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Carlos y ander Guevara, durante un momento de la charla. Igor Martín

«Acertaste al venir al Alavés»

Carlos y Ander Guevara cuentan su historia en Mendizorroza en la charla 'De generación en generación'. El padre, un «jugador total» que se hizo médico; el hijo, un recogepelotas que lidera el equipo albiazul

Iñigo Miñón

Vitoria

Miércoles, 24 de abril 2024, 20:09

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«En el filial teníamos solo un entrenador, no tocábamos una pesa y entrenábamos en arena. En el primer equipo ya había un masajista, segundo entrenador y una vez que estábamos de capa caída vino un psicólogo para unas sesiones de relajación. Casi me duermo». Carlos Guevara Enciso (Vitoria, 1961) echa la vista atrás para destacar la distancia abismal que separa el fútbol de su época del actual. Fue un libero aguerrido que iba bien de cabeza y manejaba las dos piernas en el Deportivo Alavés de principios de los 80, el de los Cendoya, Urdaci, Larrañaga, Astarbe...

Él mismo acepta esa definición. «Habrá que creerle, dicho así parece un jugador total», bromea su hijo, Ander Guevara Lajo (Vitoria, 1997), el dueño de la batuta albiazul a día de hoy. Con motivo del centenario de Mendizorroza, el club vitoriano los reúne en una charla que titula 'De generación en generación'. «Ahora si no eres un atleta te comen», reconoce el futbolista moderno. «Antes comíamos pasta y un filete el día de partido. Durante la semana, lo que queríamos», remata el jugador 'vintage'.

Dos generaciones fundidas en un abrazo entre lágrimas. El que se dieron cuando Ander, procedente de la Real, decidió volver a su casa, Mendizorroza. Cuando habla del templo albiazul el padre se acuerda de «la famosa grada General, donde hervía toda la animación», aunque, reconoce, en aquellos tiempos de Tercera «la asistencia no era descomunal». El primer gran recuerdo del hijo se va a cuando iba «de recogepelotas», en sus tiempos de canterano, antes de poner rumbo a Zubieta. Desde la grada se queda con el gol de Toni Moral a la Real Sociedad, cuando aún no había cumplido los once años. «Saltamos todos al campo», evoca.

Memorias de ayer. De «un fútbol mucho más humilde», recuerda Carlos, que, llegado el momento, se decantó por la medicina –es urólogo en la Clínica Vithas San José–, aunque reconoce que si hubiera estado en Primera se lo habría pensado. «Ahora somos unos privilegiados, a partir de cierta categoría te da para vivir y en Primera y Segunda, para vivir bien», reconoce Ander.

Recuerdos

«Antes no tocábamos una pesa y, salvo el día de partido, comías lo que querías», evoca el padre de «un fútbol más humilde»

Historias de hoy, de un presente de brillante color albiazul para la familia Guevara. «Me hizo una ilusión tremenda su fichaje por el Alavés», admite el padre. «Y acertaste», añade mirando a su hijo. «Estoy disfrutando muchísimo esta temporada», insiste. «Está siendo una gozada», corrobora el hijo, uno de los líderes del vestuario desde que volvió a pisar el vestuario de Ibaia.

«Nos gusta ser mandones», dice el progenitor medio en broma medio en serio. «Pero ser capitán no es solo mandar, es alguien que piensa en el equipo», apostilla. Ander ya es un referente para los aficionados albiazules más pequeños. Unax y Eduardo le piden la camiseta, el segundo para que le dé suerte en su examen de matemáticas. «Me hace mucha ilusión porque hace poco las pedía yo. Estoy desbordado, pero lo intentaré», concluye el centrocampista.

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