Unión Romaní, dolida por el rechazo a los gitanos de los jóvenes vascos
La ONG expresa su preocupación por el hecho de que se tache al colectivo de "maldito" y pide a los gobernantes de Euskadi "una reflexión"
el correo
Domingo, 10 de agosto 2014, 00:29
El último estudio del Observatorio Vasco de la Juventud pone de manifiesto que el 41% de los jóvenes vascos rechaza tener como vecinos a personas de etnia gitana. Por territorios, el mayor rechazo se da en Bizkaia (45%), mientras que en Gipuzkoa (38%) y Álava (36%) parecen aceptarles algo mejor.
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Este resultado ha causado una profunda alarma y preocupación en la Unión Romaní, la ONG dedicada a la defensa y desarrollo social y cultural de la comunidad gitana en el España. La organización cree «preocupante» que los jóvenes vascos incluyan a los gitanos en el «saco» de los colectivos «malditos», como los neonazis. Por ello, pide «una profunda reflexión» en Euskadi e insta a sus gobernantes a que no se «despreocupen pensando que es un problema menor».
El presidente de la Unión Romaní, Juan de Dios Ramírez-Heredia, recuerda que en el mismo informe se señala que la mayoría de la juventud de Euskadi acepta convivir con homosexuales, inmigrantes, policías, militares, extremistas de izquierda o expresos. Ramírez-Heredia muestra su «respeto y valoración por esa aceptación que va en la dirección de la convivencia democrática en un territorio donde la violencia y la muerte han estado presentes durante demasiado tiempo».
El hecho de que los jóvenes vascos acepten convivir con policías y militares «es una señal inequívoca de que muchas cosas están cambiando en aquella parte del territorio tan querida por nosotros», apunta. Sin embargo, considera que «esta medalla tiene dos caras porque, por una parte aceptan y, por la otra, rechazan», dice en referencia a los gitanos. Añade que les duele estar entre los colectivos «malditos», como los nazis y los drogadictos.
El histórico defensor de los gitanos opina que los gobernantes vascos «deben ser conscientes de la responsabilidad que les atañe» y no despreocuparse «pensando que el problema gitano es un problema menor». «Cuando el 41% de los jóvenes de Euskadi dicen que no quieren ver a un gitano ni en pintura, algo deben hacer las autoridades. Lo primero -recalca- debería ser convocar a los gitanos vascos para que fueran ellos mismos los que tomaran las riendas de su propio cambio».
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