El timo de la prostituta llega a Vitoria

Las expresiones usadas por la trabajadora del sexo inducían a pensar en una persona de origen latinoamericano. Las comunicaciones con los clientes, por cierto, siempre se producían de manera escrita. Nunca llegaban a hablar directamente.

Cuando el cliente llamaba al camello, enseguida concertaban una cita. Esta sí, cara a cara. Un joven de origen magrebí le vendía las dosis en plena calle y en apenas un minuto cada uno se iba por su lado. A partir de esa línea, todo se torcía para el comprador. Telefoneaba a la prostituta y nadie respondía ya. Como mucho algún mensaje evasivo. «Estoy con un cliente. Luego te llamo cariño». Pero pasaba el tiempo y la comunicación no llegaba.

Al revisar las papelinas, las víctimas descubrían que contenían harina en vez de cocaína, arena donde debía haber hachís, o césped corriente por la marihuana pactada. Se ha documentado que el desembolso fluctuaba entre los 100 y 360 euros.

Los presuntos ideólogos del timo son dos veinteañeros vecinos de Vitoria. Según ha sabido en exclusiva EL CORREO, la unidad de Investigación de la Policía Local les arrestó la noche del jueves en una calle principal de Zabalgana cuando se disponían a timar a otro hombre. La detención fue posible gracias a la colaboración ciudadana. Ambos sospechosos son de origen magrebí y al menos uno vive con su familia, que nada sabía del asunto. Estos chicos son los que hacían el papel de camello.

De momento hay dos casos conocidos, aunque en la comisaría de Aguirrelanda creen que podrían ser «muchos más». Esas víctimas ocultas habrían callado hasta ahora por vergüenza. «Si ha sido víctima, acuda a nosotros. Cuantos más casos documentados haya, mayor será la gravedad judicial del asunto», reclaman fuentes internas de la Guardia urbana.

Es la primera vez que se tiene constancia en Vitoria de este timo, que sí está más extendido en el resto de España. El anuncio fraudulento aún es visible en la página de contactos. De hecho, mientras agentes especializados estudiaban el móvil presuntamente utilizado para la estafa, éste sonó «en innumerables ocasiones». Eran potenciales clientes.

Los dos chicos declararon el sábado en el juzgado y, a las pocas horas, fueron puestos en libertad con cargos. Están procesados por estafa. A esa imputación podría añadirse la de suplantación de identidad. El mensaje de presentación y las fotos de reclamo las habrían cogido -sin permiso- de un anuncio publicado en Valencia.