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Toni Martínez se lamenta de una ocasión fallada. IGOR MARTÍN

El Alavés resbala hacia el precipicio

Otro ejercicio de desacierto ofensivo en Mendizorroza, aderezado con el habitual regalo al rival en los instantes finales, preside una derrota que ahonda en el peor escenario

Sábado, 22 de febrero 2025, 16:04

El Alavés resbala hacia el precipicio. Y es que los tacos de sus botas resultan incapaces de aferrarse al césped para al menos frenar una ... deriva impropia de un aspirante a la permanencia. Otro ejercicio de desacierto ofensivo, aderezado con el ya habitual regalo al rival en los instantes finales, acabó con una de esas derrotas que se sienten como un movimiento sísmico. Hace tiempo que sonaron las alarmas y ahora, después de sumar un punto en tres duelos determinantes ante adversarios directos (Getafe, Leganés y Espanyol) se escuchan ya las trompetas de desesperación. Habrá que ver si después de encajar varios puñetazos al mentón de gran calibre este equipo es capaz de levantarse de la lona y aferrarse al menos a la pelea por la salvación. Veremos.

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Ni de una ni de otra forma gana un Alavés que ha sumado dos victorias en 19 partidos de Liga (¡Una vuelta completa¡), que no ha vencido en Mendizorroza con Coudet, que ha logrado un gol y de penalti en los cuatro últimos partidos en Vitoria saldados con un punto de doce, que se ha convertido en un especialista en crujir cuando los partidos se acercan al final… Cuando se acumulan y hasta llenan la despensa del equipo este tipo de estadísticas no hay demasiado que añadir. Las cosas no funcionan. Sí. Es una manera diplomática de decirlo. Que el peor visitante de la categoría lograse su primera victoria fuera en el paseo de Cervantes consolida esta versión.

Ocasiones albiazules

El cuadro albiazul había regresado a la fórmula de los dos delanteros, con Toni Martínez junto a Kike García, y Aleñá, Blanco y Jordán como responsables de la elaboración del juego. A Carlos Vicente, en una de sus tardes más grises que se le recuerdan apenas se le vio hasta que fue sustituido en el descanso. Ya es conocido que al Alavés, cuando se trata de combinar para superar defensas pobladas, le cuesta un mundo generar desequilibrios ofensivos. Pese a que al menos con Aleñá y Jordán sobre el césped se pueda esperar cierta continuidad y amenaza en tres cuartos de campo.

Pero, a falta de otras cualidades generales, la tarea del Alavés es la insistencia, a la espera de cazar un error. De eso, de un par de robos cerca del área rival, aparecieron algunas ocasiones. Como una de Toni Martínez que salió cerca del palo. También a balón parado. En otra muy clara de Kike García tras una falta rápida lanzada por Jordán con la defensa visitante despistada. Pero el meta Joan García, siempre seguro, acabó triunfando cada vez que vio amenazados sus dominios. Sin intervenciones aparatosas, pero siempre preparado y en el lugar preciso. El Espanyol, que había creado de inicio cierta sensación de peligro a través del rocoso Roberto y del habilidoso Puado, menguaba ya antes del descanso y se dedicaba a dejar pasar el tiempo.

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Pero no hay idilio con las áreas, sobre todo en Mendizorroza, ni esa pizca de fortuna para encontrar el gol antes del rival. Ni siquiera cuando se hacen merecimientos para ello. Entró Cabanés por Carlos Vicente tras el descanso y el Alavés lo intentó una y otra vez. Cada vez con más posesión y recuperaciones rápidas de balón en defensa. Ni un pero al esfuerzo del equipo, representado por ejemplo por un Blanco que ejerce de tractor para arrollar rivales si hace falta. O un Tenaglia que, visto el rendimiento de otros muchos, se antoja uno de los más regulares. Al menos cumpliendo con las exigencias de la categoría.

Villalibre y más opciones

Hubo esta vez minutos, media hora, para un Villalibre que se unió a Kike García para tratar de sacar provecho del juego directo y las segundas jugadas. Apretó de firme el Alavés para volver a pisar el área rival con frecuencia y sumar opciones. Tampoco hubo acierto. Ni Aleñá en el segundo palo ni Mouriño tras parar un balón a pocos metros de la portería consiguieron resolver. Obligado el Alavés a buscar el triunfo para sobrevivir, el Espanyol respondía con cambios defensivos como la entrada de Calero por Puado. Esperaban los catalanes y acabarían por cazar la suya. Casi todos los equipos abaten la pieza cuando se trata del Alavés. Dos remates a puerta rival y un gol.

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Coudet lo intentó al final con la entrada de Guevara y Manu Sánchez (en el descuento saldría también Guridi), pero todo acabó de la peor forma posible. Las modificaciones afectaron prácticamente a toda la zaga. Mouriño pasó la derecha y Diarra, hasta entonces lateral zurdo, se incrustó como central. Por ahí, de nuevo, se acabó el partido. Descuido en la marca del maliense. Un punto menos y dos más para el Espanyol. Mendizorroza lanza desde hace tiempo ¡Ohs¡ irónicos cuando Diarra realiza una acción de mérito. No hay mucho más que comentar.

Apenas restaban cuatro minutos tras el 0-1 y poco había ya que rascar. Salvo una falta forzada por Mouriño cerca del área que Jordán desperdició con un lanzamiento muy alto prácticamente en el último segundo de juego. Esta vez sin polémica arbitral se escapó uno de esos partidos que rara vez vuelven. El duelo que podía enganchar a los albiazules a la pelea real por la salvación y reactivar moralmente a un equipo golpeado con reiteración. Habrá que ver si el enésimo bofetón en Mendizorroza acaba con más consecuencias que la simple pérdida de los puntos. Cualquier cosa es posible.

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