Vitoria tiene el doble de bancos que hace 10 años pero invierte menos en arreglarlos
El Ayuntamiento pinta el 11% de sus 13.500 asientos públicos por desgaste y vandalismo. La protesta por su mal estado es unánime
Astillados, con pintadas vandálicas, faltos de barniz, con tablas deformadas y rotas e incluso con musgo que crece abundante sobre su piedra. EL CORREO ha ... pateado la ciudad para comprobar lo que denuncian las asociaciones vecinales: que una parte importante de sus 13.500 bancos muestra una apariencia que no invita al reposo por muy cansado que uno esté.
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Estos asientos se observan maltrechos en las arterias principales de nuestro salón de estar público, como el parque de La Florida, Dato o San Prudencio, en los barrios de la periferia –desde Lakua hasta Zabalgana– o en las zonas de oro como Adurza o Arana. «No hay mantenimiento», coinciden, contundentes, la docena de colectivos consultados.
En realidad, sí que lo hay. Aunque se quede muy escaso. En las cuentas municipales anuales, el Ayuntamiento reserva de forma periódica una partida para la conservación y el mantenimiento de este tipo de mobiliario urbano. Sin embargo, con el paso del tiempo, el presupuesto destinado a los arreglos ha ido en descenso y, en el último año, apenas se ha logrado pintar el 11% de estas estructuras. Las cifras demuestran esa falta de inversión, que curiosamente se ha producido mientras el parque de bancos desplegados por la ciudad ha aumentado... hasta casi el doble en los últimos diez años.
EN SU CONTEXTO
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68.442 euros. Es la cantidad que pagó el Ayuntamiento a una empresa en 2024 para que pusiera a punto unos 630 bancos de la ciudad desde El Prado hasta el parque del Este.
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Los residentes hacen su propia vigilancia En barrios como El Pilar o San Martín, los vecinos toman la delantera y hacen rondas para detectar cualquier elemento roto. Después, contactan con el 010 para que se repare.
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7.000 era el número de asientos urbanos con los que contaba la ciudad en 2015. El Gobierno de entonces quiso invertir 87.000 euros en su reparación. En esas labores se quitan chicles, pegatinas y se aplican dos capas de pintura.
En 2015, cuando había 7.000, se llegó a destinar sólo a las tareas de limpieza, lijado, pintado o barnizado 87.000 euros, mientras que en 2024, una década después, el importe total, que incluye también el repaso de barandillas, ha sido de 68.442 euros (18.558 menos), según figura en el último contrato sobre este servicio, adjudicado el pasado verano. Fuentes municipales matizan que, de ese global, sólo 48.646 euros son los que se dedican a los bancos y, en 2023, el importe fue muy similar.
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Por otra parte, el departamento de Espacio Público, que dirige la edil Beatriz Artolazabal (PNV), dedicó en el último año 52.453 euros a hacerse con nuevos bancos para, cuando se detecta que es imposible mejorar el estado de uno, retirar el viejo y sustituirlo por uno nuevo. Su vida útil puede extenderse durante unos 40 años y el pasado ejercicio fueron «unos 1.500» los que se reemplazaron.
Tablas anti-humedad
Con todo, entre las tareas de renovación y conservación, apenas se logró alcanzar a actuar en uno de cada cinco bancos. A estas labores se suman las puntuales que hace la cuadrilla municipal de carpintería, «pero no es dedicación permanente», subrayan desde el Consistorio.
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El Paseo de la Universidad es uno de esos rincones donde se han producido recientes sustituciones que se compaginan, de forma excepcional, con la instalación de mobiliario a estrenar. En primavera se colocaron hasta 152 porque «había disponibilidad presupuestaria». Así, «dimos un paso más allá», señalan portavoces autorizados del área liderada por Artolazabal.
Vecinos piden instalar unos fabricados con materiales reciclados que no necesitan conservación
Estos son ahora visibles en la calle Duque de Wellington (con 22), Portal de Foronda (13), la Ilíada (13), Cercas Bajas (2), Beato Tomás de Zumárraga (6), Avenida Budapest (12), San Viator (4), Parque de San Martín (9), Paseo de la Zumaquera (8) y Florida (3), entre otras ubicaciones.
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Con todo, estos esfuerzos no acaban de frenar las deficiencias por las que protestan los residentes y, con la intención de que se corrija cuanto antes ese deterioro, los portavoces de los distritos aportan diversas soluciones.
Entre ellas mencionan como opción que para los próximos lotes de estos sofás urbanos se escojan unos fabricados con materiales reciclados que no requieran mantenimiento. Ciudades mediterráneas como Barcelona o Vinaroz cuentan con estos y otras con un clima lluvioso –más similar al de la capital alavesa– como Vigo, también.
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En unas 12.000 unidades desplegadas por la ciudad se opta por un modelo nombrado 'Vitoria' y conformado por tres maderas en el respaldo y cuatro en la base, que se sostiene sobre patas de acero. A la adjudicataria que los ubica sí se le requiere que esas tablas tengan un determinado contenido de humedad para evitar deformaciones o agrietamientos. Y aunque no se da por hecho que a la larga no necesiten mantenimiento, a la vista está que lo requieren con urgencia.
El pasado ejercicio, y según datos del Gobierno local, se pusieron en forma 1.481 bancos en la Avenida Gasteiz, el parque del Este, Micaela Portilla y El Prado. Estos representan cerca del 11% del total, en los que retiraron «elementos impropios» y los cubrieron con dos capas de pintura.
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En 2022, dos años atrás, el presupuesto y el alcance de los trabajos fueron similares. Con la excepción de que las ubicaciones eran distintas y en aquel momento se intervino en el parque de La Florida, la Catedral Nueva, el parque de Judimendi, en la plaza Zumaia, Jacinto Benavente, la Avenida Santiago y el parque del Norte, entre otros emplazamientos.
Espacio público «olvidado»
Los intentos por tenerlos a punto están ahí, pero los vitorianos creen que no se aborda de forma correcta su reparación, hasta tal punto que la tildan de reivindicación «histórica». «Es como lo de las papeleras o las aceras. Están agrietadas o con baldosas sueltas. Es un peligro, pero así seguimos», apuntan los diferentes líderes vecinales consultados.
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Conscientes de que los asientos urbanos son «prioritarios», reclaman mayor atención municipal. Lo dicen pensado en esos mayores que, en sus recorridos, precisan de un punto de reposo para tomar aire. Y es que «hay sitios que ya no son apropiados para apoyarse y, mucho menos, reunirse», señalan los residentes de Adurza.
En primavera se colocaron 152 unidades nuevas. Son el modelo 'Vitoria', de madera y acero
En El Pilar, a modo preventivo, son los propios ciudadanos los que, a nivel individual, se recorren el barrio para detectar los elementos rotos y avisan al 010, el teléfono del ciudadano. Y, pese a que la vigilancia surte efecto, muchos «están sucios». En San Cristóbal son igual de rotundos y censuran que para el Consistorio la «palabra espacio público está completamente olvidada».
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Por no hablar de la imagen que se llevan los turistas en el centro de la ciudad. La de una antipostal porque «nuestra sensación es que hay una desidia total», critican desde la asociación Ensanche XIX. «El repaso debe darse de manera urgente. Hay algunos hasta podridos», matizan en Ariznabarra. Se pregunte donde se pregunte, todos coinciden en que «el problema es de toda la ciudad».
Portavoces autorizados del departamento liderado por Artolazabal aseguran que el Ayuntamiento vitoriano es «plenamente consciente del estado que presentan muchos bancos y elementos de mobiliario urbano». Por eso, trasladan que «estamos trabajando activamente para corregir estas deficiencias» en base a las peticiones vecinales. Afirman finalmente que «el mobiliario urbano importa porque define si un barrio se siente cuidado, acogedor y humano».
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Más 'sofás' urbanos para Goikolarra o el Casco Viejo
Son «puntos de encuentro» y «apoyo». De ahí que barrios como Goikolarra, Coronación y el Casco Viejo reclamen más bancos. El distrito antes conocido como Artetxabaleta-Gardélegui pide sumar más unidades en la zona más próxima a Olárizu, mientras que Coronación apunta hacia la calle Eulogio Serdán.En ella, indican, «se eliminaron porque no podían pasar las máquinas limpiadoras», aunque también les preocupa que los residentes más mayores no encuentren estos elementos en su paseo hasta el ambulatorio del casco viejo. El mismo argumento comparte la asociación vecinal Gasteiz Txiki, ya que en la almendra medieval «hay calles de 500 metros sin ningún banco». Esto afecta a cualquier recorrido y más aún si las rampas no funcionan.
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