¡Tomates de a kilo, oiga!
En el caserío Eguskitsa de Urretxu cultivan tomates 'corazón de buey' que superan los mil gramos, aunque esta semana han obtenido un nuevo récord: uno de casi kilo y medio
FCO. JAVIER AGUADO GOÑI
Miércoles, 3 de septiembre 2014, 09:03
Uno de los lugares donde muchos vecinos pasan un buen rato de cada día es la huerta. Es como si se engancharan de una manera que crea dependencia. Muestran una ilusión desbordante y no importa los esfuerzos y las horas de dedicación para ver cómo la naturaleza responde y ofrece sus frutos con generosidad. En esta época del año la climatología permite que las huertas se encuentren exultantes mostrando el resultado del mimo y la entrega de los vecinos.
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Seguro que podríamos llenar el periódico entero con ejemplos y no nos bastaría, pero en esta ocasión el mayor de ellos lo hemos encontrado en la huerta del caserío Eguskitsa de Urretxu, donde el matrimonio formado por Pedro Mari Senosiain y Maritxu Antia, junto con José Antonio Quevedo, nos muestran su trabajo y entusiasmo por la huerta. Así, los tres enseñaban con orgullo el resultado de la labor que vienen desarrollando desde hace años. "Sobre todo, afirmaba Pedro Mari Senosiain, desde que se ha incorporado Quevedo". Sonrojado, afirmaba no tener ni idea. "Yo soy un desertor de la mecánica y me gusta mucho la huerta, pero los verdaderos artistas son Pedro Mari y Maritxu, además de su hijo Patxi".
Ha sido precisamente Quevedo quien nos invitó a visitar la huerta en la que han obtenido muchos tomates de 1,2 kg., pero esta semana han pesado uno de 1,396 kg. de la especie Corazón de Buey. En la huerta pudimos ver alrededor de 18 clases de tomates: Rosado de Huesca, Pomodoro italiano, Feo de Tudela, Tomate de Galicia, Corazón de Buey, Buonno, Amarillo Golden, Amarilo Remiun, Cherry variados, Mocadosacher, Kelloes, Naranja Ruso, Temprano, Raf, Redondo grande.
Pese a que Pedro Mari nos explica que este no ha sido un año muy bueno para el cultivo debido a la climatología y muchos días de nieblas (eso ha metido la roña en la cebolla y las patatas), además de los tomates enormes que pudimos ver, constatamos una amplia gama de alubias de La Granja de San Ildefonso en Segovia, Del Barco de Ávila, Alubia negra de aquí, Alubia blanca, lechugas, puerros, berenjenas, calabazas ( mas de 20 kg.) y calabacines, guindillas... en fin, todo un vergel.
El año pasado resultó un año bueno, y en el caso de los tomates en esta huerta han venido recogiendo años atrás tomates de 600 a 700 gr., pero últimamente alcanzan con facilidad 1,2 kg y este año se ha recogido el máximo de 1,4 kg.
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Mientras hablamos, las avispas que se han colocado en el recinto nos amenazan y es entonces cuando Quevedo comenta que este año lo peor ha sido el gran número de víboras que han tenido, y eso si que infunde respeto. Quevedo cada vez que viaja, en lugar de traerse postales de los lugares donde ha estado, se trae semillas con la ilusión de plantarlas en la huerta y ver luego los resultados, que hasta ahora son ciertamente espectaculares.
Qué quieren que les diga, allí se quedaron con su afición y, ahora, tras haber degustado uno de los tomates con que me obsequiaron, puedo asegurarles que no solo es fachada, además están buenísimos.
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