varios niños se divierten en la nieve.

La nieve sigue a un paso de casa

El manto blanco que cubre nuestros montes supone un gran reclamo para disfrutar en familia. Repasamos algunos lugares para acercarse este fin de semana con el trineo,los esquís o cualquier otro artilugio

Igor Barcia

Viernes, 13 de febrero 2015, 02:09

Paisajes blancos que son un imán para acudir con los más pequeños a divertirse. El temporal de nieve complicó muchísimo la circulación y la vida diaria en Euskadi, pero también llenó de alegría a todos aquellos que vieron la oportunidad de salir de casa para disfrutar con los trineos, esquís o cualquier artilugio con el que disfrutar en nuestro entorno y en nuestros montes nevados y helados. Sucedió el pasado fin de semana, y para este se presenta otra ocasión para disfrutar del manto blanco en familia.

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Eso sí, habrá que tener cuidado a dónde vamos y dejamos el coche. Porque la pasada semana el caos circulatorio fue importante en muchos lugares elevados de nuestra geografía, con lo que sería conveniente aprovechar el trasporte urbano, si es posible, o dejarlo en zonas que no perjudiquen el tránsito, como pasó en La Arboleda, donde la avalancha de familias deseosas de disfrutar de una gran mañana de nieve convirtió aquello en un atasco total que desesperó a los resitentes de la zona.

Esta semana, el buen tiempo ha provocado que parte de la nieve que cubría Bizkaia se haya retirado en cotas bajas, así que a buen seguro, Urkiola será el lugar de peregrinación favorito para la gente del territorio. Las campas cercanas al Santuario, así como los caminos que llevan a las faldas del Anboto serán los lugares predilectos para lanzarse con los trineos y jugar con la nieve. Conviene madrugar para dejar el coche en un lugar seguro, de otro modo, sucederá que la carretera del puerto se llenará de vehículos en ambos márgenes y correrá el riesgo de atascarse.

Los que apuesten por subir a La Arboleda y comprobar si todavía queda nieve con la que poder disfrutar es preferible que accedan a través del funicular, donde se prevé que haya menos afluencia que el pasado fin de semana, con 8.500 usuarios y colas que llegaron a una hora, pese a que se duplicó su frecuencia.

En Alava, Armentia es el lugar favorito para la gente del territorio. Habrá que tener cuidado, porque esta semana el frío ha provocado que la nieve esté helada, así que habrá que comprobar el estado de la misma en estas zonas antes de lanzarse con el trineo por sus campas, ligeramente inclinadas y perfectas para disfrutar en familia. Mendizabala es otro escenario típico de estampas nevadas en Álava. Si la idea es salir del entorno de Vitoria, siempre queda el Gorbea, con el problema de los atascos circulatorios que se pueden formar en las carreteras de acceso.

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Los gipuzkoanos siempre pueden acercarse al Santuario de Arantzazu y subir a las campas de Urbia, a los pies del Aizkorri, o a la ermita de Larraitz, junto al Txindoki, aunque muchos de ellos aprovechan la autovía A15 para acceder a la Sierra de Aralar, el sitio favorito pero donde se juntan los procedentes de Gipuzkoa con los navarros que acuden de Pamplona e inmediaciones para disfrutar de una jornada en familia. Sus campas son una maravilla para jugar en la nieve, pero los atascos son también para recordar.

Los vizcaínos que pretendan acceder al norte de Burgos deben tener en cuenta que los puertos todavía tienen una importante carga de nieve. De hecho, hoy la nieve mantiene cortado al tráfico el puerto de Lunada, mientras hay otras rutas que requieren el uso de cadenas.

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Los más avezados en esto de la nieve tienen las estaciones de esquí a rebosar. Dejando al margen los Pirineos, las más cercanas son Valdezcaray y Alto Campoo. La estación riojana está a pleno rendimiento y un espesor que varía entre el metro y el 1,80, con lo cual se espera una gran afluencia de aficionados para este fin de semana. En cuanto a la estación cántabra, espera estar "funcionando al cien por cien" este fin de semana, después de trabajar todos estos días con el objetivo de acondicionar la instalación tras las intensas nevadas sufridas. El reto era quitar la nieve en los diez kilómetros finales de la ascensión, despejar los accesos y que los esquiadores puedan disfrutar de unas pistas que alcanzan hasta los tres metros de espesor.

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