Teresa, Carmen y Laura charlan tras el acto con la delegada del Gobierno. Rafa Gutiérrez

«Soy vasca y tuve que decir que me hacía bombera en vez de guardia civil»

Una policía nacional que luchó contra ETA en Gipuzkoa, una soldado en Araca y una bilbaína enrolada en el instituto armado son punta de lanza en un sector masculinizado

David González

Vitoria

Viernes, 7 de marzo 2025, 19:33

Si hace veinte años ya resultaba complicado para una mujer hacerse policía nacional, guardia civil o soldado, el salto era aún mayor al ejercer en ... Euskadi o ser vasca. Teresa Herráez desmanteló comandos etarras en Gipuzkoa. Carmen abandonó su Bilbao natal sin revelar su decisión de ponerse el uniforme verde: «Dije que iba a ser bombera». Y Laura cambió la soleada Valencia por la base militar de Araca, con metas volantes en Líbano y en Afganistán. Son tres de las profesionales que este viernes acudieron a la convocatoria de la delegada del Gobierno, Marisol Garmendia, para visibilizar su «presencia» y «relevancia» entre nosotros. Representan el 14% en su sector.

Publicidad

Teresa Herráez es la actual jefa provincial de la Policía Nacional en Álava. Desde adolescente quiso ser «policía secreta». En 1993, recién salida de la academia, desembarcó en San Sebastián donde participó en la práctica totalidad de las operaciones de su cuerpo contra la banda terrorista ETA. Dicen que uno de los personajes secundarios de la taquillera 'La infiltrada' está basado en ella.

«Fue complicado llegar. En mi promoción sólo éramos tres mujeres». Una vez dentro, «ningún problema de discriminación, todo igual salvo las pruebas físicas». Quizá el mayor handicap lo vivió en la parrilla de salida. «Fue un poco duro porque en mi casa no querían que fuera, pero me dejaron por imposible», ríe. Cuando fue madre tuvo que contratar a una cuidadora. «La investigamos por si acaso». Hoy, 27 años después, mantienen el contacto.

«Al principio fue un poco duro porque en mi casano querían que fuera, pero me dejaron por imposible»

Teresa Herráez

Jefa Policía Nacional en Álava

Más llamativo es el caso de Carmen. «Bilbaína» de pura cepa se decantó por hacerse guardia civil. «En mi familia había militares y desde niña me gustó lo de ser guardia civil, policía nacional, ertzaina o policía local. Lo intenté en la Guardia Civil y aquí continúo».

Publicidad

No lo tuvo fácil. «En un principio no pude decir a nadie qué estaba preparando. Me inventé que eran las pruebas para bombera. De hecho, mucha gente se piensa que lo soy». Aunque ETA fue derrotada hace más de una década, «sigo con esa versión». Una precaución presente cuando habla con extraños. «Es que continúa siendo complicado. He nacido con el terrorismo, he crecido con él y aún me cuesta decir lo que soy en mi propia ciudad».

«Nunca he tenido ningún problema por ser mujer. También me he hecho respetar desde el inicio»

Carmen

Guardia civil bilbaína

«Nunca he tenido problemas por ser mujer, pero también te digo que siempre me he hecho respetar. Desde el minuto uno. Y sigo así», apostilla seria. «Animaría a las chicas a ser policías, guardias civiles concretamente, porque es un trabajo que les va a encantar. Muchos no saben lo que hacemos. Es muy bonito, aunque exige preparación». Carmen puntualiza que «lo mejor de este empleo es servir al ciudadano y a España».

Publicidad

Laura llegó con su petate a la base militar de Araca en 2018 tras varios destinos previos. Sargento del Ejército de Tierra, adscrita al grupo logístico, cree que ha encontrado su lugar. Recuerda que se alistó a principios de siglo. «Trabajaba en la empresa civil y un día me dije: 'esto me aburre'. Entré un poco en plan aventura. No conocía a nadie, ningún pariente había sido militar. No sé en qué estaba pensando. Sólo tenía 21 años y me di cuenta de que era la pasión de mi vida», se felicita esta soldado de origen valenciano.

«No distinguimos entre chicos y chicas. Somos compañeros, una gran familia»

Laura

Sargento del Ejército en Araca

En sus dos décadas de servicio no ha padecido malas situaciones por ser mujer. «Me siento una más. Aquí no distinguimos entre chicos y chicas. Somos compañeros, una gran familia. Luego he tenido la suerte de que mis jefes han creído en mí», dice. «También conocí a mi pareja aquí, un clásico».

Publicidad

Ha participado en operaciones de paz en Afganistán y en Líbano. «En la primera misión era la encargada de las transmisiones y fue muy bien. Siempre me ha gustado viajar y la aventura», admite esta militar con perfecto dominio del inglés y francés. «Recientemente he estado dos veces en Líbano. Compraba las necesidades de la base fuera, con los civiles. Fue increíble. Me encanta. Por eso repetí».

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Accede todo un mes por solo 0,99€

Publicidad