«La Vía Verde nos une por rutas cicloturistas con toda Europa, hasta Suecia y Rusia»

«Lo primero que hicimos fue intentar proteger el material del ferrocarril como patrimonio arqueológico industrial». Junto a Henrike Knörr y la Sociedad Landázuri, logró salvar del derribo el edificio donde se guardaban los motores en Puente Alto ya que «lo iban a tirar porque ahí iba a ir una rotonda», indica. Ahora está protegido por su «singular morfología» y porque «no quedan más restos en la ciudad de un tren que fue emblemático e importante en el Estado». «En un momento dado lo necesitarán y lo arreglarán», asegura.

Del mismo modo buscaron extender la protección a todo el trazado del trenico. En 2012, una empresa realizó un inventario de todo lo que pervivía del ferrocarril en el País Vasco, pero «ese trabajo fantástico está metido en un cajón del Gobierno vasco desde 2013. He ido varias veces, pero siempre me dicen que hay cosas más urgentes», critica con enfado. «Que lo protejan para evitar que alguien pueda coger un puente y tirarlo».

Fuera de riesgo cree Suso que están las estaciones. «No creo que las vayan a tirar. La gente del recorrido está muy concienciada de que la vía verde está resultando muy ventajosa. Creo que le está haciendo mucho bien y todavía le puede hacer más si se sigue apostando por ella y se hacen jornadas y actividades». Y afirma que «se están dando cuenta de que la vía lleva mucha gente que hace gasto en los hostales, restaurantes y casas rurales».

Recuperado en su totalidad el trazado Norte, entre Vitoria y Arlabán, sólo queda un punto negro en el ramal Este, entre la capital alavesa y Estella. Se trata del túnel de Laminoria que «se está cayendo y hay que hacer nuevo todo el abovedado», asegura Suso que lo conoce a la perfección. Ello obliga a los más de 200.000 usuarios anuales de la Vía Verde a ascender las empinadas rampas de asfalto del puerto de Guereñu, en vez de seguir el tradicional recorrido llano que hacía el tren.

«Con el tiempo se hará. La técnico superior de medioambiente Elena Gómez Chico, que ha hecho mucho por la vía, está en ello. Ya hay un estudio y cuesta 11 millones. Sería muy complicado, pero quizá se logre financiación. Yo no lo descarto. La mitad de lo realizado hasta ahora se ha hecho con fondos europeos», asegura. La última obra ha sido el arreglo del edificio de Antoñana.