El éxodo del Mirandés a Mendizorroza: «Es una declaración de intenciones, el año que viene jugamos en Primera»
Cientos de aficionados rojillos se desplazan en coche, autobús y tren para animar al equipo en su éxodo a Vitoria debido a la reforma de Anduva
«Mira, esto no es un éxodo, es una declaración de intenciones: venimos a Mendizorroza, un campo de Primera, porque el año que viene queremos ... jugar en Primera», anheló Edu Ortiz, con una enorme bandera del Mirandés anudada al cuello emulando una especie de capa. Porque que cientos de aficionados rojillos se desplazasen este sábado en coche, autobús o incluso tren hasta Vitoria para animar a su equipo tiene tintes de superhéroes. Una pasión convertida en combustible para recorrer los 32 kilómetros de la 'autovía' jabata.
Día 1 del anunciado traslado temporal del Mirandés a Mendizorroza debido a las obras de remodelación de Anduva. Aún faltaba una hora para que comenzase el partido, pero la afición fue tomando posición, algunos incluso accediendo al estadio, esperando el toque de corneta para iniciar el abordaje. Había hambre de fútbol. Y también ganas de adaptarse al nuevo escenario; ya saben, los cambios al principio cuestan. «Como es el primer día, venimos con tiempo para encontrar nuestra nueva localidad», explicaba Agustín Gómez, con el carné provisional que usarán durante el 'alquiler' en Vitoria.
Jugar en un campo de primera les «ilusiona», pero más jugar en su casa. «Asumiendo lo que hay. Vendremos siempre hasta que podamos volver a nuestra casa», prometió Rodolfo Vélez, junto a su familia. La preocupació no es el viaje, sino llevar a cuestas la atmósfera de su campo. «Va a costar trasladar la presión de Anduva, pero por empeño no será», prometen Miguel Ángel Martínez y Ignacio García.
«Es el primer día, de momento va bien, pero esperemos que no se nos haga larga la experiencia fuera del calor de Anduva y eso afecte a los resultados», opinaron Antonio Saeta y Txutxi, «todos me conocen así». Porque él es un veterano en la grada. Tanto que recuerda la anterior aventura del Mirandés en Mendizorroza.
Los precedentes
Igual que Carlos Urbina: «Anda que no ha llovido desde entonces... Recuerdo que era un crío y que vine a dos partidos», evoca. Fue en 1988, con sendas victorias frente al Aragón (2-0) y Tarrasa (3-0). «Esperemos mantener esa buena dinámica», reía. Ayer no pudo ser y los hombres de Fran Justo cayeron 0-1 frente al Huesca.
Un año más tarde, en 1989, Osasuna repitió el éxodo: dos de liga ante el Valladolid y Murcia, y uno de Copa ante el Celta. Una expedición en la que se encontraba Enrique Martín, espectador de lujo del Mirandés-Huesca. «Yo era el segundo entrenador. «Teoricamente el equipo que viene de fuera parece que tiene cierta ventaja, pero cuidado: al final es una motivación para el futbolista jugar en un campo tan atractivo como Mendizorroza».
En esta ocasión, la mudanza a Vitoria será aún más larga. El presidente del Mirandés, Alfredo de Miguel, reconoció que la vuelta a Anduva finalmente será en enero, jugarán en Vitoria toda la primera vuelta. «Lo importante es que el campo quede bien. Y si ganamos en ese proceso, el viaje de vuelta a casa será más dulce», concluyó Marta Ferrero.
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