Ver fotos
Un verano lejos de la radiación
Cuarenta jóvenes bielorrusos disfrutan de unas semanas en Vitoria con sus familias de acogida
Judith Romero
Martes, 25 de junio 2019, 18:42
Han pasado meses sin verse pero el cariño sigue tan presente como el primer día. Los gritos de emoción se dejan oír en cuanto el autobús aparece por el parking de Mendizabala. Y cuando la puerta se abre, se suceden los abrazos y las comparaciones. «¡Qué alto está Grisa!». Catorce de los cuarenta jóvenes bielorrusos que pasarán este verano en Vitoria gracias a la asociación Sagrada Familia llegaron ayer desde Gómel, a 200 kilómetros de Chernóbil.
Publicidad
«Hoy viene nuestra chavala, empezó a pasar el verano con nosotros a los 8 años y ya tiene 17», sonreían Juan y Paqui mientras aguardaban impacientes para volver a ver a Lila. Se embarcaron en esta aventura animados por una amiga y dan las gracias porque todavía podrán acogerla otro verano más. Cristina Arroyo recogerá hoy a Lisa, de 14 años, pero ayer se acercó para saludar a sus hermanos, que se hospedan con distintas familias. «Los primeros años son un poco más complicados porque todavía no hablan español, pero los besos y los abrazos son un idioma universal», sostiene Cristina.
Entre tantos reencuentros, Nerea Cena y Yeray Parada, de 25 y 29 años, se aguantaban los nervios antes de la llegada del autobús. «Es la primera vez que acogemos, Nerea no tenía la edad mínima para hacerlo y estábamos deseándolo», explica esta pareja. Ayer conocieron a Elona, la pequeña de 7 años con la que compartirán el verano. «No tenemos hijos y estamos deseando llevarla al zoo, a la Warner... pasarlo bien con ella. Llevamos días hablando con su madre por Viber, la aplicación que usan allí, para asegurarnos de que está todo bien», afirmaba Nerea. Este año han venido doce niños menos que el año pasado. Y desde Sagrada Familia agradecen la implicación de las cuatro nuevas familias de acogida.
Una hermana más
Nada más bajar del autocar, estos niños reciben una tarjeta sanitaria provisional para afrontar cualquier imprevisto que pueda ocurrir durante su estancia. Algunos de los más txikis tuvieron dificultades para acordarse ayer de sus padres de acogida, pero estos encuentros terminan forjando relaciones de lo más duraderas. Gala, monitora bielorrusa que los acompañará durante este mes, es todo un ejemplo. Hoy tiene 23 años y es asistente social, pero ella misma fue una niña de acogida durante varios veranos. «Es un momento especial para nosotros y lo pasamos genial, quienes podíamos venir durante dos meses éramos unos afortunados», recuerda la joven.
Iván López y Cecilia Miguel tienen dos hijos, Aimar y Ariana. Desde hace seis veranos abren las puertas de su hogar a Angelina, de 11 años. «Empezamos tras informarnos sobre lo ocurrido en Chernóbil y ahora la esperamos con impaciencia», confiesa la familia. Además de una revisión dental y otra oftalmológica, a Angelina le esperan semanas de chapuzones en la piscina y alguna visita a las pozas de Sarria. Tras un largo viaje desde el aeropuerto de Minsk con escala en Frankfurt, las caras de estos pequeños esbozan una gran sonrisa en cuanto pisan el asfalto de Mendizabala.
Accede todo un mes por solo 0,99€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión