Todo un triatlón en sesenta metros
Bicicleta, carrera de sacos y un chapuzón en una piscina fue el cóctel de la prueba blusística de Gasteiztarrak
Ser blusa es toda una prueba de resistencia. Atracones a comer, beber y saltar aparte, ayer las cuadrillas prepararon una jornada de lo más deportiva con lanzamiento de abarka en Fueros o, lo más increíble: un triatlón. El que organiza Gasteiztarrak es cuanto menos desternillante, con competitividad y hermanamiento a partes iguales. «Este año hay mucha más gente joven. Seguro que darán guerra», prometía el 'presi' Iñaki Ruiz.
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Toda una carrera de obstáculos en apenas unos 60 metros, que estos reyes de la jarana hicieron en bici –un poco menuda excepto para los más txikis–, carrera de sacos y, lo más repugnante, un poco de natación en aguas... fecales. Antes de dar inicio a la competición, volcaron en las dos piscinas hinchables cubos de basura cargados hasta arriba con el líquido –y amarronado– elemento. En esa balsa poco transparente no pocos vieron reflejada «la ría de Bilbao», comentaba más de uno entre carcajadas.
Con el pistoletazo, los blusas se dedicaron todo tipo de perrerías. Agarrones, empujones, zancadillas. Una batalla sin cuartel en la que todo valía con tal de llegar antes a meta. Todo para el disfrute del público. El primer dúo en abrir esta cuarta edición solidaria con Aspace fue el formado por Asier Moreno e Iker Austri, que después de haberse pegado varios leñazos se abrazaban. «Lo importante es llegar juntos y la amistad», decía Austri, también orgulloso campeón de la primera edición. «Y todavía tenemos cuerda para rato», añadía su compañero.
Las ganas, así, pudieron al repelús de la bañera. Iñigo Ibisate directamente parecía que el riego que le cayó en la Bajada de Celedón se le quedó corto y hasta se tiró en plancha. Y para cuando llegó ya tenía estudiado qué decir a la prensa. «Había que ir a por todas. Era un partido duro. El público exigía mucho, pero hemos rendido como pedían», rezaba cual futbolista profesional.
Como farreros de oficio más de uno se prometía revivir los días del guarro e incluso irse directo a la 'Cuchi' con el olorcillo. «Da igual. Tampoco vamos a ligar», reían Ibai Aostri y Asier García. Para pillo estaba Oier Moyer, que movía la línea de meta a su antojo según el corredor y, aun así, salió ileso, sin gota en la blusa. «Hoy les toca a los nuevos».
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Entre ellos estaban los ganadores de esta edición, Joseba y Natali, usuarios de Aspace, que corrieron junto a Lucía Cervero el triatlón desde sus sillas y ni alguna salpicadura les borró la sonrisa de la boca. El premio fue toda una sorpresa. «No nos lo esperábamos para nada», decía Cervero con la banda de campeones ya puesta. «El año que viene haremos una prueba adaptada, seguro», deseaba feliz la voluntaria de la asociación benéfica.
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