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El huerto alavés donde crecen lámparas, tazas, pendientes...

El amurriarra Iñaki García cultiva calabazas que, a base de paciencia y mimo, transforma en piezas de decoración y bisutería únicas. La idea le surgió hace siete años en un paseo por el gran bazar de Estambul

Jueves, 27 de febrero 2020, 02:16

El destino aparece en cualquier rincón. En un viaje, por ejemplo, como le ocurrió al amurriarra Iñaki García cuando decidió saltar a Turquía durante su Erasmus búlgaro. Allí, en un paseo por el gran bazar de Estambul, descubrió unas lámparas elaboradas con calabazas y la idea se le grabó «en la cabeza». «Me puse a investigar. No he estudiado nada relacionado con la artesanía pero siempre me había gustado la carpintería, hacer chapucillas...», cuenta este joven con formación en Fontanería y Aire Acondicionado, entre otros títulos. De esa afición, y con una buena dosis «autodidacta», nació la marca Kuia, que hoy comercializa lámparas -su 'hit', sobre todo las de mesa- y también cuencos, tazas, saleros y azucareros, macetas, portavelas... e incluso pendientes de infinitas formas con esta hortaliza como ingrediente.

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Cuesta imaginar que de calabazas de ocho kilos salen piezas de apenas unos gramos con evocadores nombres como Atena, Itaka, Rode o apegados a la tierra como Lauburu. Un largo proceso en el que Iñaki maneja veinte variedades de esta hortaliza aunque «la mejor» es la conocida -por acompañar en su atuendo a quienes antaño caminaban hasta la plaza del Obraidoro- como del peregrino. «No valen las de comer», advierte este artesano cuya labor comienza en la huerta. En abril planta las semillas y en torno a octubre recoge la cosecha, «unas 300 cada año» entre las que no hay una igual a otra. Entonces comienza su secado, que suele terminar casi al mismo tiempo que el invierno, aunque este alavés trabaja con los ejemplares que ha retirado uno o dos años antes. Sólo con su cáscara, eso sí, ya que primero los vacía por completo y raspa a conciencia su interior.

Varias lámparas de mesa creadas con calabazas por Iñaki García. KUIA

«Lo más difícil es el diseño pero disfruto con ello, lo que realmente me gusta son las creaciones personalizadas», reconoce mientras anima a aquellos que buscan un objeto exclusivo a que visiten su taller y le expliquen con todo detalle lo que quieren. Las creaciones de Kuia se pueden adquirir online aunque su propietario se mueve también por las ferias. Empezó por algunas «pequeñitas» y ya ha paseado sus piezas por Vitoria, Madrid, A Coruña o Barcelona. Europa es su próxima parada. Quienes se plantan ante su itinerante puesto de artesanía suelen confundir la hortaliza «con cerámica o incluso con conchas de mar y cuando les digo de qué se trata se sorprenden», comenta. Los clientes le preguntan, sobre todo, si con el paso del tiempo esa lámpara o ese cuenco se pudrirá. «No, no necesitan ningún cuidado especial, sólo pasar el polvo y listo», apunta.

Iñaki intenta cada temporada añadir productos a su catálogo y ahora, además, se encuentra embarcado en un nuevo proyecto para hacer llegar su trabajo más allá de las ferias donde levanta su 'stand'. En la vivienda que ha adquirido en Uzkiano, y a la que ya ha trasladado su huerto, pretende reservar algunas habitaciones a modo de casa rural, donde los inquilinos no sólo disfruten de su entorno relajante sino trasteen también en su taller con las calabazas.

Iñaki García con una de sus lámparas en su taller. A la derecha, otras piezas a la venta en Kuia. SANDRA ESPINOSA

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