuera de juego, expulsiones y penaltis, la «confusión de identidad (cuando el árbitro amonesta o expulsa al jugador equivocado del equipo infractor)». Sin embargo, en este caso no se dio este último supuesto, por lo que todo hace indicar que no se encontraba hablando con Figueroa Vázquez, sino con alguno de los asistentes o el cuarto árbitro.
Las reglas de juego indican que «una vez reanudado el juego, solo podrá imponerse una sanción disciplinaria en el caso de que otro miembro del equipo arbitral haya detectado una infracción y haya intentado comunicarla antes de la reanudación». Al no haberlo conseguido, «la sanción no conllevará la reanudación del juego vinculada con ella». Es decir, en este caso se le amonestaría (al ser la segunda, sería expulsado) pero no se rearbitraría la acción.
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