Incendio en la planta de LEA en Vitoria Rafa Gutiérrez

Los trabajadores de LEA estarán en ERTE durante 18 meses

La medida laboral no afectará de la misma manera a toda la plantilla, pues se espera retomar parte de la producción en septiembre

B. Mallo

Jueves, 10 de julio 2025, 15:26

Los trámites para la puesta en marcha de un expediente de regulación temporal de empleo (ERTE) en Lascaray, la empresa que fabrica los productos LEA, ... siguen su curso y los 120 empleados se verán afectados por esta medida de crisis durante un máximo de 18 meses. Tras la resolución de la Delegación de Trabajo, este será el periodo máximo durante el que quedarán suspendidos los contratos de los trabajadores, aunque no a todos los empleados de la empresa les afectará de la misma manera pues se irán reintegrando progresivamente a sus puestos dependiendo de sus labores. Y si las obras para la puesta en marcha de las nuevas instalaciones concluyen antes de dicho plazo, la suspensión de los contratos decaerá.

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La medida, que se aplicará con carácter retroactivo al 21 de junio un día después del siniestro y se extenderá como máximo hasta el 20 de diciembre de 2026, ha sido aceptada por la Inspección de Trabajo, tal y como se esperaba, por causa de fuerza mayor que se aplicará durante año y medio.

Pero no todos los trabajadores de entre los 120 que componen la plantilla se verán afectados de la misma manera por el ERTE. Lascaray cuenta con tres secciones y en el área administrativa en muchos casos los empleados se encuentran desarrollando sus labores prácticamente desde el día del incendio.

En el área de cosmética, la pretensión es poder restablecer la producción entre finales del próximo mes de septiembre y principios de octubre, por lo que quienes operan en esta sección se irían reincorporando a sus puestos en esas fechas. Lo más complejo está en la sección de oleoquímica, donde el proceso para recuperar la normalidad va a ser mucho más largo y lo que ha motivado que la empresa solicite una duración larga de la suspensión temporal del empleo.

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Lascaray ya cuenta con un espacio industrial desde el que afrontará de forma paulatina su reconstrucción. Tras el incendio que devastó su fábrica del número 78 de la calle Portal de Arriaga, la firma alavesa, la más longeva de Euskadi con 202 años de historia, ocupará un pabellón de 13.000 metros cuadrados en el polígono de Gamarra, en la calle Eskalmendi. Desde aquí espera reiniciar la producción en torno al mes de septiembre. La compañía precisa, en todo caso, que se trata de una ubicación «temporal». Porque aún busca emplazamiento para levantar la que será su nueva factoría.

Sobre la mesa Lascaray tiene la oferta que le llegó desde el Ayuntamiento de Vitoria. Tal y como avanzó EL CORREO, se ha ofrecido a la gerencia de la compañía un solar en Júndiz, el mismo polígono desde el que distribuyen sus artículos. Se encuentra en el oeste del sector 21, próxima al pueblo de Margarita, donde en su día se reagruparon distintos espacios para obtener cuatro solares que suman 70.000 metros cuadrados.

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Mientras la empresa vitoriana decide si acepta ese emplazamiento o elige uno alternativo, sus responsables ya trabajan «en el ordenamiento y compartimentación» de la que será su sede temporal en el polígono industrial de Gamarra. Allí tendrán cabida instalaciones básicas como «salas blancas, la zona de producción, envasado, empaquetado, almacén, logística, así como los departamentos de innovación o administración.

De forma paralela, el personal de Administración y Direcciones de área se ha instalado de forma transitoria en el Centro de Innovación Abierta y Transferencia Creativa de Álava, Hibridalab, situado en el Campus de Álava.

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Antes de este traslado a Hibridalab, varios empleados arrancaron operando en un céntrico hotel de Vitoria. Allí crearon una «sala del renacimiento» para diseñar el futuro de la fábrica, que cuenta con unos 120 trabajadores en nómina. Los clientes han seguido recibiendo sus pedidos gracias al «stock» disponible en el almacén de Júndiz.

Lascaray recalca que el inicio de la producción desde Gamarra tendrá una «clara repercusión positiva para la plantilla en tanto determina y atenúa cualquier medida de carácter laboral a la que estaba abocada la empresa tras la destrucción por completo del centro de producción», explican.

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